Pilotar el aterrizaje de la economía de EEUU era una misión compleja. Durante la crisis del covid, la Fed y el Gobierno llenaron el depósito del avión (economía) con una mezcla de combustibles que nunca antes se había probado (billones de estímulos fiscales y monetarios combinados). El avión cogió tanta velocidad en tan poco tiempo que terminó sobrecalentándose. Al final, la Fed tuvo que tirar del freno de mano (subidas de tipos sin precedentes y retirada de estímulos), provocando una rápida pérdida de altura, que ahora podría terminar en accidente. En Europa, aunque la situación no es exactamente igual, pero el riesgo parece similar, según los expertos de JP Morgan.
Los bancos han pasado en cuestión de meses de presentar beneficios récord a convertirse en la gran amenaza para la estabilidad financiera. Pero lo que es más curioso, el factor que ha provocado lo primero (el récord de beneficios), está también detrás de lo segundo (el riesgo de crisis financiera): las fuertes y prolongadas subidas de los tipos de interés empiezan a dejar a la luz las fragilidades de algunas entidades.
El colapso en Estados Unidos de Silicon Valey Bank (SVB), Signature Bank y Silvergate Bank ha desatado el miedo a que se produzca una nueva crisis financiera y ha puesto en el punto de mira a todo el sector en bolsa, con Credit Suisse como protagonista en Europa. La noticia de la quiebra de SVB se conoció a última hora del 10 de marzo, con los parqués europeos ya cerrados, aunque el ruido previo ya cotizó en bolsa. El lunes, con los mercados abiertos, las acciones de los bancos sufrieron fuertes caídas a ambos lados del Atlántico, que se han mantenido con el paso de los días.
Desde finales de la semana pasada, cuando se confirmó el colapso de varios bancos regionales en Estados Unidos, los inversores han recalibrado sus expectativas de subidas de tipos de interés de los principales bancos centrales del planeta. Aunque el Banco Central Europeo (BCE) ha seguido esta semana el plan que tenía establecido y ha confirmado la subida de tipos de 50 puntos básicos que anticipó a principios de febrero, el techo de tipos para el banco central, esto es, el nivel más alto que alcanzará el precio del dinero en la eurozona en este ciclo, ya no es tan elevado como se esperaba antes de que surgiese la crisis.
La caída del SVB y el desahucio del mercado de Credit Suisse han provocado nerviosismo bursátil. Los titulares de prensa no han llegado al momento pánico, que suele coincidir con el mejor para comprar.
Como ocurre con todas las crisis, el hundimiento de SVB pone sobre el tapete nuevas grietas. La desregulación iniciada por Donald Trump en 2018 con el desmantelamiento de la ley Dodd-Frank suavizó los requerimientos para bancos pequeños y regionales, al elevar el umbral de activos para exigir ciertos estándares prudenciales. Se había aprobado, precisamente, para evitar una repetición de la crisis de 2008 bajo la Administración de Barack Obama, y al suavizarse permitió a SVB no transparentar de manera suficiente ni protegerse frente a la depreciación de la cartera de inversión que, al tener que venderla para reintegrar depósitos a clientes, causó el quebranto y sentenció al banco.
Las bolsas occidentales querían acabar la semana con buen sabor de boca, pero la banca no se lo ha permitido. Más en concreto, Credit Suisse, que vuelve a estar en el epicentro del 'terremoto' con un nuevo desplome de sus acciones. El temor a una nueva crisis financiera no se disipa en ninguno de los dos lados del Atlántico. En consecuencia, y pese a un comienzo de la sesión claramente positivo en el Viejo Continente, las ventas se han impuesto y los principales selectivos registran caídas superiores al punto porcentual. Las pérdidas son menos acusadas que en las pasadas jornadas, pero en el caso del mercado español son más que suficientes para arrojar el peor balance semanal desde febrero de 2022: el Ibex 35 ha bajado un 5,81% desde el pasado viernes y ha caído bajo los 8.800 puntos.
Todo parecía listo para que el Banco Central Europeo (BCE) anunciase otra (quizá la última) gran subida de tipos este jueves. Los 50 puntos básicos eran un trato hecho, incluso después de la caída de los bancos americanos SVB y Signature Bank, los analistas y el mercado apostaban por la subida de medio punto. Sin embargo, la crisis bancaria ha llegado a Europa de lleno a través del eslabón más débil: Credit Suisse. Ahora, todo está en el aire y lo único que está claro es que ningún banquero central querría estar en la piel de Christine Lagarde.
Jérémie Boudinet, responsable de crédito de grado de inversión de La Française AM, analiza el origen de la crisis originada por la quiebra de SVB, el riesgo de contagio a Europa, la situación de bancos en el ojo del huracán, cómo está afectando al mercado y el futuro de la banca en la sombra.
Una de las consecuencias a la caída de la rentabilidad de la deuda soberana y de un dólar debilitado es el renovado interés de los inversores por los metales preciosos que suelen ser la opción favorita del mercado en una crisis financiera.
La caída de SVB ha revivido al fantasma de Lehman Brothers. La primera pregunta que se plantean los inversores tras otro lunes negro en los parqués es si la quiebra del banco californiano puede desatar una crisis como la que se produjo en 2008. Los expertos consultados por elEconomista.es creen, de manera unánime, que aunque ambos bancos han sido intervenidos y tienen problemas de liquidez... las similitudes terminan ahí.
La renegociación de hipotecas se duplica en España al situarse actualmente por encima del 6% de la cartera de este tipo de préstamos ya concedidos. Se trata de un fenómeno por completo previsible considerando que tuvo lugar en los dos últimos meses de 2022, precisamente aquellos en los que se notaron de modo incontestable los efectos en el euríbor de las alzas de tipos acumuladas en la eurozona durante todo el año pasado. Siempre que se endurecen con intensidad las condiciones de financiación se producen dos efectos colaterales. Por un lado, se ralentiza (o incluso se congela) la demanda de nuevas hipotecas, tal y como ocurrió precisamente en diciembre pasado. Por otro lado, las familias reclaman una renegociación de los préstamos de este tipo que ya tienen concedidos, como reflejan los últimos datos del Banco de España. Es más, estas últimas peticiones tienen visos de que crecerán especialmente rápido en 2023. No en vano el 1 de enero entró en vigor el pacto del Gobierno y la banca para facilitar las refinanciaciones a cerca de un millón de hogares. Esta evolución no debería ser motivo de alarma dado que todo el proceso se está conduciendo de un modo ordenado y, lo que es más importante con la suficiente previsión. En otras palabras, a diferencia de lo ocurrido en crisis financieras anteriores, los clientes no llegan al proceso de refinanciación ya asfixiados, arrastrando un sobreendeudamiento que ni siquiera la flexibilización de las condiciones de sus hipotecas puede aliviar. Sin duda, aun cuando conviene mantener todas las cautelas, toda apunta a que el proceso actual de refinanciaciones supone un cortafuegos efectivo a la hora de evitar el repunte de los impagos y de la morosidad bancaria.
Comienza 2023 y queda claro que cada vez más gente descree del capitalismo democrático... y con él, de los economistas, ¿pero qué tan responsables somos los economistas -y qué tipo de responsabilidad nos cabe- por los males económicos?
Ben S. Bernanke, Douglas W. Diamond y Philip H. Dybvig son los ganadores del Premio Nobel de Economía 2022 por sus investigaciones sobre bancos y crisis financieras, según ha anunciado este lunes la Academia Sueca de las Ciencias.
Este domingo se cumplen 10 años de uno de los momentos más tensos que se han vivido desde la configuración de la Unión Europea. El 24 de julio de 2012 los bonos de los países de la periferia europea, y las primas de riesgo de estos países (España, Italia, Portugal y Grecia), tocaban niveles máximos hasta la fecha, y que todavía son inéditos a día de hoy.