El sistema de pensiones español basa su cobertura en las cotizaciones de los trabajadores a lo largo de su vida laboral (las denominadas pensiones contributivas), pero no deja desprotegidos a los ciudadanos que, por cualquier motivo, no llegan a los requisitos de cotización suficientes.
La principal obsesión de un trabajador a lo largo de su vida laboral es la de conseguir derecho a una pensión de jubilación y, una vez conseguido ese derecho, garantizarse la mayor cuantía posible de dicha pensión para poder disfrutar de un retiro profesional lo suficientemente seguro a nivel económico. Para ello es indispensable conocer cómo se calculan las pensiones y qué elementos son determinantes en el cálculo.
La cesión del Gobierno a EH Bildu para abstenerse en la votación de la ley que pretenden impulsar los planes de pensiones de empleo incluye una subida del 15% de las pensiones no contributivas, las más bajas del sistema que reciben casi 450.000 beneficiarios. La subida costará a las arcas de la Seguridad Social unos 205 millones de euros si se hace a partir de julio y tomando como referencia la última nómina disponible en el Imserso, correspondiente a mayo.
La pensión de jubilación contributiva es la más abonada en España (se pagan más de 6,25 millones al mes, según los datos del Ministerio de Trabajo y Economía Social) y, al tratarse de una prestación contributiva, obliga a sus beneficiarios a acumular ciertos periodos de cotización para tener derecho a su cobro.
Aunque todavía quedan varios meses para la entrada del nuevo año, la ciudadanía ya conoce algunos de los cambios que 2023 traerá consigo en cuanto al sistema de pensiones. No serán los únicos, puesto que otros todavía se están cociendo a fuego lento y dependen de las negociaciones con los agentes sociales y de la política del Gobierno.
Uno de los grandes objetivos de la 'reforma Escrivá' de las pensiones ha sido retrasar la edad real de jubilación y alinearla con la edad ordinaria lo máximo posible para hacer sostenible el sistema de pensiones español, que se verá enormemente exigido con el comienzo de las jubilaciones de los trabajadores de la generación del 'baby boom'.
Es una pregunta recurrente no solo entre las personas que están cerca de ello, ya que también aparece en la mente de los trabajadores a los que todavía les queda bastante tiempo. ¿Cuándo podré jubilarme? Lo cierto es que la respuesta tiene muchos matices, pero al menos hay una más o menos genérica.
Los trabajadores autónomos pertenecen al segundo régimen de la Seguridad Social más numeroso. Con sus más de 3,3 millones de trabajadores (según los datos del Ministerio de Trabajo), solo el Régimen General acumula más que ellos. Sin embargo, se rigen por una serie de normas muy particulares que hacen que su vida laboral sea diferente en cuanto a las cotizaciones y, por lo tanto, en sus pensiones de jubilación.
El Estado abona cada mes más de 6,2 millones de pensiones de jubilación, las más numerosas dentro del abanico de prestaciones contributivas. La gran mayoría está sujeta a retenciones de IRPF (Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas) por parte de la Agencia Tributaria.
Las pensiones de jubilación son las pensiones contributivas más abonadas en España. Estas prestaciones superan claramente en número a las de viudedad e incapacidad permanente y son las que suponen, por lo tanto, la mayor partida de la nómina mensual de pensiones que paga la Seguridad Social.
Un vistazo a nuestra nómina nos enfrenta a dos datos que son vitales en nuestro presente y en nuestro futuro. En primer lugar, el salario neto que cobramos mes a mes y que nos permite cubrir gastos y necesidades. Por último, la base de cotización que constituye nuestro salario bruto mensual y a la que se le descuentan las cotizaciones a la Seguridad Social correspondientes.
Una de las obsesiones de los trabajadores es acumular las cotizaciones a la Seguridad Social suficientes para tener en el futuro una buena pensión de jubilación. Pero no todos consiguen lo que a menudo parece el 'premio gordo': obtener lo que se conoce como el 100% de la pensión.
Cada vez son más los empleados que reclaman una vía de ahorro a su empresa de cara a la jubilación. Un ahorro que, sin embargo, apenas alcanza a algo menos de nueve de cada diez personas trabajadoras. Solo el 9% cuenta con una herramienta de previsión complementaria de cara a la jubilación dentro de su empresa, según revela el Tercer Barómetro de Previsión Social para la jubilación de Nationale-Nederlanden Employee Benefits, un estudio sociológico elaborado por 40dB y que parte de 1000 encuestas realizadas a empleados con contrato indefinido en empresas ubicadas en España y a responsables de Recursos Humanos de 394 empresas.
El pensamiento de buna parte de los trabajadores es llegar a las cotizaciones suficientes para cobrar en el futuro una pensión de jubilación. Aquí el uso del singular es importante, ya que en la mayoría de los casos se habla de una sola pensión, la que nos quedará cuando dejemos de trabajar. Pero en algunas situaciones será posible cobrar dos pensiones de jubilación diferentes a la vez.
Cualquier parón de duración significativa en la cotización de los trabajadores puede tener un impacto negativo muy importante en su pensión de jubilación, especialmente cuando esta interrupción se produce en los años previos a la misma.
El sistema español de pensiones ha sido sometido a una serie de reformas en la última década por las cuales aún sigue modificándose de forma anual. La razón es que buena parte de estas reformas se aplican en periodos transitorios y mediante la aplicación de calendarios progresivos compuestos por una serie de fases hasta alcanzar los objetivos finales.
Los últimos años previos a la jubilación son extremadamente importantes en cuanto a la cotización debido al método de cálculo de la Seguridad Social, que tiene en cuenta los 25 años inmediatamente anteriores a la solicitud. Por eso, los parones en la cotización a esas alturas pueden hacer mucho daño al trabajador independientemente de si opta por la jubilación ordinaria a alguna de las modalidades de la anticipada.
En el momento en el que un trabajador llega a la edad de jubilación ordinaria es clave en la vida del mismo, ya que en ese punto puede jubilarse si así lo desea o, por el contrario, retrasar esa jubilación y obtener beneficios extra en su futura pensión. Pero en algunos casos la elección no está en manos del trabajador, que puede verse despedido y empujado a la jubilación por decisión de su empresa.
Los pensionistas, tras el paso de la vida laboral a su etapa de retiro profesional, no se ven eximidos de sus obligaciones fiscales con el cobro de una pensión de jubilación. 'Hacienda somos todos', decía el eslógan, y eso aplica hasta el final de nuestros días. Por eso, hay que estar atento al Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) de estas prestaciones.
El gasto en pensiones contributivas para el mes de julio ha sido de 10.856 millones de euros, un 11,8% del Producto Interior Bruto del país, según los datos del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones. Con todo ese dinero se han pagado más de 9,9 millones de pensiones a más de nueve millones de pensionistas.
La última década ha sido una década de cambio para el sistema de pensiones español a través de diferentes reformas cuyos efectos aún se dejan sentir. De hecho, para el próximo año se implementarán nuevos cambios que solo forman parte de una hoja de ruta que, como mínimo, se extenderá varios ejercicios más.
Las pensiones contributivas de jubilación y las de viudedad son las más abonadas del sistema. Estas 8,6 millones de prestaciones (6,25 millones de jubilación y 2,35 de viudedad, según los datos del Ministerio de Trabajo y Economía Social) no tienen por qué abonarse a otros tantos beneficiarios, ya que en algunos casos se permite el cobro de las dos pensiones a la vez.
Jubilarse es un deseo más o menos general de la mayoría de los trabajadores, especialmente cuando se van acercando al final de su carrera profesional. Todos ellos deben tener claro cuáles son los requisitos y condiciones para poder jubilarse a fin de no hacerse falsas ilusiones.
A la hora de conocer cuál es nuestra pensión de jubilación hay varias cosas que debemos tener en cuenta. Lo primero de todo es que ese cálculo se realiza obedeciendo a unos criterios muy concretos por parte de la Seguridad Social, que se limita al cumplimiento de la normativa.
Aunque pueda parecer extraño, una persona no tiene garantizado el cobro de una pensión contributiva de jubilación cuando le llegue la edad de jubilarse. Para poder percibirla debe cumplir con unos criterios que hacen referencia principalmente a la cotización, por lo que los ciudadanos que apenas hayan cotizado durante su vida tendrán complicado conseguir la pensión.
El concepto de 'retiro temprano' o dejar de trabajar a edades tempranas como los 40 o 50 se ha convertido en una especie de Santo Grial que se repite por muchos foros de internet con casos de personas que, supuestamente, han conseguido organizarse para, bien vía rentas, o ganando mucho dinero durante unos años e invirtiendo de forma inteligente.
La cotización de los trabajadores a lo largo de sus años es clave en materia de pensiones. No solo sirve de requisito para acceder a las prestaciones contributivos, sino que además también determina la cuantía de las pensiones que cobrarán los trabajadores cuando se jubilen. Por eso es tan importante estar dado de alta en la Seguridad Social en todo momento durante nuestra carrera laboral.
Las nuevas pensiones que causan alta en la Seguridad Social (sumando todos los tipos de pensiones: viudedad, orfandad, jubilados) alcanzan los 61,4 años de media, un dato que suma el promedio de la primera mitad del año y que mejora ligeramente (1,3%) el dato registrado en el periodo de 2015 a 2021, que alcanzó los 60,6 años de edad media pero que queda cinco años por debajo de la edad legal, en 66,2. Uno de los motivos que pueden condicionar la decisión de aplazar más o menos tiempo la jubilación son los incentivos recién introducidos para este año, con el objetivo de igualar la edad real y la edad legal de jubilación, si bien la edad media de jubilación supera los 64 años.
Las pensiones de jubilación son consideradas una renta del trabajo a ojos de la Agencia Tributaria. Esto quiere decir que, a pesar de jubilarse, un pensionista debe pagar en concepto de IRPF (Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas) al igual que hizo en su carrera laboral cuando percibía un salario.