La IA cambiará nuestro mundo dentro de veinte años. "Ella", pronto fluirá a través de nuestras vidas como lo hace la electricidad hoy, rehaciendo cada esfera de la actividad humana. La IA traerá enormes beneficios a la sociedad y la economía, garantizando una producción más eficiente y, por tanto, los productos y servicios de nuestro entorno serán más económicos y accesibles.
Un artículo publicado en la Harvard Gazette menciona los retos éticos a medida que la Inteligencia Artificial (IA) interviene cada vez más en la toma de decisiones. Estas decisiones abarcan ya diversos sectores y pueden afectar al bienestar económico, físico y psicológico de las personas. De hecho, la Unión Europea (UE) tiene previsto multar a las empresas con hasta el 4% de su facturación anual global si sus aplicaciones de IA ponen en peligro la seguridad y los derechos y libertades fundamentales de las personas. Sin duda, la IA conlleva beneficios en términos de eficiencia y comodidad. Sin embargo, surgen retos cuando se trata de la ética, que ya es compleja, incluso en las interacciones humanas. Debido a sus antecedentes culturales, las personas pueden diferir mucho en cuanto a lo que se considera ético. Esto plantea la cuestión: ¿La ética de quién debe reflejar la IA en el mercado global para reducir los posibles daños y desigualdades?
Aunque nos hemos pasado décadas imaginando cómo cambiaría un futuro más o menos inmediato -al menos, a través de obras de ficción-, la inteligencia artificial (IA) es hoy ya una realidad y una parte casi omnipresente de nuestra actividad diaria. De hecho, es muy posible que estés leyendo esta noticia gracias a ella: si has llegado aquí por una sugerencia de Google o animado por tu feed de Facebook, voilà, la IA ha formado parte del proceso. Puede parecer poco impresionante al lado de creaciones como HAL 9000, la inteligencia de 2001: Una odisea del espacio o Samantha, la asistente virtual a la que Scarlett Johansson ponía la voz en Her, pero lo cierto es que está mucho más presente en tu día a día de lo que te imaginas.
Repsol se une a Accenture para comercializar ARiA, la plataforma cloud de datos y analítica de la compañía. Esta plataforma, que nació como un desarrollo para uso propio, servirá ahora para ayudar a otras empresas a acelerar el uso del big data y desplegar la inteligencia artificial a escala. ARiA está diseñada para facilitar la democratización de los datos en la organización, logrando extraer todo su valor y agilizar la toma de decisiones.
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El cliente siempre tiene la razón. La vieja máxima del comercio es hoy, en tiempos de redes sociales, un mantra que las empresas deben de repetir día a día para lograr la satisfacción de un público cada vez más empoderado.
27/02 | El Economista America
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Aunque suene a cliché, la robótica está hoy inserta en prácticamente todas las industrias y hogares de Chile. Desde pequeños robot que limpian pisos y ventanas, hasta sistemas que detectan temperaturas y humedad para mantener en buen estado frutas y verduras durante semanas.