El 26 de junio de 2018 se iniciaba el primer juicio en España por tráfico de bebés. Inés Madrigal, niña robada, sentaba en el banquillo de los acusados al ginecólogo ya jubilado Eduardo Vela, de 85 años. El otrora doctor, junto a Sor María Gómez Valbuena, ya fallecida, es el principal implicado en esta trama que tuvo lugar en la década de los años 70 y 80. Según lo establecido, la vista tendría que haber continuado el día siguiente. No fue así. Vela, en el quicio entre la negación y la falta de memoria, ingresaba y se posponía su desarrollo hasta este 4 de septiembre en la Audiencia Provincial. Hoy el Ministerio Fiscal solicitaba 11 de prisión para Vela. elEconomista.es ha hablado con Inés Madrigal para conocer de primera mano las sensaciones vividas en la sala.
Son las 19 horas. Inés madrugó para llegar temprano a Madrid. Atiende a este medio desde el tren, camino de regreso a Murcia. El cansancio emocional le gana al producido por los kilómetros condensados en pocas horas. Sabía que esta jornada iba a ser intensa. Ha escuchado con atención todo lo que ocurría en esta segunda sesión, que ella misma se atrevió a calificar como "una posibilidad de hacer Historia".
Empezaban cinco horas de testimonios. Arrancaba con la versión de un policía aseverando que Vela le confesó hace prácticamente un lustro haber dado un bebé a la madre de Inés, así como que quemó los historiales.
Posteriormente, tomarían la palabra los hermanos Gordon Marchito; Paz y Rafael, a la sazón padrinos de bautizo de Inés Madrigal, quien aclara que "yo me carteaba con ella, pero hoy no se acordaba. Sí dice que el padre Félix le hablaba de un médico que, cree, puede ser Vela".
Una de las declaraciones clave llegaría de la voz, por videoconferencia, de Emilie Delphine, periodista francesa, quien junto con otra compañera conoció a Vela y a su mujer, Adela Bermejo, en 2013. En un principio, ambas fingieron precisar consejo médico, si bien, a los pocos minutos confesaron ser trabajadoras de un medio de comunicación. Esta cámara oculta está añadida al sumario a disposición de las magistradas. En el vídeo se puede apreciar cómo Bermejo dice que Madrigal fue regalada. "Adela es la que corta el bacalao, sólo hace falta verlo", confiesa Inés para elEconomista.es a la par que añade que "me habría gustado que estuviesen las dos. Le escribiré cuando llegue a casa por correo electrónico". En esa misma línea, según ha podido conocer este periódico, el abogado defensor ha leído la transcripción de la periodista y la ha dado por buena.
¿Cómo ha actuado Eduardo Vela?
Qué duda cabe de que gran parte de la atención de los focos residía en Vela. Según cuenta Inés, "hoy estaba perfecto. Le hacía gestos a su mujer. Lo de la silla de ruedas era un paripé. Aunque su empatía sigue siendo nula. No se intuye que le pese nada en la conciencia".
Lo cierto es que se le ha visto de pie en el baño y tan sólo ha pedido en una ocasión realizar un receso, "se ha debido de recuperar en agosto, nos alegramos mucho. Parecía que tenía un Red Bull en el cuerpo". Estas impresiones de Inés bien podrían referenciar a la energía con la que el doctor ha contestado al micrófono en su derecho a las últimas preguntas, "no, no quiero nada. Nos vamos a casa", en tono perfectamente claro y alto.
Inés, hoy a sus 49 años, va hilando en su asiento del tren ideas y conclusiones. Tiene asumido que "Vela no cantará quién es mi madre biológica", así que centra su objetivo en los demás; "mi meta es el Supremo, que mire lo de la prescripción porque eso nos daría la posibilidad de apertura de muchos otros casos "
Precisamente, el archivo es lo que pretende, obviamente, la defensa. En la orilla contraria, la acusación pedía 13 años. Elena Agüero, la Fiscal, lo ha fijado en 11. Para Inés, escuchar a Agüero "ha sido impresionante. Oír de los labios de ella, que se lo ha currado mucho trayendo sentencias y derecho comparado, ha sido ver mi verdad en su boca".
Ahora, la situación queda en manos de las juezas y en su elaboración de la sentencia, que se puede alargar en meses. ¿Serán próximas a la petición de la Fiscalía? "No creo que exactamente suceda eso ", admite Inés, aunque prefiere no pensarlo hasta que llegue el pronunciamiento. Ahora toca oxigenar. Murcia vuelve a estar de nuevo más cerca que la Audiencia.