Las pérdidas han vuelto con contundencia a las bolsas de Europa este viernes y se han borrado buena parte de las ganancias cosechadas a principios de semana. Antes de la apertura de hoy, las ganancias acumuladas superaban el 2%. El Ibex 35 termina la jornada con un descenso del 1,98% hasta los 8.792,5 puntos. ¿La razón de los números rojos? El pánico que todavía prevalece en los mercados a una nueva crisis bancaria. La prueba está en que los bancos han sido, de nuevo, el principal lastre de la renta variable, con una entidad destacando hoy entre todas las demás en el Viejo Continente: Deutsche Bank, que ha llegado a sufrir un desplome de doble dígito en la bolsa de Fráncfort. Con este panorama, el EuroStoxx ha visto peligrar los 4.100 puntos y el Ibex 35 español se ha llegado a colocar al filo de los 8.700. En la semana, el Ibex 35 avanza un 0,84%.
El Banco de Inglaterra (BoE) también ha primado los datos macroeconómicos frente a los financieros, como han hecho en los últimos siete días primero el Banco Central Europeo (BCE) y después la Reserva Federal de EEUU (Fed). El organismo ha subido este jueves los tipos de interés en 25 puntos básicos hasta el 4,25%, el nivel más alto desde 2008. El banco central ha prolongado así su ciclo más rápido de alzas de tipos en 30 años (415 puntos básicos de subida en poco más de un año y en 11 reuniones) pese a que la inestabilidad financiera derivada del terremoto en Silicon Valey Bank (SVB) y Credit Suisse hacían pensar que en esta cita no tocaría las tasas. El pronóstico de que Reino Unido puede evitar finalmente la recesión y la persistente inflación se han impuesto. La clave ahora es discernir si esta subida es la última del ciclo y llega la esperada pausa.
Dentro del universo de las hipotecas en Reino Unido, hay una fórmula creativa que está volviendo a triunfar: las hipotecas compensadas (offset en inglés). Se trata de un producto que llegó en oleada en los 2000, cuando los bancos británicos competían por mantener a sus clientes, y que ahora está viviendo una segunda juventud, especialmente entre los clientes más adinerados en un contexto de subidas de tipos de interés que están encareciendo las letras.
Los bancos centrales han vuelto a ser protagonistas. Las subidas de tipos para combatir la alta inflación heredada de los desajustes económicos de la pandemia ya se empiezan a notar en la economía y amenazan las perspectivas de los ciudadanos. Sin embargo, haciendo un repaso histórico, se puede concluir que, en algunos casos, estas medidas han perdido potencia. El caso actual del Reino Unido es revelador.
Al Banco de Inglaterra (BoE) le falta el aire. Si ya era complejo de por sí el proceso de endurecimiento de sus políticas tras los estímulos de la pandemia y buscando aplacar la alta inflación, el remate ha venido de un nuevo gobierno conservador en Reino Unido empeñado en rebajar agresivamente impuestos en una difícil coyuntura económica. El caos desatado en el mercado deja al BoE cada día con menos espacio para transitar y ya se contempla con que tenga que retrasar por segunda vez su programa de venta de bonos soberanos. Viendo las barbas del vecino cortar, otros bancos centrales se ponen en guardia. El oxígeno que quieren dar los gobiernos a los hogares en plena crisis energética -un claro 'pulmón' fiscal- puede acabar 'asfixiando' a los institutos de política monetaria.
Este jueves el Comité de Política Monetaria del Banco de Inglaterra (BoE) se reunirá para subir los tipos de interés, pero no será una reunión más. La cita llega tras un inicio de otoño 'maldito' en Reino Unido que ha dejado al banco central en el 'ojo del huracán'. El pasado 22 de septiembre, el banco central decretaba su segunda subida consecutiva de 50 puntos básicos hasta dejar el tipo de referencia en el 2,25%. Era la séptima alza consecutiva desde el 0,1% al que se encontraba la tasa en noviembre de 2021. Parte del Comité (tres miembros de nuevo) abogaban por un alza de 75 puntos básicos ante una inflación que coquetea con el 10%. En medio, ha habido 'un mundo'.
El Banco de Inglaterra (BoE) no ha querido seguir quedándose atrás respecto a otros bancos centrales como la Reserva Federal de EEUUo el Banco Central Europeo y ha decidido este jueves una subida de los tipos de interés de 75 puntos básicos hasta el 3%, el más alto desde noviembre de 2008. Es la octava subida de tipos consecutivas del BoE desde su reunión del pasado diciembre, con un endurecimiento acumulado de 290 puntos básicos. La subida de hoy es la mayor de una tacada del banco desde octubre de 1989 (un alza de 113 puntos básicos entonces).
El Banco de Inglaterra (BoE) no ha podido este jueves desacelerar las subidas de tipos de interés ante la persistencia de las presiones inflacionarias que experimenta Reino Unido. Tras elevar los tipos en 50 puntos básicos en su reunión de diciembre, el Comité de Política Monetaria (CPM) del banco ha vuelto a decretar un aumento de 50 puntos básicos que los ha llevado hasta el 4%, el nivel más alto desde noviembre de 2008. Cabe recordar que los tipos se encontraban en un mínimo del 0,1% en enero de 2022.
Desde hace varios meses, la de Reino Unido es citada continuamente como la más 'peligrosa' de las economías desarrolladas. Su inflación, todavía de dos dígitos, y unas previsiones de recesión más prolongadas que en las de otras potencias económicas siguen pesando sobre el país, que aún intenta recuperarse de los efectos del Brexit y de la crisis derivada de la 'aventura fiscal' del caído gobierno conservador de Liz Truss el pasado septiembre.
El Banco de Inglaterra (BoE) quiere acelerar la venta de bonos soberanos con los que se hizo recientemente y de emergencia para evitar el colapso de la deuda nacional. El BoE anunció su intención de colocar 3.250 millones de libras esterlinas en deuda a corto plazo (hasta los siete años según su criterio), el mismo importe en títulos de vencimiento medio (de siete a 20 años) y lo mismo para los bonos de largo recorrido (más de 20 años de vencimiento).
El Banco de Inglaterra (BoE) no quiere quemar el motor por pasarse de aceleración. Este jueves, su Comité de Política Monetaria ha decidido subir los tipos de interés en 50 puntos básicos hasta el 3,5%, el máximo desde octubre de 2008. La decisión deja en un hecho casi aislado el alza de 75 puntos básicos decretada en noviembre, que fue la más alta de una tacada desde 1989.
Cuando las voces del mercado especulaban con cuáles podían ser los eventos perturbadores para la bolsa durante el segundo semestre sonaban eventos como elecciones en Latinoamérica o la crisis energética en Europa pero ninguna posicionaba al Reino Unido como el principal elemento disruptivo.
Las políticas implementadas durante la crisis del covid han sido como una suerte de experimento que ha servido para demostrar que en esta vida nada es gratis. Parafraseando a Mark Twain, los rumores sobre la muerte de la inflación habían sido exagerados. La puesta en marcha de políticas fiscales ultra-expansivas, financiadas por unos bancos centrales que hundieron los tipos de interés y se lanzaron a comprar toda la deuda que los gobiernos emitían para disparar su gasto público muestra ahora su coste. La inflación ha vuelto a la vida y lo ha hecho con la mayor fuerza en 50 años.
Una destitución, un paso atrás en el nuevo plan fiscal para el Reino Unido y un programa de compra de emergencia de deuda han sido necesarios para templar el ánimo de los inversores. El mercado ya descuenta que el Banco de Inglaterra (BoE) no se verá obligado a acelerar su subida de tipos de interés ante una situación descontrolada en la economía del país.
Ante la más mínima incertidumbre económica, siempre vuelven las mismas cuatro cifras: 2008. Es el año maldito en el que la gran crisis financiera se convirtió en la gran lengua de fuego que abrasó al mundo. La delicada situación actual, con desajustes derivados de la pandemia y de una guerra en Ucrania que ya supera los seis meses, hace que los analistas recuperen esa fecha para avisar de lo que puede pasar. Esta vez han sido los estrategas de Bank of America (BofA) los que han puesto la chincheta en el corcho: si los bancos centrales fallan, estaremos ante otro 'momento Bear Stearns'.
Los inversores siguen mirando con atención a los bonos británicos de largo plazo. Esta semana es clave porque el viernes, 14 de octubre, finaliza el programa de emergencia del Banco de Inglaterra (BoE). Y a falta de muy poco para concluir el plan, el mercado no se puede dar por estabilizado. No solo eso, sino que las perspectivas son preocupantes y nada hace presagiar que se vayan a contener las caídas.
El Banco de Inglaterra (BoE) va viviendo al día, como si se tratara de un estudiante de intercambio en el londinense barrio de Camden Town. El responsable de la política monetaria del Reino Unido se ofrece ahora a comprar bonos estatales ligados a la inflación en la que es la tercera intervención en el mercado de renta fija del BoE en menos de quince días.
Aunque es el mercado laboral de EEUU el que concita las miradas de los mercados, el de Reino Unido sigue desafiando los manuales teóricos. Las cifras de desempleo hasta agosto dejan conclusiones demoledoras, como que no abandonaba tanta gente el mercado laboral en un período de tres meses desde hace más de medio siglo. El 'vórtice' generado durante la pandemia no da tregua.
El Banco de Inglaterra (BoE) redobla sus esfuerzos para calmar al mercado y ha decidido aumentar hasta los 10.000 millones de libras diarias (hasta el 14 de octubre) su tope para comprar bonos a largo plazo del Reino Unido. Una medida con la que la institución pretende "restaurar" la normalidad del mercado de renta fija en el país y evitar el colapso de los fondos de pensiones privados.
Tras el tibio comunicado de este lunes una vez el mercado pedía al Banco de Inglaterra (BoE) actuar dada cuenta del desplome de la libra y los bonos, el organismo ha protagonizado este miércoles un importante 'volantazo' al anunciar que, con carácter de emergencia y buscando calmar al mercado, realizará de forma temporal las compras de gilts (bonos soberanos del Reino Unido) de larga duración que sean necesarias, retrasando asimismolas ventas planificadas de deuda. Pega de este modo el banco central un giro de 180 grados en el proceso de ajuste cuantitativo (QT) decidido hace meses en el marco del endurecimiento que vienen protagonizando la mayor parte de institutos monetarios del mundo.
Cuando la libra se desplomaba el lunes, algunas voces instaron al Banco de Inglaterra (BoE) a seguir los pasos del de Japón (BoJ) con su reciente intervención en el mercado de divisas por el descalabro sin paliativos del yen. La situación difiere en los dos países más allá de la caída de sus monedas y el organismo británico no tiene el mejor 'ancho de vía' para transitar por ese camino. Sin embargo, la comparativa con el banco central nipón ha vuelto a surgir tras el movimiento de emergencia del BoE esta semana, interviniendo en el mercado de bonos con el anuncio de más compras. Diversos analistas ven en este movimiento un 'discreto' control de la curva de tipos.
En una escena de épocas lejanas en una economía avanzada, tanto el gobierno británico como el Banco de Inglaterra (BoE) tuvieron que salir este lunes a la palestra para, como mínimo, pronunciarse sobre el desplome de la libra. Aunque las declaraciones fueron escuetas y no profundizaron mucho en el problema, el síntoma es preocupante. Pese a que la comparativa con los países emergentes pueda sorprender al tratarse de Reino Unido, el desplome del 20% en lo que va de año de la libra ha despertado las alarmas y se antoja difícil que las autoridades no tengan que tomar algún tipo de medida. Pese a que hay diferencias con el caso de Japón y el yen, el mercado está 'pidiendo' algún tipo de intervención.
El dólar lleva todo el año martilleando al resto de las grandes divisas del mercado hasta el punto de alcanzar la paridad en casos como el euro. Sin embargo, en el caso de la libra esterlina, no se puede achacar toda la culpa al impulso dado por la Reserva Federalde Estados Unidos al precio del dinero en el país, aunque su subida de tipos de interés esté marcando el ritmo este 2022.
Los analistas creen que hacen falta medidas excepcionales para contener la hemorragia que ha sucedido después de los presupuestos de Liz Truss en Reino Unido. En ese sentido, los analistas de Deutsche Bank, según recoge Bloomberg, han pedido que el Banco de Inglaterra se reúna de forma urgente y vuelva a subir los tipos de interés la propia semana después de haberlo hecho ya este jueves en medio punto.
Con menos foco mediático que el de la eurozona o el estadounidense, el mercado laboral británico está dejando titulares tan aleccionadores sobre la resaca pandémica como preocupantes para su economía. Las anomalías causadas por el covid han dejado un mercado de trabajo tan tenso que su tasa de paro es la más baja en 48 años. Los británicos no vuelven al mercado laboral pese al acuciante coste de la vida y la razón principal es que la fuerza laboral sigue siendo estrecha tras la crisis sanitaria. La constatación del fenómeno se ve en unos salarios que siguen avanzando con fuerza, complicando la vida al Banco de Inglaterra (BoE) y al gobierno que acaba de estrenar la conservadora Liz Truss.
Ha llegado el momento de pasar el testigo. El Banco Central Europeo ya ha realizado su movimiento de tipos al alza y ahora la atención pasa al Reino Unido y a Estados Unidos. Y principalmente a este último.
La inflación en Estados Unidos ya ha tocado techo, o al menos esa ha sido la conclusión que muchos economistas y analistas han sacado tras conocerse la semana pasada el índice de precios al consumo (IPC) de julio del país norteamericano. Sin embargo, la situación a este lado del Atlántico es muy diferente: más de la mitad de los países de la Unión Europea (UE) registran un IPC anual a doble dígito y los expertos aseguran que la inflación en el Viejo Continente está lejos de enfriarse. La fuerte subida de los precios afecta directamente a las familias, lo que previsiblemente lastrará el consumo y, por tanto, al devenir económico de toda la región. Cada vez son más las voces que auguran una pronta y dura recesión como consecuencia de la elevada inflación (y el endurecimiento monetario para hacerle frente). De hecho, la economía de la eurozona ya ha comenzado a contraerse.
El Banco de Inglaterra (BoE) ha cumplido con el guion esperado por los analistas para mover los tipos de interés, pero ha sorprendido con sus lúgubres previsiones. Su Comité de Política Monetaria (MPC, en inglés) ha decidido este jueves elevar el precio del dinero en 50 puntos básicos, desde el 1,25% en el que se encontraban hasta el 1,75%, el nivel más alto desde finales de 2008. El BoE no incrementaba los tipos en esta medida desde 1995. De hecho, se trata del aumento más fuerte desde que la institución se desvinculó del Gobierno británico a finales del siglo XX. El organismo monetario ha 'pisado el acelerador' ante la creciente inflación: los precios en Reino Unido ya está subiendo a un ritmo no visto en décadas (al igual que en otros países, España entre ellos). Y el BoE espera que las presiones inflacionistas continúen por encima del 13%, llevando a la economía británica a una larga recesión que comenzará antes de que termine el año.
El proceso de endurecimiento de la política monetaria continúa, prácticamente en todos los lugares del planeta. Salvo un puñado de economías, como China, los bancos centrales siguen subiendo tipos, y hoy ha llegado el turno al Reino Unido.