El disparado precio de la energía es un desastre para la economía europea y sus políticos... pero, considerando las irresponsables políticas energéticas de la región, los perjuicios económicos que causaron no debieran sorprender a nadie.
Tras dieciséis años en el poder, Angela Merkel (67) se despide del parlamento alemán. Este miércoles, el socialdemócrata Olaf Scholz (67) fue finalmente elegido como nuevo canciller gracias a los votos de su partido (el SPD), el de los Verdes y el de los liberales. Su vida personal la comparte con la también política de 60 años Britta Ernst (ministra regional de Educación de Brandemburgo), con quien está casado desde 1998. No tienen hijos.
Habemus papam. Alemania, la locomotora de la UE ya tiene su nuevo Ejecutivo y eso es una buena nueva para ellos, parece que también para Europa, no por su composición, que habrá que esperar y ver, pero posiblemente no sea una noticia favorable para Sánchez y los intereses de su gobierno socialpopulista, a pesar de la filiación socialdemócrata del presidente Olaf Scholz. Que la socialdemocracia alemana ni sintoniza ni se corresponde con el sanchismo español y ha demostrado su profunda discrepancia con su política económica y fiscal, sus ataques a las instituciones democráticas y con sus socios y aliados de Gobierno.
La era Angela Merkel termina en Alemania con el pacto para formar un Gobierno de coalición encabezadopor el socialdemócrata Olaf Scholz con la participación de los verdes y los liberales.
El Gobierno de España, representado en las reuniones del G20 en Roma por el presidente Pedro Sánchez, está conforme con el acuerdo alcanzado para implementar el acuerdo de París -firmado hace seis años- para limitar el calentamiento global por debajo de los dos grados, respecto a los niveles preindustriales y rebajar esa meta progresivamente por debajo de los 1,5 grados.
Felipe VI, como presidente de honor de la Fundación Yuste, le ha entregado el Premio Europeo Carlos V a Angela Merkel este jueves en el Monasterio de Yuste, situado en Cuacos de Yuste, en Cáceres. El monarca español ha valorado el "pragmatismo y fiabilidad" de la canciller alemana en su discurso. En el acto también han estado presentes el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el líder de la oposición, Pablo Casado.
¿Una Gran Coalición de los dos partidos principales? ¿Una coalición semáforo formada por los socialdemócratas, los demócratas libres y los verdes? ¿Una coalición Jamaica compuesta por los democristianos, los demócratas libres y los verdes? O alguna otra combinación de partidos con varios posibles cancilleres. Hay muchos gobiernos diferentes que pueden surgir de las semanas de regateo sobre quién forma el gobierno en Berlín tras los resultados del mes pasado. Pero ya hay una certeza: Alemania votó a favor de una futura década de decadencia, y la economía europea se debilitará por ello.
A la espera de conocer cuál será finalmente la fórmula de gobierno en Alemania, probablemente el hecho más relevante de las elecciones alemanas de este domingo no sea la ruptura del bipartidismo con el consiguiente aumento de la inestabilidad, sino la retirada política de Ángela Merkel. La impulsora y artífice del Tratado de Lisboa que supuso la refundación de una Unión Europea que prácticamente no ha jugado ningún papel en la campaña de ninguno de los candidatos, y que se enfrenta, una vez más, a una encrucijada de incertidumbres sobre su reorganización y su futuro.
El hombre que tiene el destino de Alemania en sus manos se parece mucho más a su predecesora, Angela Merkel, que a su adversario, Armin Laschet, y nada tiene que ver con el halcón de los halcones, Wolfgang Schäuble a quien sucedió como ministro de Finanzas del gobierno. Olaf Scholz (1958, Osnabrück), hijo de trabajadores de la industria textil, abogado laboralista es un hombre de partido, al que el partido le dio la espalda. En 2019, las bases rechazaron su candidatura a presidir el SPD, en favor del ala más izquierdista liderada por Saskia Esken y Norbert Walter-Borjans. Y sin embargo, dos años después, el hombre al que inspiraron los históricos Willy Brandt o Helmut Schmidt para entrar en política, aspira ahora a la cancillería alemana.
Tengo un amigo que dice que pediría votar en las elecciones de EEUU y las alemanas, después en su ayuntamiento y, luego en las de su autonomía y las españolas. Su argumento es sencillo. Se trata de elegir por orden a aquellos gobernantes cuyas decisiones, según él, puede influir más en su vida y la de los que le rodean. Primero al césar del imperio, luego a quién manda en la UE, posteriormente al alcalde (a lo mejor igual el primero), más tarde a los demás.
Los colegios electorales de Alemania han cerrado a las 18.00 horas de este domingo en unos comicios a los que estaban llamadas más de 60 millones de personas y que trazarán el fin de la 'era de Angela Merkel', tras 16 años en el poder. Los sondeos de la cadena ARD dan un empate técnico con cerca del 25% de los sufragios para CDU y SPD, mientras Los Verdes se quedarían solo en un 15% pese a haber liderado las encuestas al principio de la campaña. Los datos de participación a las 14.00 horas recogen una caída de 4,6 puntos con respecto a los comicios de 2017, si bien hay que tener en cuenta el aumento del voto por correo.
Cuando Angela Merkel viajó el pasado verano Bruselas para participar en el Consejo Europeo en junio, debía ser su última cumbre como canciller de Alemania tras casi diecisiete años en el gobierno. Los fragmentados resultados de las elecciones del pasado domingo auguran que a Merkel podrían quedarle aún unos cuantos meses al frente de un gobierno en funciones y, así, también al frente de Europa, aunque no por mucho tiempo.
La sucesión de Angela Merkel en la presidencia de Alemania es crucial para la Unión Europea (UE) en lo que resta de reconstrucción económica, tras el histórico despliegue de estímulos fiscales y monetarios en respuesta a la hibernación global a la que obligó la pandemia en 2020. En la elecciones al Bundestag de este domingo se decide el liderazgo que, irremediablemente, ejerce Alemania sobre la Comisión Europea y el BCE en lo que resta de recuperación, y la posición que tome, más o menos flexible con el endeudamiento y los déficits, marcará la forma en la que los estados más golpeados en esta crisis y con más desequilibrios heredados de la anterior, como España, Italia o Portgual, superen el coronavirus, teniendo que hacer más o menos ajustes después del esfuerzo expansivo sin precedentes.
La candidata verde a la Cancillería, Annalena Baerbock, irrumpió en la campaña alemana prometiendo juventud y feminismo, ímpetu, cambio y "realismo radical", pero su inexperiencia, sus traspiés y un supuesto plagio le han pasado factura.
El ministro de Finanzas alemán, Olaf Scholz, ha sido la apuesta de su formación política, el Partido Socialdemócrata (SPD) para alcanzar la Cancillería tras ocho años como socio minoritario de la coalición presidida por Angela Merkel.
El candidato del bloque conservador a la Cancillería, Armin Laschet, pugna por el poder desde su posición de sucesor natural de Angela Merkel, aunque lastrado por los sondeos y por su condición de 'opción B' a tomar el relevo de la canciller.
Alemania vive este domingo unas elecciones inéditas en 16 años, el tiempo que ha estado Angela Merkel al frente del Gobierno. Sin la veterana canciller en las papeletas y con la incertidumbre de cómo se reconfigurará el panorama político, los alemanes deberán elegir quiénes conforman el Budestag (Cámara Baja) para la próxima legislatura.
La economía española vive un momento dulce, si no es por los elevados precios al consumo, que encarecen los costes y restan poder adquisitivo a los ciudadanos. Las exportaciones están en récord al igual que la producción industrial, la compraventa de viviendas o el crecimiento. En este último capítulo, tanto la OCDE como el Banco de España revisaron esta semana sus previsiones al alza para este año y el que viene. España se situará a la cabeza de los países en desarrollo en crecimiento, pese al patinazo del segundo trimestre que mermará un punto a las previsiones. Hasta la creación de empleo, con más de 400.000 puestos de trabajo en lo que va de año, marcha mejor de lo esperado. La vicepresidenta primera, Nadia Calviño, saca pecho y asegura que concluiremos 2021 con una tasa de actividad similar a la de antes de la pandemia, eso sí, medida de un día para otro. El crecimiento en un instante, una métrica insólita que muestra lo que es capaz la propaganda oficial.
De nuevo unas elecciones federales alemanas concitan el interés de toda la Unión Europea. Siempre fue así, debido a la condición de locomotora del PIB del Continente asumida por ese país.
Alemania vuelve este domingo a las urnas para elegir a 709 diputados del Bundestag, el Parlamento germano. Estos comicios suponen el fin de la era Merkel -16 años- y el comienzo de otra etapa política para el país que se debate entre la capitalidad de los temas ambientales como principal preocupación de los alemanes, una mayor presión fiscal como postula la izquierda y, el papel de Alemania en la UE, enfrentando a los que buscan más integración y arrimarse a Francia, los que quieren mayor federalismo y, los que defienden a ultranza el papel preponderante de Alemania como líder del Viejo Continente.
Llegó tras despertar el recelo de millones de alemanes y ahora todos lloran su marcha. La canciller alemana, Angela Merkel, abandona el liderazgo del país tras 16 años al frente de su Ejecutivo. Más de década y media en la que ha llevado a Alemania a la cabeza -al menos compartida junto a Francia- de la Unión Europea con su política económica centrada en el rigor presupuestario y la apuesta por el sector industrial para vender al Mundo sus productos Made in Germany.
Después de la caída del Muro de Berlín en noviembre de 1989, Alemania Occidental tomó la histórica decisión de reunirse con Alemania Oriental, pero el canciller Helmut Kohl subestimó los costos y las dificultades de la reunificación. Después de la unificación, el desempleo se disparó en Alemania Oriental. Casi el 80 por ciento de los alemanes orientales perdieron sus trabajos de forma temporal o permanente a principios de la década de 1990. El precio de la transición del comunismo al capitalismo en Alemania del Este fue una generación perdida de trabajadores.
Las elecciones alemanas del próximo 26-S cierran la Era Merkel, el canciller que ha estado más tiempo al frente del Gobierno germano desde el final de la II Guerra Mundial. Las encuestas arrojan una corta distancia entre los dos grandes partidos, el SPD y la CDU-CSU, pero sean quien sea el ganador habrá de gobernar en coalición. El viejo esquema tripartidista, arbitrado por los liberales durante décadas, ha dado paso a un sistema pluri partidista que se ha afianzado. Es un tópico, pero también una realidad señalar que los comicios alemanes tienen una considerable trascendencia a escala europea y global. El proyecto europeo está deteriorado y el mundo está inmerso, quiérase o no, en una nueva Guerra Fría.
En la Unión Europea nada se mueve, no ya sin el impulso, sino sin el consentimiento de Alemania. Con el Pacto de Estabilidad y Crecimiento en cuestión, el fondo de recuperación apenas empezando a distribuirse, y la integración económica y monetaria en pausa, la Unión se juega el futuro de su gobernanza en las elecciones generales de este domingo.
La canciller de los pactos y las decisiones pausadas, Angela Merkel, se despide de la política germana tras casi 16 años como líder no solo de su país, sino como la presidenta en la sombra que de facto ha sido en la UE con un rol clave en graves crisis e hitos como el de los rescates a Grecia. Su trayectoria suma 31 años desde que ejerciera por primera vez como diputada del Bundestag, la Cámara Baja del Parlamento alemán, en 1990. Física de profesión, hizo de su política -con su lema la fuerza está en la calma- una praxis que, ahora, en el fin de su carrera política nacional y tras una serie de numerosas crisis a las que ha hecho frente, ha culminado siendo envidiable para el resto de políticos y ciudadanos. Y ahora, ¿qué? La canciller alemana ostenta un caché y una gran influencia a la que muchos presidentes no les gustaría enfrentarse. Sonó en las quinielas para presidir el Consejo Europeo como sustituto de Charles Michel, aunque podría ser un simple deseo. En el aire está, además, una posible entrada de Merkel a la empresa privada.
El pueblo alemán afronta las primeras elecciones sin la longeva canciller, Angela Merkel, tras 16 años. Unos comicios trascendentales tanto para la propia Alemania, como para Europa. Bajo el liderazgo de Merkel, los germanos han logrado afianzarse como locomotora económica del continente, así como el país con más peso en la política de la UE. En un país con tradición de coalición entre partidos, esta legislatura no va a ser diferente.
Cuando Alemania entra en campaña (incluso en precampaña), Europa se paraliza. Más aún ante las elecciones del próximo 26 de septiembre, porque la salida de la canciller, Angela Merkel, tras más de 16 años en el poder, abre la contienda electoral hasta ofrecer el resultado más incierto en décadas, según coinciden los analistas dentro del país y diplomáticos en Bruselas.
El 26 de septiembre los ciudadanos alemanes están llamados a las urnas para elegir la composición del Bundestag tras una campaña con sondeos que se asemejan a una montaña rusa. Aunque éstos favorecen desde agosto a los socialdemócratas SPD de Olaf Scholz (intención de voto del 25%), lo único que se da por hecho es que los partidos deberán gobernar en coalición, algo habitual en Alemania, pero esta vez lo más probable es una formada por tres partidos para llegar a 50% de escaños.
Si hay un miedo acendrado entre los alemanes es el que le tienen a la inflación. Desde hace décadas, el tenebroso recuerdo de la República de Weimar en los años 20, con marcos que servían mejor para empapelar paredes que para pagar, ha hecho a la sociedad teutona (desde los estamentos políticos y económicos hasta la población civil) ahuyentar el fantasma de una subida descontrolada de los precios. Una mentalidad que ha provocado más de un roto en la UE y que ocasiona recurrentes quebraderos de cabeza en el BCE. ¿Ha cambiado de repente ese paradigma?