La de hoy no ha sido una sesión cualquiera para las bolsas: tocaba cerrar la semana, el mes y el primer trimestre del año. Las dudas han hecho acto de presencia durante la primera mitad del día pero los números verdes se han impuesto finalmente. En Europa, los selectivos de referencia acaban este viernes con ganancias moderadas y 'haciendo pleno' (han subido en las cinco jornadas de la semana). El EuroStoxx 50 se coloca sobre los 4.300 puntos mientras el Ibex 35 español se ha reforzado por encima de los 9.200. Han aguantado el tipo pese a la incertidumbre por los últimos datos de inflación, que dan más argumentos a los bancos centrales para seguir endureciendo su política monetaria, con el impacto negativo en la economía que ello conlleva; más aún tras las turbulencias en el sector financiero occidental vividas recientemente. De hecho, la renta variable española arroja un balance negativo en marzo, aunque no eclipsa las fuertes ganancias acumuladas desde el final de 2022, que son de doble dígito en todos los parqués del Viejo Continente.
En diciembre de 2020 el euro parecía decidido a batir los 1,25 dólares. La divisa aprovechó el año de la pandemia para recuperar un 9% frente al dólar, y batir los 1,20 dólares en el tramo final del ejercicio. Sin embargo, desde que tocó los máximos en aquel momento, en los 1,23 dólares, la divisa empezó a encadenar meses de pérdidas frente al dólar, hasta caer, en septiembre, por debajo de la paridad por primera vez en la historia. Desde ese momento la moneda europea no ha dejado de sacar músculo, con un rebote que lo ha llevado a superar los 1,09 dólares y a remontar un 13% en apenas seis meses.
Las convulsas noticias del sector financiero, tanto mundial como europeo, nos despiertan cada mañana con un nuevo sobresalto desde que se anunciase la intervención del Credit Suisse y posterior compra por UBS en Europa y el rescate del SVB y otro en EEUU.
La quiebra a principios de marzo del Silicon Valley Bank (SVB) en Estados Unidos y la venta del Credit Suisse a UBS en Suiza son recordatorios de una época de problemas financieros que preferiríamos no volver a visitar.
La inflación general en la Eurozona se ha moderado hasta el 6,9% en marzo (frente al 8,5% de febrero), un dato que parece esperanzador, pero que en realidad es reflejo de un efecto estadístico. La fuerte subida de los precios en marzo de 2022 (comienzo de la guerra) disparó el número índice (subió hasta 114,5 frente a los 106,5 de marzo de 2021) al que se referencia la inflación, generando una tasa de variación anual muy elevada. Ahora, este mismo proceso está funcionando de forma opuesta, los precios siguen subiendo (la inflación se acumula), pero al realizar la comparación con el año anterior, la tasa de variación parece menos escandalosa. Este proceso, además, ganará impulso en los próximos meses, lo que dará lugar a una notable desinflación en las estadísticas de precios. Por el contrario, la inflación mensual (lo que suben los precios en un solo mes) se sitúa en el 0,9%, una tasa que es todavía extremadamente elevada.
Las turbulencias han llegado a los mercados financieros con intensidad. Y aunque los movimientos han sido ya drásticos, es posible que las curvas no hayan llegado a su fin. Es más, aunque no parece la opción más probable, todavía cabe la posibilidad de que tantas curvas terminen generando un accidente.
Se cumplió el guion escrupulosamente y la tasa de inflación general se redujo prácticamente a la mitad, hasta el 3,3% en el dato anticipado de marzo. Positivo, sí; pero sólo a efectos estadísticos, y no para el bolsillo de los ciudadanos de a pie. Porque la realidad es que el origen principal de este descenso inflacionario está en el llamado “efecto escalón”, es decir, el resultado que se produce cuando los precios han subido mucho en un período determinado y que, un año después, vuelven a moderarse en su variación interanual no por un descenso real, sino como en este caso por comparar con marzo del año pasado que fue el primer mes en que se notó el impacto derivado de la invasión rusa de Ucrania.
Las rápidas y grandes subidas de tipos que ha ejecutado el Banco Central Europeo hasta la fecha han sido 'tarea fácil'. La fortaleza de la inflación y la economía han allanado el terreno para que el banco central mantuviera el pie puesto en el acelerador sin demasiados contratiempos. Sin embargo, el terreno ha dejado de ser llano. Los baches en el camino (turbulencias financieras) han aparecido y mantener el pie en el acelerador incrementa el riesgo de accidente. Ahora, el mensaje del BCE es un tanto difuso, las subidas de tipos no parecen del todo aseguradas. Ahora sí, el banco central irá reunión a reunión y dato a dato.
El Banco Central Europeo (BCE) lleva semanas insistiendo en la buena salud del sector bancario, y para quien crea que del dicho al hecho hay un trecho, la institución dio ayer un paso que confirma, al menos para el banco italiano Unicredit, la confianza del organismo en esta entidad: ha aprobado el programa de recompras de acciones de 3.340 millones de euros a cargo de los resultados de 2022, dando luz verde a una retribución para los accionistas que ha generado una ola de confianza entre los inversores con el banco italiano.
La gran banca española devolvió, de forma anticipada, 131.355 millones de euros en TLTRO -liquidez de larga duración- del Banco Central Europeo (BCE) en 2022, casi la mitad de la que tenían un año antes. Así se recoge en la cifras oficiales del Banco de España (BdE) que, si se cruzan con los datos de las propias entidades, dejan ver que la mayor parte de ellas se produjeron en la recta final del año, justo después de que el supervisor cambiase las condiciones de este tipo de préstamos.
El mercado inmobiliario ha comenzado a enfriarse con velocidad en varias economías de la zona euro, entre las que se encuentra Alemania. Las subidas de tipos de interés del Banco Central Europeo (BCE) y la desaceleración de la economía están complicando la adquisición de vivienda para familias e inversores. Además, hay expertos que creen que esta tendencia solo acaba de comenzar y que, atendiendo a los ratios de rentabilidad actuales, el precio de los inmuebles en Alemania debería caer hasta un 25% para que se vuelva a alcanzar cierto equilibrio de mercado.
Las acciones de Deutsche Bank y UBS han caído con intensidad este viernes en el Dax 40 y la bolsa de Suiza, avivando los miedos a que se produzca un contagio financiero tras los graves problemas de Credit Suisse. Estas turbulencias parecían haberse resuelto con la adquisición de la entidad por parte de su rival UBS y las líneas de liquidez extendidas por el Banco Nacional de Suiza. Sin embargo, los temores de crisis financiera vuelven a reaparecer este viernes en los parqués del Viejo Continente. El Ibex 35 también se ha desplomado con fuerza, arrastrado por la banca española. Ante tanta caída en los mercados, Christine Lagarde, presidenta del BCE, ha vuelto a lanzar un mensaje de calma, asegurando que están "plenamente equipados" para inyectar liquidez y aliviar las necesidades de la banca. Los analistas subrayan que "Deutsche Bank no es el próximo Credit Suisse".
La economía de EEUU parece estar condenada a sufrir una recesión. A la casi infalible inversión de la curva de tipos, se le ha sumado ahora la contracción de unos agregados monetarios que llevaban décadas sin presentar tasas de variaciones negativas. Es más, hay que remontarse a la Gran Depresión (1929) para encontrar tasas interanuales negativas en el agregado monetario M2 y M3. Estos indicadores muestran la evolución de la oferta monetaria, que suele presentar una relación intensa con el crecimiento económico y de la inflación.
Pilotar el aterrizaje de la economía de EEUU era una misión compleja. Durante la crisis del covid, la Fed y el Gobierno llenaron el depósito del avión (economía) con una mezcla de combustibles que nunca antes se había probado (billones de estímulos fiscales y monetarios combinados). El avión cogió tanta velocidad en tan poco tiempo que terminó sobrecalentándose. Al final, la Fed tuvo que tirar del freno de mano (subidas de tipos sin precedentes y retirada de estímulos), provocando una rápida pérdida de altura, que ahora podría terminar en accidente. En Europa, aunque la situación no es exactamente igual, pero el riesgo parece similar, según los expertos de JP Morgan.
Uno de los giros inesperados en la resolución del caso Credit Suisse ha sido que los bonistas de deuda contingente convertible (CoCos o también llamados AT1 al ser capital adicional de nivel 1, los de más riesgo para el inversor) perderán todo su dinero sin que esto ocurra con los accionistas, que son quienes realmente cierran el orden de prelación en supuestos de impago. El mercado considera que las autoridades suizas han roto así las reglas del juego.
Los bancos han pasado en cuestión de meses de presentar beneficios récord a convertirse en la gran amenaza para la estabilidad financiera. Pero lo que es más curioso, el factor que ha provocado lo primero (el récord de beneficios), está también detrás de lo segundo (el riesgo de crisis financiera): las fuertes y prolongadas subidas de los tipos de interés empiezan a dejar a la luz las fragilidades de algunas entidades.
El Santander vira en su política comercial sobre el ahorro de clientes. El banco ha retirado la comisión con que penalizaba los fondos que mantenían los clientes en cuentas corrientes o de ahorro cuando el saldo excedía los 25.000 euros y con la que "invitaba" al ahorrador a movilizar sus recursos hacia productos como planes de pensiones y fondos de inversión.
Desde finales de la semana pasada, cuando se confirmó el colapso de varios bancos regionales en Estados Unidos, los inversores han recalibrado sus expectativas de subidas de tipos de interés de los principales bancos centrales del planeta. Aunque el Banco Central Europeo (BCE) ha seguido esta semana el plan que tenía establecido y ha confirmado la subida de tipos de 50 puntos básicos que anticipó a principios de febrero, el techo de tipos para el banco central, esto es, el nivel más alto que alcanzará el precio del dinero en la eurozona en este ciclo, ya no es tan elevado como se esperaba antes de que surgiese la crisis.
Las bolsas occidentales querían acabar la semana con buen sabor de boca, pero la banca no se lo ha permitido. Más en concreto, Credit Suisse, que vuelve a estar en el epicentro del 'terremoto' con un nuevo desplome de sus acciones. El temor a una nueva crisis financiera no se disipa en ninguno de los dos lados del Atlántico. En consecuencia, y pese a un comienzo de la sesión claramente positivo en el Viejo Continente, las ventas se han impuesto y los principales selectivos registran caídas superiores al punto porcentual. Las pérdidas son menos acusadas que en las pasadas jornadas, pero en el caso del mercado español son más que suficientes para arrojar el peor balance semanal desde febrero de 2022: el Ibex 35 ha bajado un 5,81% desde el pasado viernes y ha caído bajo los 8.800 puntos.
El Banco Central Europeo (BCE) ha actualizado sus previsiones de inflación y crecimiento económico para la eurozona. Pero debido a la delicada situación de la banca tras la quiebra de Silicon Valley Bank (SVB) en Estados Unidos y con Credit Suisse en el punto de mira a este lado del Atlántico, la propia institución admite la incertidumbre que planea sobre sus cálculos.
El optimismo con el que arrancaron las bolsas europeas el jueves se avivó tras la esperada intervención de Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo (BCE), que no sorprendió con el anuncio de una nueva subida de 50 puntos básicos en los tipos de interés que coloca el precio del dinero en su nivel más alto desde 2008.
El euro reflejó el temor a una crisis financiera en los instantes previos a la decisión de tipos de interés del Banco Central Europeo, pero la contundencia del discurso de Lagarde y el aumento de 50 puntos básicos llevaron a la divisa europea al 1,062 dólares al cierre de la bolsa europea este jueves.
Tras la quiebra de Silicon Valley Bank (SVB) en Estados Unidos y con Credit Suisse en el punto de mira a este lado del Atlántico, habían surgido voces en el mercado que pedían una moderación en la hoja de ruta del Banco Central Europeo.
El Banco Central Europeo ha ignorado las 'voces' del mercado que pedían moderación, para seguir con su propia hoja de ruta. De este modo, el BCE ha subido los tipos de interés en 50 puntos básicos, lo que eleva la tasa de depósito al 3%, mientras que la de refinanciación y la de emergencia quedan en 3,5 y 3,75% respectivamente. De este modo, el BCE ha primado la lucha contra la inflación al riesgo de inestabilidad financiera.
La incertidumbre ha magullado de nuevo a las bolsas de Europa este miércoles. Comenzaron el día con pérdidas contenidas, e incluso con leves ascensos en algunos selectivos de referencia, pero las ventas se dispararon después y las caídas han acabado superando el 4% en algunos casos. El Ibex 35 español ha sido el peor índice, junto al FTSE MIB italiano. No solo se ha despedido (otra vez) de los 9.000 puntos, sino que ha perforado incluso las 8.800 unidades. El selectivo ha terminado con una bajada del 4,37%, situándose en 8.759,1 enteros. Pero ¿qué hay detrás de todos estos números rojos? El fantasma de una crisis bancaria, el mismo que asustó a los mercados en el comienzo de la semana. El temor se aviva por el desplome de Credit Suisse, cuyas acciones han marcado hoy nuevos mínimos históricos. Y todo ello solo un día antes de que el Banco Central Europeo (BCE) anuncie su decisión sobre los tipos de interés.
Todo parecía listo para que el Banco Central Europeo (BCE) anunciase otra (quizá la última) gran subida de tipos este jueves. Los 50 puntos básicos eran un trato hecho, incluso después de la caída de los bancos americanos SVB y Signature Bank, los analistas y el mercado apostaban por la subida de medio punto. Sin embargo, la crisis bancaria ha llegado a Europa de lleno a través del eslabón más débil: Credit Suisse. Ahora, todo está en el aire y lo único que está claro es que ningún banquero central querría estar en la piel de Christine Lagarde.
Independientemente de lo que hagan los bancos centrales, un nuevo ajuste crediticio llegará por sí solo y no necesitará de la intervención de la política monetaria. De ello se encargarán las últimas quiebras bancarias y la situación crítica de Credit Suisse. Con este panorama llegan los funcionarios a sus próximas reuniones, mañana la del Banco Central Europeo (BCE) y la semana que viene la de la Reserva Federal (Fed). En esta ocasión, el contexto asegura un poco más de restricción, se suban o no los tipos de interés y esto se haga a mayor o menor escala.
La quiebra de Silicon Valley Bank (SVB) en EEUU ha despertado rápidamente viejos 'fantasmas' del mundo financiero. Los reguladores estadounidenses han actuado con presteza en esta ocasión y la calma parecía haber vuelto poco a poco a los mercados tras el pánico desatado el viernes y este lunes. Sin embargo, como ha ocurrido en anteriores ocasiones, el miedo no se disipa tan fácilmente y la sensibilidad se dispara: cualquier duda multiplicará los efectos negativos, como se ha vuelto a ver este miércoles con Credit Suisse. Si vuelve a bajar la marea, es fácil que se vuelva a pillar a quien estaba 'nadando desnudo', como recoge el célebre aforismo de Warren Buffett que invariablemente resuena en el universo de las finanzas.
Lunes de duras pérdidas en las bolsas de Europa. Los inversores han seguido deshaciendo posiciones en la renta variable en el inicio de esta nueva semana. Al contrario de lo que daban a entender los futuros a primera hora, los índices principales del Viejo Continente ya comenzaron el día en negativo. Y, según avanzaron las manecillas del reloj, las caídas fueron a más llegando incluso a superar el 4%. El EuroStoxx 50 ha visto muy de cerca los 4.000 puntos, aunque ha terminado cerca de los 4.100. El Ibex 35 español, por su parte, ha firmado su peor día desde el pasado junio. Si el viernes terminó sobre los 9.200 enteros, hoy se ha colocado incluso bajo las 9.000 unidades. Al cierre de la sesión, el índice se ha situado en los 8.958 puntos tras caer un 3,51%. Ambos selectivos han cedido sus respectivos soportes, según el análisis técnico de Joan Cabrero, asesor de Ecotrader.
Las expectativas son una herramienta clave para los bancos centrales a la hora de diseñar su política monetaria. Y desde el pasado viernes las proyecciones del mercado han dado un vuelco que apuntan más a una pausa en el camino de la Reserva Federal de Estados Unidos y del Banco Central Europeo que de una continuidad en las alzas de tipos de interés que se han visto desde junio del año pasado.