Las pensiones contributivas de jubilación son las que se abonan a más personas en España. Los datos más recientes, del 1 de mayo, hablan de 6,23 millones de prestaciones de este tipo del total de 9,91 millones de pensiones que se pagan en nuestro país. Como no podía ser de otra manera, también son las que implican un mayor desembolso por parte del Estado: suponen 7.820 millones de euros del total de 10.810 millones que se utilizaron el último mes para el pago de las pensiones.
La falsa gestión activa (o, lo que es lo mismo, el cobro de comisiones más elevadas bajo el pretexto de que el gestor es capaz de aportar valor añadido frente al mercado sin que así sea) también existe en los planes de pensiones.
Más de 6,2 millones de pensiones de jubilación llegaron a sus beneficiarios en el mes de mayo. El Estado destinó para ello 7.820,2 millones de euros que dejan la pensión media de jubilación en un importe de 1.254,40 euros mensuales. Sin embargo, existen diferencias en función de la provincia en la que resida el jubilado.
El Pleno de la Sala Cuarta (la Sala de lo Social) del Tribunal Supremo, celebrado el pasado 18 de mayo, ha resuelto que, cuando los hombres tengan derecho a percibir el complemento de maternidad por aportación demográfica a la Seguridad Social, dicho complemento producirá efectos desde la fecha del hecho causante de la pensión de jubilación siempre que se cumplan los restantes requisitos legales.
Las personas que, por múltiples razones, no alcanzan los criterios de cotización previa de las pensiones contributivas tienen la opción de solicitar (siempre que cumplan con las condiciones dispuestas a tal efecto) una pensión no contributiva, que se destinan a cubrir económicamente a estas personas que, además de no tener cotización suficiente, tampoco disponen de recursos.
La edad real de jubilación lleva estancada en la franja de los 64 años desde hace una década, pese a la entrada en vigor de tres reformas de pensiones que tenían entre sus objetivos cerrar la brecha respecto a la edad legal, que en este periodo ha pasado de los 65 a los 66 años y dos meses.
Uno de los objetivos más buscados por José Luis Escrivá y su reforma de las pensiones ha sido la alineación de la edad real y la edad efectiva de jubilación. Lo que el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones pretende es acercar la jubilación de los trabajadores a la edad de jubilación ordinaria para hacer el sistema de pensiones más sostenible, con las jubilaciones de los baby boomers (y el esfuerzo que supondrá para dicho sistema) en el horizonte.
La brecha que sufren los autónomos al jubilarse supera los 400 euros mensuales frente a las pensiones medias de jubilación que suma el total del sistema. En todo caso, la cuantía que perciben los trabajadores por cuenta propia sitúa su nivel de renta por debajo del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) y la jubilación se establece como uno de los puntos de máxima preocupación del sector.
La Seguridad Social y la Función Pública afrontan un reto que tendrán que abordar de forma conjunta. Tras la parálisis de contratación del sector público a partir de 2010 y durante la pasada década, la medida de edad del funcionariado alcanza los 52 años, 55 en el caso de los A1. Este envejecimiento de la plantilla se traduce en un dato que prevé un vacío en el sector público: el 56% se jubilará esta década.
Identificar las grandes tendencias que cambian el mundo es una obligación de todas las profesiones, así como evaluar el posible impacto que pudieran tener en ellas, ya sea favorable o desfavorable.
El deseo de un trabajador es acumular las cotizaciones suficientes para, cuando llegue el momento de la jubilación, poder cobrar una pensión de un importe suficiente para tener cubiertos los gastos en nuestra etapa de retiro, algo que no siempre se consigue recurriendo simplemente al trabajo, ya sea por cuenta propia o ajena, hasta la edad de jubilación.
La pensión de jubilación, al contrario de lo que mucha gente cree, está considerada como rendimiento del trabajo, por lo que no está exenta de Impuesto sobre la Renta. Por tanto, si se superan los límites anuales, es obligatorio presentar declaración.
Las dos pensiones que más se abonan en España son las pensiones contributivas de jubilación (6,2 millones) y las pensiones contributivas de viudedad (2,3 millones), que en casos muy concretos se pueden abonar a la misma persona, que tendrá derecho a cobrar las dos pensiones a la vez si cumple los requisitos que se exigen para ello en la Seguridad Social.
Uno de los mantras más repetidos por los trabajadores es que deben acumular cotizaciones para poder asegurarse en el futuro una pensión de jubilación que cumpla con sus necesidades una vez se retiren de la vida laboral, pero más allá de este lugar común hay que saber que realmente los años cotizados, y especialmente los previos a la jubilación, son realmente claves de cara a la jubilación.
Cotizar a la Seguridad Social es obligatorio para el cobro en el futuro de las pensiones, especialmente la de jubilación, ya que es la más abonada en nuestra país. Los periodos sin cotizar, por lo tanto, perjudican al trabajador porque le hacen más complicado conseguir una pensión y pueden reducir la cuantía de estas prestaciones.
Uno de los problemas que puede enfrentar el trabajador a lo largo de su vida laboral de cara a la obtención de su futura pensión de jubilación es la acumulación de periodos sin cotizar por motivos de desempleo, especialmente en los casos de larga duración. En esta situaciones cabe la posibilidad de que la Seguridad Social compense estas ausencias de cotización en el momento del cálculo de la pensión.
El cobro de una pensión de jubilación contributiva no está exento del cumplimiento de una serie de condiciones y requisitos entre los que destaca, por encima de todos, el de la cotización previa: se necesitan un mínimo de 15 años cotizados para poder cobrar esta prestación que en la actualidad reciben más de 6,2 millones de personas en España.
La jubilación en España supone una serie de beneficios frente al entorno: los españoles reciben una pensión un 72% de su salario, mientras que en el conjunto de las economías desarrolladas de la OCDE la media se coloca en apenas el 49%. Esta conocida tasa de reemplazo o sustitución mide la pérdida (o mantenimiento) del poder adquisitivo en comparación con los ingresos percibidos durante la vida laboral. La propia presidenta de la Comisión del Pacto de Toledo y secretaria de Seguridad Social del PSOE, Magdalena Valerio, señala esta proporción como una señal evidente del cambio estructural de la demografía en relación al gasto en pensiones.
Las pensiones de jubilación son las más numerosas dentro del abanico de pensiones contributivas que abona mes a mes a la Seguridad Social. Las prestaciones por este concepto pagadas en el mes de marzo fueron 6,23 millones de los 9,29 totales, aunque existen diferencias entre ellas, como por ejemplo en la cuantía de dichas pensiones.
No hay ninguna duda que se repita más en la mente de los trabajadores a lo largo de su vida laboral. ¿Cuándo podré jubilarme? ¿Cuál será mi pensión de jubilación? Son las dos cuestiones más importantes de las personas que ya ven cercano el momento de jubilarte definitivamente, pero a menudo no se conoce la respuesta exacta a esas dudas.
Poder disfrutar de una pensión contributiva de jubilación es, quizá, la principal preocupación de los trabajadores a lo largo de su vida laboral. Para poder conseguirla hay que acreditar ciertos requisitos, entre los cuales destaca uno por encima del resto: una cotización previa a la Seguridad Social por contingencias comunes.
Ante la necesidad de tener una pensión de jubilación de una cuantía determianda para staisfacer sus necesidades económicas, los trabajadores tienen diferentes formas de aumentar sus cotizaciones (y, en paralelo, la posibilidad de aumentar la futura cuantía de la prestación) mientras alargan un periodo de tiempo su vida laboral. Una de ellas permite el cobro a la vez del salario y de la pensión a la que, en el momento de la edad ordinaria de jubilación, el trabajador ha generado.
La pensión de jubilación es una preocupación recurrente a medida que se va llegando al fin de la etapa laboral: "¿cuánto cobraré?", "¿cuántos días me quedan por cotizar?", "¿habré trabajado las horas suficientes para tener un subsidio decente?". Las dudas son naturales. Sin embargo, hoy en día existen múltiples formas de responder a estas preguntas sin necesidad de acercarse a una oficina.
El cumplimiento de los requisitos para cobrar una pensión contributiva de jubilación afecta a toda la vida del trabajador, tanto al cómputo global como a los últimos años de su carrera. Y en este punto sí pueden existir problemas para los futuros jubilados, ya que en circunstancias muy concretas pueden quedarse sin acreditar ese requisito de cotización.
Si hay una pregunta que se hace el grueso de los trabajadores a lo largo de su vida es con qué pensión de jubilación se quedarán cuando decidan retirarse definitivamente y aparcar su carrera profesional.
Aunque a menudo el gran deseo de los trabajadores jubilarse cuando les llega la edad de jubilación ordinaria (o incluso adelantarse a esa edad si reúnen los requisitos necesarios), existen ocasiones en las que estas personas, por el motivo que sea, prefieren retrasar la llegada de la jubilación y seguir trabajando durante un periodo de tiempo.
Muchos autónomos no son conscientes de las dificultades que supone obtener una pensión de jubilación suficiente para atender a las necesidades de una vida tras la etapa laboral. Es necesario cumplir una serie de requisitos para que la cuantía del subsidio sea elevada.
Aunque todos los trabajadores fantasean con adelantar su jubilación para poder dejar su carrera laboral antes de tiempo, lo cierto es que solo algunos pueden acogerse a jubilaciones anticipadas. Para los demás queda la edad de jubilación ordinaria, que ha aumentado ligeramente con la entrada del nuevo año.