La Guardia Civil ha liberado a nueve activistas de la organización ecologista Greenpeace que han sido detenidos este miércoles en las inmediaciones de la central nuclear de Santa María de Garoña (Burgos), donde han celebrado una acción de protesta para exigir el desmantelamiento inmediato de la planta.
Según han explicado fuentes de la organización, los detenidos fueron trasladados al cuartel de la Guardia Civil de Quintana Martín Galindes (Burgos) tras ser detenidos poco antes de las 12 del mediodía.
Un portavoz de la ONG, Conrado García, ha subrayado que los activistas detenidos estaban mojados cuando fueron detenidos y que no se les ha permitido cambiarse de ropa. Además, ha denunciado que los guardias de seguridad desde enchufaron las mangueras de los sistemas de incendios desde el interior de la central al exterior, mojando a la treintena de activistas.
A los detenidos se les acusa de faltas por desobediencia civil y desorden público, por lo que podrían tener que hacer frente a una sanción económica.
La acción de protesta se ha celebrado también en centrales nucleares de otros cinco países europeos. En total se han producido un total de 76 detenidos en todo el continente. En la actualidad, tras la liberación de los activistas españoles, aún quedan 67 detenidos.
"Ahora esperamos que muevan ficha. Confiamos en que esta acción sirva para que el Gobierno vea que es posible cerrar Garoña y que lo haga. Que el Ejecutivo tome nota y desmantele la central", ha reclamado la portavoz de la campaña de energía y cambio climático de la ONG, Raquel Montón.
La protesta coincide con acciones similares que 240 activistas de Greenpeace están desarrollando frente a las centrales nucleares más viejas de Europa en Suecia, Suiza, Francia, Holanda y Bélgica, con el objetivo de que no se ponga en riesgo la seguridad de los ciudadanos.
20 activistas detenidos en Suecia
Precisamente en Suecia una veintena de activistas de Greenpeace fueron detenidos por la policía tras realizar una protesta en el interior de la central nuclear de Oskarshamn, en el sur del país.
Los activistas habían escalado hasta el techo del edificio donde se encuentra el reactor 2 y desplegado una pancarta con el lema "Hora de jubilarse", aludiendo a la antigüedad de las instalaciones. También entregaron un mensaje similar a la administración de la central, situada en la costa báltica sueca.
Greenpeace denunció que Suecia cuenta con cuatro de los diez reactores más viejos y desgastados de Europa y criticó a las autoridades suecas por no tomar las medidas necesarias para mejorar la seguridad.
El Parlamento sueco aprobó hace cuatro años el fin de la moratoria para construir nuevos reactores. La ley establece no obstante que se deberán desmantelar los reactores viejos al mismo tiempo que se construyen los nuevos, de modo que el número total no exceda el existente en la actualidad.
Suecia cuenta con diez reactores repartidos en tres centrales: Ringhals, Oskarshamn y Forsmark.