La presidenta de la Cámara de los Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, escogió Taiwán como destino dentro de su gira por Asia. Una decisión que ha despertado el recelo de China, que reclama la soberanía de esta isla del Pacífico a pesar de los esfuerzos norteamericanos por evitar que el gobierno insular pierda su autonomía.
La inflación o las subidas de tipos de interés de la Reserva Federal son algunos de los motivos que han hecho creer a lo inversores que las compañías estadounidenses iban a claudicar al cierre del segundo trimestre del año. No obstante, aunque se aprecie el deterioro del negocio en varias compañías dentro del S&P 500, en el trimestre lo cierto es que los datos reflejan que las previsiones del mercado han pecado de funestas hasta la fecha.
Agosto evoca inevitablemente a vacaciones, playa, sombrilla, bañador, tranquilidad... La llegada del mes estival por antonomasia, siempre suele ir asociada a este tipo de situaciones y objetos. Y, en mercado también está ligada a bajos volúmenes de negociación, volatilidades más reducidas, poco movimiento en los principales índices bursátiles, etcétera.
Parece que la historia ha servido en esta ocasión para no repetir los errores pasados. Las compañías de Wall Street se adelantaron a las políticas de la Reserva Federal de Estados Unidos y a su subida de tipos de interés en el país.
A la bolsa norteamericana no se le puede achacar falta de previsión, en esta ocasión. Las compañías de Wall Street tendrán su deuda controlada no solo este año, en el que las subidas de tipos de interés en Estados Unidos pueden afectar al ritmo de recuperación tras la pandemia, sino también de cara a los próximos ejercicios, ya con los tipos de la Fed a la baja.
En el baile en el que están sumidos Europa y Wall Street a lo largo del año no siempre ha marcado los pasos el mismo mercado. La superioridad con la que comenzó el EuroStoxx 50 este ejercicio respecto a su homólogo americano se tornó con la irrupción de la guerra en Ucrania. Sin embargo, en abril, el termómetro continental volvió a coger ventaja respecto al S&P 500. Pese a ello, los descensos que se han producido los últimos días han dejado a sendos indicadores empate.
Este 30 de junio tiene lugar un triple cierre: mensual, trimestral y semestral. Pero en la sesión del jueves, los principales índices de la bolsa estadounidense terminan en 'rojo'. El Dow Jones cae un 0,82% hasta los 30.775,43 puntos; mientras que el S&P 500 retrocede un 0,88% y se sitúa en las 3.785,38 unidades.
Este viernes tendrá lugar lo que en el argot bursátil se conoce como cuádruple hora bruja, una jornada en la que coincide el vencimiento trimestral de futuros y opciones sobre índices y acciones.
Las bolsas a ambos lados del Atlántico profundizaron ayer las pérdidas de la sesión del viernes. Al igual que la pasada semana, la factura al crecimiento económico que podría generar un acelerón de los bancos centrales para tratar de controlar la desbocada inflación (8,6% ya en EEUU) es la causa del mal desempeño de la renta variable y de otros activos de mayor riesgo, como las criptomonedas.
La tregua no ha durado mucho para Wall Street. Concretamente, dos jornadas. El S&P 500, que lleva desde el pasado 18 de mayo a las puertas de entrar en el mercado bajista, que es el entorno que transitan los parqués que caen más de un 20%, volvió a marcar mínimos anuales en bolsa, a cierre del mercado europeo, tras dos días cerrando en verde.
Un especulador se puede sorprender porque Wall Street haya entrado ya en un mercado bajista o porque las grandes tecnológicas se desplomen de media un 50% desde sus precios más altos del pasado año. Un inversor, no. Lo afirmo con la seguridad de un creyente en su religión, siguiendo al evangelista Benjamin Graham, cuando afirma que "un inversor juzga el valor de una compañía en función de lo que valen sus negocios, el especulador porque piensa que alguien va a pagar más por ella".
Entramos en mayo y vuelve a sonar en los mercados el refrán "vende en mayo y márchate" ("sell in may and go away"); haciendo referencia al patrón estacional más conocido en la renta variable durante el semestre que va de mayo a finales de octubre, donde tradicionalmente se han obtenido rentabilidades peores que en el semestre de noviembre a abril.
Tras cinco semanas de descensos, los principales índices bursátiles a ambos lados del Atlántico se acercan a sus soportes, que en el caso de Europa está en los 3.400 puntos del EuroStoxx 50.
Los principales índices de la bolsa estadounidense terminan las sesión en rojo y borran el rebote de los últimos días. El Dow Jones pierde 1.063 puntos en la sesión del jueves, el equivalente a un 3,12%, y se sitúa en los 32.997,97 puntos. Se trata de su mayor caída diaria desde octubre de 2020.
Con el curso de los acontecimientos en Ucrania, los principales índices de Wall Street empezaron la sesión del jueves con caídas notables a raíz del conflicto en Ucrania. Pero lejos de amedrentarse, los inversores dan la vuelta a los índices hacia el final de la jornada. Algo que se ha visto, sobre todo, en la tecnología.
El miedo se huele en las bolsas. El contexto geopolítico, con el riesgo de una invasión inminente de Ucrania, se une a las tensiones económicas, producidas por la alta inflación y la preocupación por la respuesta que dé la Reserva Federal. Con el bono estadounidense a 10 años al 2% y voces en la Fed que piden subir los tipos un punto entero de aquí a junio, Goldman Sachs lanzó una advertencia este fin de semana: si el banco central estadounidense se pasa con el endurecimiento de la política monetaria, el S&P 500 podría caer un 11%.
La diferencia, en cuanto a rentabilidad, entre recibir los dividendos de las cotizadas del S&P 500 y comprarse un bono americano a diez años se ha ido reduciendo en las últimas semanas, después de que el segundo cruzase el 18 de enero la barrera del 1,87% por primera vez desde enero de 2020.
Las acciones de EEUU están rozando sus máximos históricos y la Reserva Federal ya pone fecha a un inminente endurecimiento de su política monetaria. Pero el grupo de estrategia de inversión de Goldman Sachs insiste: su apuesta para este año es redoblar sus inversiones en el mercado bursátil.
Las criptomonedas han cruzado el umbral. Su tamaño y la interconexión con las mercados financieros ha alcanzado un punto en el que sus fluctuaciones ya pueden generar un impacto más que notable en otros activos o incluso desencadenar un efecto dominó. Ahora son un riesgo real, sobre todo a raíz de la pandemia del covid. Desde entonces, bitcoin o ethereum presentan una correlación intensa con las bolsas, lo que plantea nuevos riesgos para los mercados y la estabilidad financiera, según advierte el Fondo Monetario Internacional.
Es la demografía, estúpido. Eso podrían decir, emulando al estratega de Bill Clinton, los inversores estadounidenses en los próximos años. Así lo ven al menos desde Fundstrat, quien prevé que el paso a una madurez más avanzada de la generación millennialdisparará al S&P 500 antes de que acabe la década.
Aunque en plena sexta ola del Covid 19, con la variante ómicron elevando exponencialmente el número de contagios, provocando cancelaciones de cenas y anulando reservas de hoteles y vuelos, la atención del inversor vuelve a estar focalizada en las dificultades para reencontrarse con la familia y disfrutar de la Navidad y, sobre todo, cómo afectaría a la economía mundial un regreso de los confinamientos -como varios países ya han aplicado parcialmente para tratar de detener los contagios-. Puede olvidarse con facilidad que 2021 ha sido uno de los mejores ejercicios en bolsa de este siglo, que comenzó con la debacle de las puntocom, pero que durante esta pandemia está demostrando una resiliencia digna de estudio.