En España se producen 68.500 infartos de miocardio cada año, siendo más frecuentes en Andalucía, Extremadura y Levante que en las comunidades del norte, según denunció hoy la Fundación Española del Corazón (FEC), con motivo de la celebración de la XXIV Semana del Corazón.
MADRID, 30 (EUROPA PRESS)
Menos del 3 por ciento de estos infartos son tratados y seguidos por especialistas, un porcentaje muy inferior con respecto a otros países europeos como Alemania, Austria, Bélgica y Francia, donde se tratan entre el 50 y 60 por ciento; y, sobre todo, Suecia donde son atendidos el 90 por ciento de los pacientes.
Asimismo, "el 40 por ciento de las personas con infarto agudo de miocardio fallecen antes de llegar al hospital y la mayoría de ellas como consecuencia de una arritmia rápida que produce parada cardiaca", explicó el presidente del Grupo de Trabajo de Tabaquismo de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), el doctor Manuel Abeytua.
En cuanto al pronóstico, este varía según el comportamiento de cada persona tras salir del hospital. A los cinco años del infarto, quienes no dejan de fumar duplican su riesgo de fallecer. "Es fundamental para el pronóstico el tipo de vida tras el infarto: bajar los niveles de colesterol, que los obesos pierdan peso, practicar actividad física, seguir una alimentación adecuada, y controlar la tensión arterial y la diabetes", aconsejó Abeytua.
Por eso, a su juicio, "tan importante como acelerar al máximo el traslado del paciente al centro hospitalario es atender y preparar física y psíquicamente a las personas que consiguen superar con éxito este evento agudo". Además, "queda pendiente concienciar aún más a la población para que acuda lo antes posible a un centro sanitario", y, para ello, "son necesarias campañas sistematizadas de enseñanza a la población sobre cómo realizar maniobras básicas de resucitación cardiopulmonar mientras acuden a los servicios de emergencia".
Ante esta situación, los expertos exigieron hoy la instauración en los centros hospitalarios de Unidades de Rehabilitación Cardiaca, que "faciliten el cambio de los hábitos de vida de las personas que han sufrido un infarto de miocardio", ya que de ese modo se consiguen disminuir los reingresos hospitalarios y mejora significativamente la calidad de vida.
Además, estas unidades, "permiten reducir los factores de riesgo, tratan otros problemas secundarios al infarto (como alteraciones en la sexualidad), informan sobre la alimentación y ayudan a variar los hábitos alimenticios, facilitan la reinserción laboral y procuran integración de estas personas en grupos para favorecer la continuación de lo aprendido y practicado en la rehabilitación cardiaca", apuntó Abeytua.
Durante esta semana tienen lugar una serie de conferencias y mesas redondas que abordan temas tan actuales como la mejora de la atención después de un infarto agudo de miocardio (IAM), la estrecha vinculación que se establece entre actividad física y salud cardiovascular, el efecto que tiene la cardiopatía aterosclerosa sobre la vida sexual o la situación de la cardiopatía isquémica en la mujer española.