El año pasado existían 580 fondos de inversión con al menos 15 años de antigüedad, y el último estudio de Pablo Fernández, profesor de finanzas del IESE, en el que analiza la rentabilidad de los fondos de inversión españoles entre 2007 y 2022, refleja las grandes diferencias en términos de rentabilidad entre ellos.
Las gestoras no están dispuestas a desaprovechar la oportunidad que representa ahora una renta fija que vuelve a estar en disposición de cumplir con su papel tradicional en las carteras, el de diversificar y ofrecer rentas, tras años en los que apenas ha ofrecido rentabilidad. La prueba es que solo el año pasado lanzaron más de una veintena de estos productos, que invierten en deuda a largo plazo. En concreto se registraron 23, según los últimos datos publicados por Inverco, a cierre de año. Ninguna otra categoría, entre las principales de los fondos nacionales que invierten en activos españoles, experimentó un crecimiento tan fuerte. Tras ellos se situaron los fondos con un objetivo concreto de rentabilidad no garantizado, que se construyen, también, con una parte importante de renta fija. En su caso se lanzaron 17 nuevos.
El aumento sostenido de la inflación ha terminado con diez años de políticas ultraexpansivas (bajos tipos de interés e inyección masiva de liquidez) de los bancos centrales. El mercado empieza a descontar una acción más dura por su parte, que ha propulsado aún más las ventas que desde principios de año se imponen en la renta fija. La velocidad con la que se produzcan las subidas es motivo de preocupación en el mercado. Sin embargo, Daniel Lacalle, economista jefe de Tressis, explica que "la idea de que si se hacen moderadamente no tendrá impacto en la economía no tiene ningún sentido. Cuánto más rápido mejor".
Tras las palabras de Christine Lagarde, presidenta del BCE, en las que ha confirmado la intención del banco central europeo de poner punto y final al programa de estímulos en junio, los inversores han asumido la idea de que la normalización monetaria está cada vez más cerca, con una subida de tipos que podría producirse incluso después del verano si el dato de inflación sigue desbocado.
El mercado está viviendo en los últimos días intensamente el fin de una era. Los estertores de la época de los tipos de interés en mínimos históricos, que nació primero como respuesta de la política monetaria a la Gran Crisis Financiera y se intensificó después en la contundente y sin precedentes contestación de la banca central de las principales economías del mundo desarrollado a la pandemia de coronavirus.
El miércoles de la semana pasada la Reserva Federal (Fed) dio el paso definitivo hacia el principio del fin del programa de compras de deuda que se activó con la llegada de la pandemia.