El buque de rescate Aquarius se dirige a Marsella y ha pedido a Francia permiso para que desembarquen los 58 migrantes que llevan a bordo, después de que este fin de semana Panamá comunicara que retiraba su bandera del barco por presiones de Italia.
Así lo han indicado SOS Méditerranée y Médicos Sin Fronteras (MSF) en una rueda de prensa conjunta celebrada este lunes 24 de septiembre en la sede de Médicos del Mundo en París, para relatar los obstáculos que está sufriendo el barco de búsqueda y rescate Aquarius y el anuncio de revocación del registro por parte de la Autoridad Marítima de Panamá tras las presiones del Gobierno italiano.
"Estamos de camino a Marsella. Hacemos una petición oficial a las autoridades francesas para que permitan el desembarco en Francia de las personas que están a bordo, por razones humanitarias. Es la única opción", ha subrayado el director de operaciones de SOS Méditerranée, Frédéric Penard.
En concreto, han indicado que el barco está "de camino a Marsella" en estos momentos con 58 migrantes a bordo rescatados en dos operaciones realizadas el pasado jueves y el domingo. Entre ellos hay siete familias que huyen de conflictos armados. En total hay 17 mujeres, 18 menores y tres niños pequeños. Atendiendo a las nacionalidades, son de Palestina, Sudán (norte), Siria, Costa de Marfil, Pakistán, Argelia, Libia y Marruecos.
Según han indicado las personas rescatadas a los equipos a bordo, han huido por temor por la vida de los niños, por miedo al secuestro, o a la exposición de las niñas a la violencia sexual, así como por la violencia diaria en sus barrios y por los bombardeos cerca de sus casas.
Aunque las ONG señalan que no hay casos médicos urgentes a bordo, sin embargo, apuntan que los supervivientes presentan signos de angustia pues algunos han sido testigos directos de los recientes enfrentamientos en Trípoli, incluidos asesinatos. Algunos también han denunciado que han sido víctimas de trabajo forzoso al llegar a Libia.
Durante la rueda de prensa, los responsables de las ONG que operan el buque han denunciado enérgicamente la decisión de la Autoridad Marítima de Panamá de revocar el registro al Aquarius "bajo flagrante presión económica y política del gobierno italiano" y lo califican como "un gran golpe" para su trabajo "de salvar vidas" y para "las cientos de personas que ahora están condenadas a morir como resultado de esta acción".
Una nueva bandera
Por ello, han pedido a los gobiernos de la Unión Europea que permitan al Aquarius y a otros buques de búsqueda y rescate continuar con su trabajo. En concreto, sobre el Aquarius, han urgido a que les otorguen una nueva bandera para poder seguir navegando.
"Estamos salvando vidas en el mar y lo hacemos con total transparencia. No los estamos colocando en secreto en la playa, los entregamos a las autoridades apropiadas al llegar a un puerto seguro, quienes luego pueden evaluar quién puede quedarse y quién debería regresar a sus países de origen", han apuntado desde las organizaciones.
Para estas ONG no existen sistemas adecuados y faltan dispositivos de rescate en el Mediterráneo central. Para ilustrarlo, han recordado lo ocurrido la pasada madrugada cuando el Centro de Coordinación de Rescate Marítimo Italiano (IMRCC) alertó de que había un centenar de migrantes en peligro a bordo de un bote de goma.
El Aquarius se encontraba lejos, a unas ocho horas de distancia y el único barco en la zona se encontraba a cuatro horas. Según el relato de las ONG, un avión militar italiano que se encontraba sobrevolando la zona arrojó chalecos salvavidas desde el aire.
Sin embargo, y aunque el IMRCC informó de que habían rescatado a estas personas, las ONG aseguran que los aviones que sobrevolaban la zona informaron de que había cuerpos en el agua. El Aquarius continuó la búsqueda y encontró en la escena: chalecos salvavidas con camisas abotonadas, bidones, botiquines de primeros auxilios y el bote de goma pero sin signos de vida. Aunque reconocen que es realmente difícil saber exactamente qué sucedió, temen que "muchos se han ahogado".