La batalla por Madrid destapa las maniobras políticas del Gobierno. El ministro de Sanidad, Salvador Illa, es en apariencia una buena persona, sensato y con talante de diálogo. Pero la defensa que hace de que la ampliación de las restricciones obedece a criterios epidemiológicos y no políticos es muy difícil de sostener. Sobre todo, si echamos un vistazo a la hemeroteca. Todavía resuenan las palabras del director del Centro de Coordinación y Alertas Sanitarias (Caes), Fernando Simón, de que la desescalada se iba a acometer de acuerdo las reglas establecidas por una comisión de expertos, que luego resultó que no existía, simple y llanamente era un invento oficial.
El Ministerio de Hacienda y Crédito Público, la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (DIAN), y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), instalaron hoy oficialmente la Comisión de Expertos en Beneficios Tributarios, que se encargará de estudiar y analizar los tratamientos excepcionales vigentes en el sistema tributario nacional, con el fin de entregar las recomendaciones finales al Gobierno sobre cómo debe desarrollarse el sistema tributario colombiano.
Meter la pata es un arte, si se hace con la suficiente mesura. Pero hacerlo de manera frecuente tiene consecuencias funestas. A la ministra de Exteriores, Arancha González Laya, le cogió con el pie cambiado el anuncio de Boris Johnson de imponer una cuarentena a los ciudadanos procedentes de nuestro país. Es cierto que ni siquiera el ministro de Transportes británico, Grant Shapps, de vacaciones en España, tuvo tiempo de enterarse a tiempo y tendrá que guardar cuarentena cuando regrese al Reino Unido.