Reino Unido se juega mucho en un frente que pocos vieron venir: el resurgir del yen. Pocas divisas pueden perder tanto con la recuperación de la moneda nipona como la libra esterlina este año. Los inversores se han estado deshaciendo de la libra esterlina por la opinión de que el debilitamiento de la economía del Reino Unido evitará que el Banco de Inglaterra sea tan agresivo como sus contrapartes en el resto del mundo. La diferencia es más pronunciada cuando se compara con Japón, donde los años de política monetaria ultra laxa finalmente pueden estar llegando a su fin , impulsando al yen a niveles frente al dólar que no se veían desde junio.
El Banco de Inglaterra (BoE) no quiere quemar el motor por pasarse de aceleración. Este jueves, su Comité de Política Monetaria ha decidido subir los tipos de interés en 50 puntos básicos hasta el 3,5%, el máximo desde octubre de 2008. La decisión deja en un hecho casi aislado el alza de 75 puntos básicos decretada en noviembre, que fue la más alta de una tacada desde 1989.
El día señalado en rojo en el calendario británico ha llegado. El gobierno de Rishi Sunak ha anunciado su esperado plan fiscal a medio plazo, conocido como Declaración de Otoño. El encargado de presentarlo ha sido el canciller de Hacienda -ministro de Finanzas-, Jeremy Hunt, quien ha confirmado la cifra 'mágica': habrá una consolidación fiscal de hasta 55.000 millones de libras (unos 63.000 millones de euros) al año hasta 2028 en subidas de impuestos y recortes de gasto.
Cuando las voces del mercado especulaban con cuáles podían ser los eventos perturbadores para la bolsa durante el segundo semestre sonaban eventos como elecciones en Latinoamérica o la crisis energética en Europa pero ninguna posicionaba al Reino Unido como el principal elemento disruptivo.
Buscando poner fin al caos desatado en los mercados las últimas semanas, la primera ministra de Reino Unido, Liz Truss, ha cesado al canciller de su gobierno -ministro de Finanzas- y hasta ahora su hombre de confianza, Kwasi Kwarteng tras seis semanas en el cargo. Los acontecimientos se han precipitado en las últimas 24 horas y la líder conservadora ha tomado esta decisión para acometer sin ataduras un giro de 180 grados en su planteamiento fiscal, con el que ganó las primarias de su partido y accedió a Downing Street. Truss ha utilizado a Kwarteng de fusible para detener el cortocircuito. Resulta irónico que ahora tenga que abocarse a la cautela fiscal que defendía su rival en el Partido Conservador, Rishi Sunak. El encargo de encabezar este violento viraje será el parlamentario y exministro tory Jeremy Hunt, designado nuevo canciller. La primera renuncia de Truss ha sido dejar tal como estaba prevista antes de su llegada la subida del impuesto de sociedades del 19% al 25% (hasta 18.000 millones de libras al año en juego).
El Banco de Inglaterra (BoE) redobla sus esfuerzos para calmar al mercado y ha decidido aumentar hasta los 10.000 millones de libras diarias (hasta el 14 de octubre) su tope para comprar bonos a largo plazo del Reino Unido. Una medida con la que la institución pretende "restaurar" la normalidad del mercado de renta fija en el país y evitar el colapso de los fondos de pensiones privados.
La transición política en Reino Unido no está siendo precisamente un paseo. Desde que la primera ministra británica, Liz Truss, anunciara su plan de rebaja fiscal, las turbulencias han asistido al mercado -la libra reaccionó a la baja y los bonos también-. Aunque el mercado está algo más estabilizado tras la intervención, aunque tibia, del Banco de Inglaterra (BoE), las repercusiones de los 'mini presupuestos' siguen llamando a otras puertas del mercado.
La realidad económica posterior a la pandemia está deparando episodios poco comunes o no vistos desde hace décadas. El último ha venido de parte del Fondo Monetario Internacional (FMI). El organismo ha protagonizado un inusual reproche al nuevo gobierno conservador británico de Liz Truss después de su agresivo paquete de recortes de impuestos, que ha dejado a la libra tiritando (ha marcado mínimos históricos) y al país siendo comparado con los mercados emergentes. La rareza de este 'tirón de orejas' público, más aún a una gran economía, ha hecho a diversos analistas hablar de humillación.
En una escena de épocas lejanas en una economía avanzada, tanto el gobierno británico como el Banco de Inglaterra (BoE) tuvieron que salir este lunes a la palestra para, como mínimo, pronunciarse sobre el desplome de la libra. Aunque las declaraciones fueron escuetas y no profundizaron mucho en el problema, el síntoma es preocupante. Pese a que la comparativa con los países emergentes pueda sorprender al tratarse de Reino Unido, el desplome del 20% en lo que va de año de la libra ha despertado las alarmas y se antoja difícil que las autoridades no tengan que tomar algún tipo de medida. Pese a que hay diferencias con el caso de Japón y el yen, el mercado está 'pidiendo' algún tipo de intervención.
El dólar lleva todo el año martilleando al resto de las grandes divisas del mercado hasta el punto de alcanzar la paridad en casos como el euro. Sin embargo, en el caso de la libra esterlina, no se puede achacar toda la culpa al impulso dado por la Reserva Federalde Estados Unidos al precio del dinero en el país, aunque su subida de tipos de interés esté marcando el ritmo este 2022.
Nuevas caídas de la libra, mientras el Banco de Inglaterra y Downing Street intentan estabilizar una libra que ya acaricia la paridad con el dólar. Tanto el banco central del país como el Tesoro han lanzado comunicados para dejar clara su postura frente a la caída de la divisa nacional, que ha llegado a cotizar en los 1,02 dólares esta madrugada y que, a pesar de haber repuntado a lo largo del día hasta los 1,08%, vuelve reanudar su sangría con caídas superiores al 2%.
La libra esterlina ha tenido un mal verano y está volviendo aún peor de las vacaciones. Los vaivenes políticos con la salida de Boris Johnson de Downing Street y la llegada de Liz Truss no están ayudando. La nueva primera ministra ha puesto sobre la mesa un recorte de impuestos no visto en décadas que ha asustado al mercado. Su insistencia en la propuesta sigue mermando a la libra y no pocas voces apuntan ya a una intervención del Banco de Inglaterra (BoE) para salvar la moneda. La posibilidad de una reunión de emergencia del organismo antes de la programada en noviembre para decretar una contundente subida de tipos cobra cada vez más fuerza, con los medios ingleses deslizando la posibilidad de que la institución emita algún tipo de comunicado.
No hay casi nada bueno que decir sobre el hundimiento de la libra a sus niveles más bajos en cuatro décadas. Excepto, por supuesto, que es una oportunidad para reconstruir el mercado de exportación del Reino Unido. Para ello hay que animar a las empresas a vender más en EEUU, China y Extremo Oriente, donde la moneda es más débil. Hay que encontrar la manera de importar menos impulsando la producción nacional. Y hay que asegurarse de que los depredadores extranjeros no se carguen las mejores empresas una a una cuando están más baratas. Si se hace lo correcto, Reino Unido podría salir fortalecido de un breve periodo de extrema debilidad monetaria, pero no será fácil.
Nada más abrir la puerta del número 10 de Downing Street, la conservadora británica Liz Truss, a la que no pocos consideran la nueva Margaret Thatcher, se ha topado con la economía más doliente del G-10. Sabedora de ello, la sucesora de Boris Johnson llevaba bajo el brazo un gigantesco plan de apoyo a la economía que se sustenta en un pilar básico: masivas bajadas de impuestos. Aunque la nueva primera ministra del país ganó las primarias de su partido bajo esta promesa, los analistas ya empiezan a advertir de sus riesgos. El informe más sonado ha sido uno de Deutsche Bank que contempla un deterioro del déficit exterior británico de tal calibre, que para compensarlo la libra tendría que caer un 30% desde los niveles actuales, los más bajos desde 1985.
La nueva primera ministra británica se estrena con muchos frentes abiertos: la libra en mínimos frente al dólar, una inflación disparada, un déficit comercial preocupante, unos costes elevados de la energía y la infrafinanciación de servicos públicos como el Servicio Nacional de Salud (NHS)
El impacto del Brexitque la pandemia contuvo por dos años se ha sumado a la recesión que se avecina sobre la economía británica y unos pronósticos de inflación que se acercan al 20% de cara a principios de 2023, según los analistas de Goldman Sachs. De momento, se sitúa por encima del 10%. La libra esterlina es la primera víctima en caer. Ya se escuchan tambores que apuntan a la paridad frente al dólar de aquí a un año vista y, de producirse, sería algo histórico que jamás ha sucedido. "La perspectiva de que la libra alcance la paridad frente al dólar se está volviendo cada vez menos extravagante, teniendo en cuenta la recesión que se avecina, dependencia aguda del capital extranjero (...) o los crecientes costes de la deuda", apunta Simon White, analista de Bloomberg.
El calor sin precedentes que ha vivido el Reino Unido este verano -temperaturas por encima de los 40ºC- también ha derretido a la libra esterlina. La divisa cierra agosto dejándose un 4,47% frente al dólar, en su peor mes desde octubre de 2016, cuando la resaca del referéndum por el Brexit de junio era fuerte. La moneda ha fluctuado este jueves por debajo de los 1,16 dólares, una marca que, según los analistas, seguirá bajando, devolviendo la vista a niveles de 1985.
El Banco de Inglaterra (BoE) ha cumplido con el guion esperado por los analistas para mover los tipos de interés, pero ha sorprendido con sus lúgubres previsiones. Su Comité de Política Monetaria (MPC, en inglés) ha decidido este jueves elevar el precio del dinero en 50 puntos básicos, desde el 1,25% en el que se encontraban hasta el 1,75%, el nivel más alto desde finales de 2008. El BoE no incrementaba los tipos en esta medida desde 1995. De hecho, se trata del aumento más fuerte desde que la institución se desvinculó del Gobierno británico a finales del siglo XX. El organismo monetario ha 'pisado el acelerador' ante la creciente inflación: los precios en Reino Unido ya está subiendo a un ritmo no visto en décadas (al igual que en otros países, España entre ellos). Y el BoE espera que las presiones inflacionistas continúen por encima del 13%, llevando a la economía británica a una larga recesión que comenzará antes de que termine el año.
Financial Times (Reino Unido)Los economistas y operadores del mercado financiero prevén que la mayoría de los miembros del Comité de Política Monetaria (MPC) del Banco de Inglaterra decidan en su reunión del 16 de diciembre que necesitan más tiempo para evaluar las implicaciones de la variante Ómicron del coronavirus y mantengan los tipos en el mínimo histórico del 0,1 por ciento. El pasado mes de noviembre, el banco central británico sorprendió a los mercados al mantener sin variación los tipos, a pesar de la subida de los precios de los bienes y servicios. Aunque existe cierto grado de incertidumbre sobre su respuesta a la nueva cepa, la mayoría de los analistas piensan que mantendrá la misma línea incluso si, como se teme, la nueva variante aumenta las presiones inflacionistas.25/10 | El Economista
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Con la inflación desbocada en Reino Unido, el Gobierno filtró este lunes que subirá el salario mínimo un 6,6%, hasta unas 1.520 libras al mes (1.800 euros), aceptando las recomendaciones de la Comisión de Salarios Bajos, una organización asesora del Gobierno. Sin embargo, las críticas no se han hecho esperar, porque gran parte de esa subida se irá en impuestos y recortes en otros ingresos.
Es algo bastante habitual que los billetes lleven el rostro de alguna persona importante para la historia o la imagen de una edificación simbólica. Esta práctica se lleva a cabo en gran parte de los países del mundo, sin importar el sistema monetario que utilicen y supone una manera de reivindicar la cultura y la historia de cada país, además de como homenaje la contribución de ciertas personas con la sociedad.
El Banco Central Europeo (BCE) cree que el momento de lanzar una divisa digital pública está cerca. El euro digital parece más necesario que nunca como alternativa a las propuestas de empresas tecnológicas "hambrientas de datos" que buscan maximizar beneficios.
Un nuevo billete de 50 libras (57,9 euros) con la imagen de Alan Turing, el considerado padre de la informática, circulará por primera vez el próximo 23 de junio, coincidiendo con la fecha del cumpleaños del matemático británico, confirmó este jueves el Banco de Inglaterra.
El Banco de Inglaterra (BoE) ha decidido mantener por unanimidad el tipo de interés de referencia en el mínimo histórico del 0,1% y el importe de su programa de compra de activos en los 895.000 millones de libras (1,04 billones de euros), según ha informado este jueves. Más allá de la parte puramente técnica, el fuerte ritmo de vacunación en Reino Unido ha obligado BoE a dar un giro a sus expectativas de política monetaria, un giro que ha sido anticipado por el mercado con el alza de los tipos de interés en los bonos. Parece que la institución se olvida, por ahora, del debate de los tipos negativos para centrarse en la recuperación económica, ahora se ven "riesgos al alza".
Los bancos centrales en los países desarrollados tienen el control y el monopolio de la emisión de dinero (el activo predominante en todos los medios de pago), lo que a su vez les permite imponer la política monetaria que consideran adecuada, estableciendo el precio (tipo de interés) de ese dinero. ¿Qué pasaría si otro activo empieza recortar terreno al dinero (oficial) como medio de pago? El 'poder' de los bancos centrales podría verse amenazado, mientras que el sistema financiero se enfrentaría a importantes cambios y riesgos.
El ritmo de vacunación contra el coronavirus de los países está marcando en parte el devenir bursátil y de divisas de las últimas semanas. La libra está siendo la más beneficiada de ello puesto que, a pesar de que la economía británica sufre su mayor retroceso en tres siglos, el anticipar la vacunación al resto de los estados europeos está afectando positivamente en la moneda.
El sector turístico español mantiene la esperanza de que buena parte de los 18 millones de británicos que visitaron el país en 2019 regresen en este 2021, y la apreciación de la libra frente al euro durante las últimas semanas favorece este anhelo.
Las bolsas de Europa terminan con buen sabor de boca la primera semana de febrero. Han encadenado cinco días al alza y han acumulado un rebote desde el pasado viernes que ronda el 5%. Para el Ibex 35 español, que hoy ha recuperado los 8.200 puntos, ha sido incluso la mejor semana desde el inicio del rally del pasado mes de noviembre al avanzar un 5,89%. Hoy el selectivo se anota un alza diaria del 1,13% hasta los 8,214.7 puntos. Mientras tanto, Wall Street se mueve en máximos históricos, aunque las compras son contenidas tras un dato de empleo en Estados Unidos agridulce, conocido antes de su apertura.
Las bolsas de Europa comenzaron el día con sosiego, pero al final han pisado el acelerador y se han anotado ganancias que rondan el 1%. Suman así cuatro días en verde. Los parqués de Milán y Madrid han capitaneado los avances. De hecho, el Ibex 35 ha alcanzado la cota psicológica de los 8.100 puntos bajo la que cayó hace dos semanas al sumar un 4,7% desde el pasado viernes. El selectivo español hoy sube un 1,37%, hasta los 8.122,6 puntos. Se ha visto aupado por dos 'pesos pesados' como BBVA y Banco Santander. En general, el sentimiento en la renta variable sigue siendo positivo, como muestra Wall Street cotizando cerca de máximos históricos.
La libra continúa ganando terreno respecto al euro y al dólar y alcanza ya máximos de mayo del año pasado en el cruce con la moneda común y altos del mismo mes pero de 2018 respecto al billete verde. Una libra se intercambia por 1,14 euros y por 1,36 dólares.