El expresidente de Sacyr, Luis del Rivero, volvió a ser protagonista en la junta de accionistas celebrada este viernes por BBVA en Bilbao. Por cuarto año sucesivo, hizo uso del derecho a intervenir de los accionistas para exigir al banco que "colaboren, de verdad" con la Justicia en el 'Caso Cenyt', investigación abierta al banco por la contratación de la empresa vinculado al ex comisario José Manuel Villarejo.
El magistrado Manuel García Castellón señala en el auto de imputación de Repsol, emitido la pasada semana, que lo hizo para espiar a Luis del Rivero. Sin embargo, los directores de Seguridad de la petrolera, Rafael Araujo, y de la entidad financiera, Miguel Ángel Fernández Rancaño, mantuvieron su primera reunión con el comisario Villarejo el 2 de noviembre de 2011. Es decir, 12 días después de la salida de Del Rivero de la presidencia de la constructora y tiempo después de que el ex presidente de Sacyr hubiese mantenido hasta tres encuentros para analizar la contratación del comisario para espiar a Repsol, tal y como él mismo declaró en la Audiencia Nacional.
Repsol se prepara para endurecer su defensa en el llamado caso Villarejo y se plantea presentar sendas denuncias contra el Ministerio del Interior y el expresidente de Sacyr Luis del Rivero, tal y como se desprende del comunicado de la petrolera enviado ayer a la CNMV.
La capacidad de influir sobre las grandes empresas siempre es una tentación prohibida para cualquier Gobierno. Aznar y Rato liberalizaron la economía y privatizaron los monopolios del antiguo Instituto Nacional de Industria (INI) en la década de los noventa. Para ello, nombraron presidentes a dedo al frente de esas grandes corporaciones. Juan Villalonga, en Telefónica; Francisco González en Argentaria; César Alierta en Tabacalera; Alfonso Cortina en Repsol, Miguel Blesa en Caja Madrid ó Javier Monzón en Indra figuran entre los nombres más destacados. Nació así el capitalismo de amiguetes. Villalonga, González, Monzón ó Blesa eran amigos de Aznar, y Alierta ó Cortina lo eran de Rato.
El control de las grandes empresas suele ser una tentación por parte de los gobiernos y es una seña de identidad de las repúblicas bananeras. Cuando Zapatero llegó al poder, su entonces ministro de Industria, Miguel Sebastián, en comandita con el ex presidente de Sacyr, Luis del Rivero, intentaron tomar al asalto el BBVA. El asunto salió mal, porque el ex presidente de BBVA, Francisco González, contaba con un aliado natural, el gobernador del Banco de España, Jaime Caruana. Para colmo de males, Pedro Solbes, el vicepresidente económico, viendo la barbaridad que se intentaba perpetrar también se puso de perfil, y puso el epitafio final a la aventura.
Todo comenzó en 2011. A la fiesta de los Ángeles Custodios de la Policía solían acudir los responsables de los servicios secretos de las grandes compañías del IBEX 35, que en su mayoría son jubilados ó habían trabajado para la Institución durante su anterior vida laboral. El ex comisario , José Manuel Villarejo, y su número dos y socio en la empresa Cenyt, Rafael Redondo, revelaron al director de seguridad corporativa de Repsol y ex comisario, Rafael Araujo, que estaban trabajando para la petrolera Pemex, y le ofrecieron la posibilidad de contratar sus servicios, según la reconstrucción de los hechos realizada por elEconomista.
El juez de la Audiencia Nacional Manuel García Castellón ha acordado imputar por cohecho al presidente de Repsol, Antonio Brufau, y al expresidente de CaixaBank, Isidro Fainé, en la causa que investiga el presunto espionaje al expresidente de Sacyr Luis del Rivero encargado al excomisario José Villarejo.
El expresidente de Sacyr, Luis del Rivero, reaparecerá mañana en la comisión de Transición Ecológica del Congreso de los Diputados para dar su opinión acerca del proyecto de Ley de Transición energética. Del Rivero protagonizó en el pasado un fallido asalto a la presidencia de Repsol y ahora dará su visión de experto en materia de cambio climático.
La batalla legal que enfrenta a Sacyr y su expresidente Luis del Rivero por el cese de este en octubre de 2011 se dirimirá en el Tribunal Supremo después de que la Audiencia Provincial de Madrid haya estimado parcialmente el recurso de apelación presentado por el empresario contra una sentencia previa, de noviembre de 2018, del Juzgado de lo Mercantil de Madrid número 10 en la que se rechazó su demanda en la que reclamaba a la constructora el pago de casi 9 millones de euros por despido improcedente y otras retribuciones.
El expresidente de Sacyr, Luis del Rivero, dio la sorpresa en la junta de accionistas de BBVA celebrada este viernes en Bilbao. Tras la intervención de nueve accionistas en el acto, el presidente de la entidad Carlos Torres levantó los murmullos del auditorio del Palacio de Euskalduna de Bilbao al nombrar al décimo compareciente: Luis del Rivero. El constructor mantiene denunciado al banco desde el pasado mes de febrero por el presunto delito de intromisión a la intimidad en el marco de los trabajos que el excomisario José Manuel Villarejo hizo para BBVA entre 2004 y 2005 para evitar el asalto de Sacyr.
La cúpula de BBVA, o buena parte de ella, estaba al corriente de los servicios que el banco había contratado a las empresas de José Manuel Villarejo para desmontar la operación de asalto de Sacyr en 2004 y 2005. En los informes realizados por el excomisario -hoy en prisión preventiva- para el banco, a los que ha tenido acceso este periódico, se hace mención a una reunión que mantuvo el equipo del exinspector con miembros de la dirección Letrada del grupo financiero y se sugiere que hay determinadas áreas pilotadas por el staff, como la dirección de comunicación e imagen, que conocen la existencia de los trabajos. La dirección Letrada, según algunas fuentes, sería la jurídica ya que nunca ha existido en la entidad una bajo esa denominación, y ésta podría haberse utilizado en los contactos con Villarejo a un asesor externo.
Los detalles que se van conociendo del asalto al BBVA muestran un perfil más propio de un país bananero que de uno desarrollado, como el nuestro. El expresidente de Sacyr, Luis del Rivero, fanfarroneaba con que contaba con el aval tanto del PP como del PSOE. Había enviado a Juan Abelló como emisario para obtener el visto bueno de Aznar. El expresidente guardó silencio, como de costumbre, y el constructor lo interpretó como un salvoconducto.
El apoyo del Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero a Sacyr a finales de 2004 para que asaltara BBVA no fue gratis, según revelan los informes que elaboró el equipo del excomisario José Manuel Villarejo para remitir al banco azul. Los documentos desvelan que Zapatero amparó los planes del entonces director de la Oficina Económica de La Moncloa, Miguel Sebastián, para echar al presidente de BBVA, Francisco González (FG), no por "la inquina" personal que Sebastián tenía al banquero, sino con la aspiración de que esta conquista fuera la llave para acceder "a muchos de los relevos de los llamados nombramientos de (José María) Aznar, como pueden ser Telefónica, Endesa o Iberia", reflejan los informes.
BBVA no tiene previsto dar ningún paso en falso en relación al caso Villarejo y por eso ha adoptado una política de prudencia. Sus actuaciones se tomarán en función de cómo evolucionen los acontecimientos y, en estos, el papel de la Justicia es clave. La Audiencia Nacional ha abierto ya dos piezas para investigar, por un lado, los contratos de la empresas del excomisario para frenar el asalto de Sacyr en 2004 y 2005, y, por otro, los servicios para conocer pormenorizadamente la asociación de consumidores Ausbanc desde 2012 a 2017.
El presunto espionaje que realizó el excomisario José Manuel Villarejo a los protagonistas que habrían encabezado el plan para que Sacyr asaltara BBVA en 2005 surtió efecto, según concluye el informe final que realizó el exinspector sobre la trama para BBVA. El expolicía reconoce en el documento que se acumuló información sensible y datos relacionados con la vulnerabilidad y el entorno privado del entonces presidente de Sacyr, Luis del Rivero; el ya exaccionista de la constructora, Juan Abelló, y el exdirector de la Oficina Económica de La Moncloa, Miguel Sebastián. "Otros datos, solo se han amenazado con hacerlos públicos", asevera el informe, que a continuación añade que "esa presión les hizo abandonar (el plan de asalto) por temor a lo desconocido".
La presión para que Francisco González se vaya de BBVA definitivamente es tal que incluso el banco se está empleando a fondo para que renuncie voluntariamente y el consejo de administración no tenga que verse obligado a analizar su continuidad como presidente de honor, tras el escándalo de los contratos a las empresas del excomisario José Manuel Villarejo en 2004 y 2005 para frenar el asalto de Sacyr.
El espionaje y seguimientos físicos realizados por el excomisario José Manuel Villarejo por orden de BBVA a miembros del Gobierno de Rodríguez Zapatero, empresarios y altos cargos de instituciones como la CNMV fue más allá del objetivo de conocer la estrategia de Sacyr y del Ejecutivo socialista con el objetivo de poder frustrar el asalto al banco planeado en 2004 y entró de lleno en la vida íntima de varios espiados.
El Gobierno sigue con atención el caso de la contratación por BBVA de la firma Cenyt, vinculada al excomisario encarcelado José Manuel Villajero, para frenar el asalto de Sacyr a la entidad y cree que un asunto de esta índole "no es positivo" desde el punto de vista reputacional, informaron en fuentes gubernamentales.
Francisco González (FG) no sólo perderá, previsiblemente, la presidencia de honor de BBVA, otorgada por la entidad el pasado 20 de diciembre, también tiene en el aire el cobro del bonus de los ejercicios 2016, 2017 y 2018 por su trabajo como máximo ejecutivo.
Las grabaciones del excomisario José Manuel Villarejo demuestran que el expresidente ejecutivo de BBVA, Francisco González, no sólo conocía la existencia del contrato con el exinspector, sino que además, solicitó al entonces jefe de Seguridad del banco, Julio Corrochano, que le pasara informes de Villarejo cada 10 o 15 días sobre su investigación para evitar el asalto de la entidad, según publica Moncloa.com y se desprende del audio cedido por éste periódico a elEconomista.
El nuevo presidente ejecutivo de BBVA, Carlos Torres, se ha visto obligado a enviar una carta a sus trabajadores para dar explicaciones por el caso Villarejo y sus implicaciones para la entidad. El directivo admite el contrato a las empresas de excomisario, que derivó en escuchas supuestamente delictivas y masivas para abortar la operación de asalto de Sacyr al banco en 2004.
Los detalles de la guerra sucia entre BBVA y Sacyr de finales de 2004 y principios de 2005 se están conociendo ahora, catorce años después, gracias a las grabaciones que realizó el excomisario José Villarejo a petición del banco. La derivada política del asalto de la constructora a la entidad, que siempre estuvo en el ambiente, se empieza a corroborar con los informes realizados por el exinspector a raíz de los miles -15.000- pinchazos de llamadas telefónicas llevadas a cabo a empresarios, partidos y miembros del Ejecutivo, además de a periodistas y otra serie de investigaciones.
"Que todo lo que hagamos sea legal, publicable y moralmente aceptable para la sociedad". Estas palabras fueron pronunciadas hace exactamente tres semanas por el todavía presidente ejecutivo de BBVA, Francisco González (FG), en un acto interno de despedida del banco tras dos decenios en el cargo. Hacía referencia a uno de los tres pilares que, a su juicio, la entidad había implantado hace más de veinte años en su forma de actuar.
El inicio de las investigaciones sobre los pagos de BBVA al excomisario de la Policía José Villarejo coincidió con una salida clave en el banco. Julio Corrochano, el responsable de Seguridad Corporativa del grupo financiero y persona que mantenía la relación directa con Villarejo y su entorno abandonó todos sus cargos en la entidad la pasada primavera, poco antes de que tanto la Audiencia Nacional, como BBVA, iniciaran las investigaciones para esclarecer las presuntas irregularidades que puedan desprenderse de los contratos que el banco mantuvo con el exinspector para, entre otros asuntos, presuntamente boicotear el asalto de la constructora Sacyr a la entidad.
Eran amigos y hoy no se pueden ni ver, pero el destino juega a veces infortunios. El ya expresidente de BBVA, Francisco González (FG), llegó a la presidencia del banco público Argentaria, luego fusionado con BBV en 1996, por el dedo divino de Aznar con el consentimiento a regañadientes de su lugarteniente y vicepresidente económico, Rodrigo Rato, al igual que ocurrió con el nombramiento de Miguel Blesa al frente de la extinta Caja Madrid. El apoyo y las buenas maneras de Manuel Pizarro, amigo de ambos, resultó definitivo.
El excomisario de la Policía José Villarejo creó la Asociación para la Protección de Inversores de Sacyr para boicotear el asalto de la constructora a BBVA y el consiguiente intento de derrocar a su entonces presidente, Francisco González. La asociación nació con el objetivo de aunar a los inversores minoristas de la constructora que fueran contrarios a la toma de una participación accionarial de la entidad para aglutinar una representación del 5% de Sacyr que les diera voz y voto en la junta de accionistas y bloquear la operación, según se desprende de los documentos que investiga la Audiencia Nacional en la pieza separada sobre BBVA.
La Comisión Nacional del mercado de Valores (CNMV) estudia el impacto que puede haber ocasionado en las cuentas de BBVA el espionaje llevado a cabo por el excomisario José Manuel Villarejo por encargo del banco para frenar el intento de asalto de Sacyr a la entidad, confirmaron a Europa Press en fuentes del organismo.