Casados ambos con mujeres divorciadas, comprometidos con el concepto más moderno de la monarquía, tanto Carlos III como Felipe VI tuvieron que imponer su voluntad en asuntos amorosos a sus padres. La lucha del monarca británico por sacar adelante su deseo de estar junto a la mujer de su vida, a pesar de todas las dificultades, es mucho más conocida que la de Felipe de Borbón enfrentado a su padre, Juan Carlos I, que señalaba a Letizia como el cáncer que acabaría minando la continuidad de una institución. Sin embargo, el tiempo nos dice que Camilla ha pasado de villana a reina coronada de Inglaterra y que Letizia es todo lo contrario: una pieza básica que sostiene a la Corona con su buena imagen, también en el plano internacional. La tarea añadida que enfrentan Letizia y Felipe es la de recomponer la imagen de corrupción que ha dejado Juan Carlos I mientras que en el Reino Unido se echa de menos el poderío de la figura sagrada e incuestionable de Isabel II y el reto del nuevo Rey y su consorte es mantener algo de esa herencia de prestigio y popularidad.
La relación entre la UE y el Reino Unido solo ha empeorado desde que se materializara el Brexit definitivamente el pasado 1 de enero. Al cruce de acusaciones por las vacunas, los problemas en la frontera de Irlanda del Norte y las discrepancias por la factura del divorcio que debe cubrir Londres se suma ahora el siempre complicado asunto de Gibraltar.
La crisis diplomática entre España y Marruecos -acrecentada tras acoger al líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, en un hospital de La Rioja, y la posterior apertura de las vallas de Ceuta, con la entrada ilegal de más de 8.000 migrantes-, ya empieza a tener su traslación económica, con un impacto valorado en al menos 1.500 millones de euros menos, que España dejará de recibir por la decisión de Rabat de cancelar la Operación Paso del Estrecho 2021.
En plena crisis diplomática con el país alauita, la decisión del Gobierno de Marruecos de impedir que la Operación Paso del Estrecho no tenga lugar por segundo año consecutivo puede tener unas consecuencias económicas incalculables para España, dado la amplitud de sectores a los que afecta, y a esos más de 3.200.000 personas que atraviesan el territorio desde mediados de junio hasta el 15 de septiembre.