El Banco Central Europeo (BCE) cumple años, aunque la realidad es que tiene poco que celebrar. Los precios en la eurozona suben a un ritmo que más que triplica el objetivo de inflación de la institución y algunos componentes como los alimentos no muestran signos claros de moderación. No es de extrañar que el BCE se encuentre en su vigésimo quinto aniversario en medio de una crisis. En su corta vida, los diferentes presidentes de la institución y sus Consejos de Gobierno se han enfrentado a cinco crisis de naturaleza muy diferente: el estadillo de una burbuja tecnológica en Estados Unidos; una crisis financiera aliñada con una burbuja inmobiliaria en varios países del euro; una crisis de deuda soberana que casi acaba con la moneda única; una pandemia mundial... y cuando ya parecía imposible que la situación empeorase, llega la mayor subida de la inflación en décadas, junto a una guerra en territorio europeo.
El Banco Central Europeo (BCE) ha emitido una advertencia sobre los peligros a los que se enfrenta la banca europea convencional debido al crecimiento de las Instituciones Financieras No Bancarias (NBFI, por sus siglas en inglés), también conocida como 'banca en la sombra'. Según este informe, las NBFI, que incluyen fondos de inversión, aseguradoras y otros vehículos/entidades especializadas en nichos del mercado financiero, están planteando una amenaza cada vez mayor para la estabilidad financiera en Europa. Los crecientes vínculos entre la 'banca en la sombra' y las entidades convencionales puede provocar una suerte de 'efecto dominó' en el sector financiero si la primera ficha (la 'banca en la sombra') cae.
La baja rentabilidad de los depósitos se ha convertido en una de las cuestiones que más controversia genera entre los ahorradores. Aunque el interés que ofrecen ha subido en el último año, aún se encuentra muy por debajo del de otros activos como las letras del Tesoro o los fondos monetarios. Los expertos creen que esta 'anomalía' que se produce de forma generalizada en la Eurozona, pero especialmente en España, está relacionada con el exceso de liquidez del que todavía goza la banca. Sin embargo, las políticas de drenaje de liquidez puestas en marcha por el Banco Central Europeo (BCE) podrían estar cerca de hacer efecto y forzar a los bancos a luchar por el ahorro. Los depositantes serán los grandes beneficiados, mientras que la banca se enfrentará a una situación de creciente fragilidad.
A falta de un día para finiquitar el mes, el euro acumula una pérdida próxima al 3% frente al dólar estadounidense. Y en esta jornada la divisa comunitaria ve cómo su precio llega a ser inferior a 1,07 billetes verdes. "Continúa de capa caída tras marcar máximos anuales a finales del mes de abril, cuando un euro se intercambiaba a 1,11 dólares", recuerda en un comentario Diego Morín, analista de IG España.
El Banco Central Europeo, con 25 años, ha alcanzado mayoría de edad. Pero es, con mucho, es el más joven de los principales bancos centrales y el único sin un gobierno federal a sus espaldas.
El euro digital enfila meses clave. La Comisión Europeaultima el reglamento que lo regulará y la fecha de octubre está fijada en calendario para decidir si arranca la fase de pruebas, aunque la acuñación efectiva se retrasaría, al menos, tres años. Pero la proximidad del proyecto ha despertado un viejo debate sobre nuevas fórmulas para atacar la gran vulnerabilidad de la banca: el riesgo de retiradas compulsivas de depósitos, que en volúmenes masivos matan a la entidad más solvente, y que ha alentado el colapso de entidades como Silicon Valley Bank (SVB) y Credit Suisse.
"Este va a ser un verano muy interesante". Así se podría resumir la percepción del panorama en los mercados que tiene Orla Garvey, gestora sénior de carteras en el equipo de Crédito en Federated Hermes. Esta experta admitió en una entrevista con elEconomista.es la semana pasada que "la incertidumbre es elevada" ante el menor crecimiento económico a corto plazo, que se da por hecho en prácticamente todos los rincones del planeta.
El Banco Central Europeo cumple hoy 25 años y Christine Lagarde, presidenta de la institución, ha aprovechado esta semana de celebración para hacer balance con los resultados que ha conseguido el organismo en este periodo.
El precio de la vivienda ha sufrido ya importantes caídas en los mercados inmobiliarios más calientes del mundo durante 2022. La fuerte subida de los tipos de interés ha provocado descensos en los precios nominales desde Nueva Zelanda hasta Alemania. No obstante, en las últimas semanas se ha comenzado a producir una suerte de ilusión o espejismo: el mercado inmobiliario global se está estabilizando. El fin de las subidas de tipos parece haber relajado los intereses hipotecarios en economías como EEUU, lo que a su vez ha mejorado el sentimiento del mercado. Sin embargo, varios expertos creen que esta estabilización solo es un 'descanso' (el sosiego que reina en el ojo de un huracán) antes de que se produzca una caída mayor en los precios de la vivienda. Los tipos de interés (tardan tiempo en llegar por completo a la economía real) solo han inoculado la mitad del 'antídoto', todavía queda sufrimiento por delante.
El Banco Central Europeo (BCE) analiza en su último boletín económico el efecto sobre la economía de la subida histórica de los tipos de interés y su relación con las expectativas de los mercados. Entre julio de 2022 y marzo de 2023, la entidad bancaria central acometió subidas por valor de 350 puntos básicos, y a comienzos de mayo levantó el pie del acelerador con una nueva subida de 25 puntos. Cómo absorberá la economía este impacto se observará de forma desfasada, explican los economistas, pero el impacto sobre el crecimiento interanual del PIB real de este mismo año está cuantificado en dos puntos.
La lucha dentro del Banco Central Europeo (BCE) entre 'halcones' (defienden unos tipos más altos) y 'palomas' (prefieren una política monetaria más laxa) es una de las partes más atractivas para la prensa económica. Los propios miembros del Eurosistema contribuyen a la creación de estas 'novelas monetarias' con filtraciones intencionadas e interesadas a los medios. Esta es una tendencia que ha ganado tracción en los últimos años, algo que preocupa al BCE por su impacto en los mercados y en la credibilidad del banco central.
El endurecimiento de la política monetaria, y de las condiciones financieras en la zona euro, no es solo las subidas de tipos de interés. Desde hace seis meses, a mediados de noviembre del año pasado, el Banco Central Europeo (BCE) comenzó a reducir su balance de activos, el proceso conocido como QT (quantitative tightening).
Sostenella y no enmendalla. Esta expresión popular que se dice en castellano antiguo para señalar la cabezonería de alguien que, por orgullo, no quiere rectificar a pesar de saber que se ha equivocado, cuadra hoy para definir la obstinación de los rectores del Banco Central Europeo (BCE) con su presidenta Christine Lagarde a la cabeza en mantener las continuas subidas de los tipos de interés para reducir las tasas de inflación, sin conseguir el objetivo, o al menos en los niveles deseados.
Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo (BCE), ha admitido este jueves que los tipos de interés seguirán subiendo en la eurozona ante la fortaleza de la inflación en el sector servicios y el notable incremento de los salarios. "La inflación de los servicios sigue al alza por la reapertura y el avance de los salarios (...) Nuestra política monetaria asegurará que los tipos lleguen a niveles lo suficientemente restrictivos para devolver la inflación al objetivo" del 2%, ha asegurado tras la reunión en la que el banco central ha vuelto a subir los tipos.
El Banco Central Europeo se reúne mañana y contra todo pronóstico anunciará un alza de 25 puntos básicos que llevarán el tipo de operaciones de refinanciación al 3,75%. El movimiento dejaría la tasa de facilidad de depósito, de referencia para el mercado y para el propio BCE, en el 3,25%. Este es el vaticinio que proyecta la última encuesta a economistas que recopila Bloomberg y que dejaría la tasa de facilidad de depósito al mismo nivel que estuvo antes de desencadenarse la crisis de Lehman Brothers, en 2007.
El temor a un recrudecimiento de la crisis bancaria ante la liquidación de First Republic Bank, tras perder prácticamente todo su valor bursátil, ha favorecido que índices como el Ibex 35 se hayan acercado a los primeros soportes a los que se enfrentan en el corto plazo.
Con la temporada de resultados en pleno apogeo en EEUU y en Europa, esta semana que viene, el Banco Central Europeo y la Reserva Federal estadounidense reclamarán su dosis de protagonismo con una reunión de política monetaria en la que ambos deben decidir si mantienen el pie en el acelerador de las subidas de tipos o no.
La crisis de SVB y Credit Suisse era para algunos el inicio del armagedón, pero lo cierto es que las cifras facilitadas este viernes por el Banco de España descartan un efecto contagio a la banca de nuestro país. Los bancos españoles redujeron en 7.711 millones de euros su deuda con el BCE este mes de marzo, una vez que las turbulencias de los mercados financieros se están despejando. De esta forma, se situó en 110.790,7 millones de euros en el mes de marzo, un 7% menos que en febrero, lo que la coloca en mínimos del junio de 2015, cuando totalizó 105.231,4 millones.
La Reserva Federal de Estados Unidos golpeó primero al mercado de divisas con su primera subida de tipos de interés y dio comienzo al reinado del dólar. Pero ahora el euro tiene todas consigo para seguir sacando terreno al billete verde. El euro vuelve a cambiarse por más de 1,10 dólares por primera vez en más de 12 meses y está a una subida inferior al 0,5% de volver al punto de partida previo al inicio de las políticas restrictivas de los bancos centrales de todo el mundo.
La tensión crece en el seno del Banco Central Europeo ante el próximo paso que la institución debe dar. Diferentes miembros del mismo han salido hoy para exponer sus puntos de vista sobre lo que se debe hacer en la próxima reunión y qué criterio se debe imponer a partir de entonces. Al margen de esto, crece un consenso sobre rebajar el ritmo de subidas a 25 puntos básicos para evitar un enfriamiento mayor de la economía y esquivar nuevas turbulencias en la banca.
El euro lleva dos jornadas 'de dulce'. La divisa comunitaria tocó ayer miércoles los 1,10 dólares y cerró en los 1,0989 'billetes verdes', el cierre más alto desde el 1 de abril de 2022, tras subir un 0,7%. Este jueves gana unas décimas más en el cruce contra la divisa estadounidense llegando a un máximo intradía hasta el momento de 1,1068 dólares. Aunque el pasado 2 de febrero la moneda regional llegó a tocar los 1,1034 dólares durante la sesión, después no pudo consolidar el nivel de los 1,10. Se espera que ahora sí pueda.
La histórica subida de tipos de interés ya se ha dejado notar con intensidad en el sistema financiero global. El amago de crisis bancaria en EEUU y la Eurozona ha puesto sobre aviso a los mercados. Ahora, los inversores se muestran cautelosos a la espera de la siguiente víctima. Tras años de tipos bajos, creciente endeudamiento y búsqueda de riesgo (para obtener algo de rentabilidad), son muchas las cosas que se pueden 'romper' en medio de una subida de tipos. Sin embargo, los economistas de Allianz tienen claro cuál es el mayor riesgo a corto plazo: la banca en la sombra será la próxima ficha en caer.
"El rápido endurecimiento de la política monetaria después de años de bajos tipos está dejando al descubierto las grietas del sistema financiero". Este es el mensaje que ha lanzado Tobias Adrian, Director de Asuntos Monetarios y Mercados Financieros del Fondo Monetario Internacional (FMI), en la presentación del último informe de supervisión financiera. El FMI ha intentado marcar distancias con la crisis de 2008, pero la tarea no ha sido sencilla, puesto que las turbulencias actuales también parecen concentrarse en un sector financiero que en los años de tipos bajos incrementaron la toma de riesgos para conseguir algo de rentabilidad. Ahora, la fuerte subida de tipos está sacando a la luz pérdidas no realizadas o latentes (carteras de bonos), generando desajustes en los balances y dejando a la luz las vulnerabilidades del sistema.
Después de la rápida crisis bancaria que se ha producido en Estados Unidos y en Europa en las últimas semanas, el Banco Central Europeo (BCE) no quiere sorpresas y ha puesto el dedo en una parte del mercado donde cree que existe peligro: los fondos de inversión inmobiliarios. Para el banco central, el crecimiento del tamaño de estos vehículos ha llegado a un punto en el que pueden terminar contagiando a la economía real y a la estabilidad financiera mundial si sufren problemas, y estos, además, están asomando la cabeza.
Más allá de benignas notas como la relajación del IPC general en Alemania y España por el efecto base y la caída de la energía, así como un dato de PCE (deflactor del consumo personal) en EEUU más débil de lo esperado, la semana pasada acababa con la lectura de que la inflación subyacente -sin energía ni alimentos frescos- sigue alta y pegajosa, con lo que los bancos centrales, que han subido tipos incluso en pleno maremoto bancario, no deberían abocarse demasiado pronto a los recortes. Lo ocurrido en las últimas horas reaviva los principales temores.
La de hoy no ha sido una sesión cualquiera para las bolsas: tocaba cerrar la semana, el mes y el primer trimestre del año. Las dudas han hecho acto de presencia durante la primera mitad del día pero los números verdes se han impuesto finalmente. En Europa, los selectivos de referencia acaban este viernes con ganancias moderadas y 'haciendo pleno' (han subido en las cinco jornadas de la semana). El EuroStoxx 50 se coloca sobre los 4.300 puntos mientras el Ibex 35 español se ha reforzado por encima de los 9.200. Han aguantado el tipo pese a la incertidumbre por los últimos datos de inflación, que dan más argumentos a los bancos centrales para seguir endureciendo su política monetaria, con el impacto negativo en la economía que ello conlleva; más aún tras las turbulencias en el sector financiero occidental vividas recientemente. De hecho, la renta variable española arroja un balance negativo en marzo, aunque no eclipsa las fuertes ganancias acumuladas desde el final de 2022, que son de doble dígito en todos los parqués del Viejo Continente.
En diciembre de 2020 el euro parecía decidido a batir los 1,25 dólares. La divisa aprovechó el año de la pandemia para recuperar un 9% frente al dólar, y batir los 1,20 dólares en el tramo final del ejercicio. Sin embargo, desde que tocó los máximos en aquel momento, en los 1,23 dólares, la divisa empezó a encadenar meses de pérdidas frente al dólar, hasta caer, en septiembre, por debajo de la paridad por primera vez en la historia. Desde ese momento la moneda europea no ha dejado de sacar músculo, con un rebote que lo ha llevado a superar los 1,09 dólares y a remontar un 13% en apenas seis meses.
Las convulsas noticias del sector financiero, tanto mundial como europeo, nos despiertan cada mañana con un nuevo sobresalto desde que se anunciase la intervención del Credit Suisse y posterior compra por UBS en Europa y el rescate del SVB y otro en EEUU.
La quiebra a principios de marzo del Silicon Valley Bank (SVB) en Estados Unidos y la venta del Credit Suisse a UBS en Suiza son recordatorios de una época de problemas financieros que preferiríamos no volver a visitar.