Uno de los giros inesperados en la resolución del caso Credit Suisse ha sido que los bonistas de deuda contingente convertible (CoCos o también llamados AT1 al ser capital adicional de nivel 1, los de más riesgo para el inversor) perderán todo su dinero sin que esto ocurra con los accionistas, que son quienes realmente cierran el orden de prelación en supuestos de impago. El mercado considera que las autoridades suizas han roto así las reglas del juego.
Las bolsas occidentales querían acabar la semana con buen sabor de boca, pero la banca no se lo ha permitido. Más en concreto, Credit Suisse, que vuelve a estar en el epicentro del 'terremoto' con un nuevo desplome de sus acciones. El temor a una nueva crisis financiera no se disipa en ninguno de los dos lados del Atlántico. En consecuencia, y pese a un comienzo de la sesión claramente positivo en el Viejo Continente, las ventas se han impuesto y los principales selectivos registran caídas superiores al punto porcentual. Las pérdidas son menos acusadas que en las pasadas jornadas, pero en el caso del mercado español son más que suficientes para arrojar el peor balance semanal desde febrero de 2022: el Ibex 35 ha bajado un 5,81% desde el pasado viernes y ha caído bajo los 8.800 puntos.
En medio del vuelco que ha dado el mercado de renta fija con la crisis del Silicon Valley Bank (SVB), el Tesoro Público ha salido de nuevo al mercado en busca de financiación.
Lunes de duras pérdidas en las bolsas de Europa. Los inversores han seguido deshaciendo posiciones en la renta variable en el inicio de esta nueva semana. Al contrario de lo que daban a entender los futuros a primera hora, los índices principales del Viejo Continente ya comenzaron el día en negativo. Y, según avanzaron las manecillas del reloj, las caídas fueron a más llegando incluso a superar el 4%. El EuroStoxx 50 ha visto muy de cerca los 4.000 puntos, aunque ha terminado cerca de los 4.100. El Ibex 35 español, por su parte, ha firmado su peor día desde el pasado junio. Si el viernes terminó sobre los 9.200 enteros, hoy se ha colocado incluso bajo las 9.000 unidades. Al cierre de la sesión, el índice se ha situado en los 8.958 puntos tras caer un 3,51%. Ambos selectivos han cedido sus respectivos soportes, según el análisis técnico de Joan Cabrero, asesor de Ecotrader.
Durante las primeras horas del lunes, el mercado de renta fija reaccionó con mucha agresividad, especialmente los vencimientos más cortos de las curvas soberanas. En los principales bonos con vencimiento a 2 años, como el alemán o el estadounidense, la jornada igualaba, en compras de deuda, los días de más tensión que se vieron en las crisis más fuertes de las últimas décadas y en fechas señaladas como 2008, 2001 o 1987.
La caída de SVB ha revivido al fantasma de Lehman Brothers. La primera pregunta que se plantean los inversores tras otro lunes negro en los parqués es si la quiebra del banco californiano puede desatar una crisis como la que se produjo en 2008. Los expertos consultados por elEconomista.es creen, de manera unánime, que aunque ambos bancos han sido intervenidos y tienen problemas de liquidez... las similitudes terminan ahí.
La tendencia de compras generalizadas en renta fija que comenzó a mediados de octubre ha encontrado su primer obstáculo en el último mes. Febrero no le ha sentado nada bien al mercado de deuda, tanto, que ya se han borrado todas las ganancias que dejaba el índice mundial de renta fija de Bloomberg. En la última jornada de febrero el selectivo deja un balance anual del -0,21%, perdiendo toda la subida que llegó a acumular hasta el día 2 de febrero, que llegó a alcanzar el 4,7% desde el primer día del ejercicio.
Las expectativas de subidas de tipos en la eurozona euro están acelerando. Los mercados están anticipando que el Banco Central Europeo (BCE) va a ser más agresivo de lo que se esperaba hasta ahora y, por primera vez, los inversores han llegado a descontar una subida de tipos de interés en Europa el año que viene.
¿Qué significan las subidas en bolsa de estos meses? ¿Estábamos en enero en el rebote de un mercado bajista, o estamos ahora en febrero en solo un frenazo dentro de un nuevo mercado alcista? ¿Estamos en un rebote del gato muerto? Joaquín Gómez, director adjunto de elEconomista.es y asesor de Tressis Cartera Eco30 analiza el mercado mano a mano con Finect.
El entorno económico y financiero es, sin duda, "complejo", en palabras de Rodrigo Buenaventura, presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), durante la presentación de su nuevo plan de actividades. En un contexto de subidas de tipos de interés y de elevada inflación, el supervisor pondrá uno de sus focos en proteger aún más a los pequeños inversores, y lo hará verificando que las entidades cumplen con sus obligaciones, así como identificando malas prácticas en los productos y servicios que promuevan características ASG, y en los más complejos y con impacto a largo plazo, así como en la comercialización de productos de renta fija, dado que es necesario promover la adecuada comprensión de los inversores de los efectos que el actual entorno de subida de tipos puede tener en estas inversiones.
El último dato de inflación estadounidense del mes de enero (del 6,4%, frente al 6,5% de diciembre y el 6,2% estimado) dio muestra de que la economía norteamericana no se está enfriando al ritmo esperado y los temores a una recesión y una política monetaria de nuevo más agresiva -tras la última subida de los tipos en 25 puntos básicos- volvieron a ponerse sobre la mesa.
El inversor con un perfil más agresivo, que dedica la mayor parte de su cartera a invertir en bolsa y que representa al 17% de los españoles, según el último Observatorio de Inverco, recupera ya la mitad de todo lo que perdió en 2022.
La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) ha decidido reforzar las advertencias que las gestoras de fondos de renta fija deben comunicar a sus partícipes. El dinero está volviendo a la renta fija, y el regulador quiere evitar sustos para quienes contraten estos productos, y más teniendo en cuenta el acelerón en el lanzamiento de nuevos vehículos que invierten en este tipo de activos por parte de las gestoras, y la fuerte entrada de nuevos partícipes.
No es necesario centrarse únicamente en las colas a las puertas del Banco de España para darse cuenta de que los inversores han vuelto a ver el atractivo en la renta fija después de un 2022 para borrar del registro. La rápida subida de tipos de interés en las principales economías del globo permitió levantar las expectativas en la deuda soberana al igual que lo hizo su rentabilidad a vencimiento, que no es capaz por el momento de paliar el efecto de la inflación en geografías como la eurozona por el momento.
Con la renta fija se puede perder, y la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) quiere que los partícipes lo tengan claro en un momento en el que el dinero entra a espuertas a los fondos que construyen sus carteras con este activo, que en muchos casos son vistos por el partícipe como una alternativa al depósito aunque su esencia sea muy distinta. Para ello ha lanzado una nueva guía técnica, que sustituye a la anterior de 2017 y estará en consulta pública hasta el próximo 31 de marzo, en la que insta a las gestoras a dar más información a los partícipes en los fondos con objetivo concreto de rentabilidad y de aquellos con una política de inversión muy similar a estos, que se estructuran también con una cartera de renta fija mantenida a vencimiento, pero que no informan, con carácter general, sobre la rentabilidad estimada que podría llegar a alcanzar.
En los primeros 40 días del año el mercado de renta fija parece querer convencer a los inversores de que este ejercicio no va a ser como el pasado, que dejó las pérdidas más abultadas en deuda que se han visto en décadas. Lo normal, según los principales índices de deuda del mercado, es que se consigan ganancias en los primeros compases del año;de media, el índice de renta fija mundial de Bloomberg, que recoge todo tipo de bonos, de todas las calificaciones, sube un 2,46%. Y, si se analiza el comportamiento de las distintas categorías de renta fija en este periodo, es la deuda de más riesgo, denostada por muchos analistas e inversores, la que está dejando los mejores resultados.
La gran crisis financiera mundial que comenzó en 2008 supuso un antes y un después en la financiación del Estado y el ahorro de los españoles. Hasta esa fecha, los pequeños inversores llegaron a prestar uno de cada diez euros que las arcas públicas necesitaban a corto plazo. Es decir, tenían en su poder en torno al 10% de las letras del Tesoro, esos instrumentos que ahora han desatado las imágenes repetidas en las últimas semanas de largas colas a las puertas del Banco de España para comprarlas. Hoy el porcentaje es muy distinto, aunque un último dato publicado por el Tesoro muestra un importante salto, incluso antes de producirse esas colas, desde el apenas 0,02% en el que se movía en los últimos años.
Es el perfil del inversor el que marca inicialmente el equilibrio de los pesos de la cartera entre la renta variable y la fija (además de la liquidez o algún otro tipo de activos). Sin embargo, este equilibrio siempre estará totalmente condicionado por las características del mercado y el entorno macroeconómico ya que es lo que te da mayores o menores rentabilidades y riesgo en los activos de renta fija y, en consecuencia también, la prima de riesgo a pagar por la rentabilidad que sí te puede dar la bolsa.
El perfil conservador del inversor español, con el que se define el 33% de los españoles, según el último Observatorio Inverco, y el aumento de la rentabilidad de la deuda pública ha derivado en largas colas a las puertas del Banco de España de personas dispuestas a hacerse con una Letra del Tesoro en plena ola de frío. La fiebre por comprar estos títulos no responde a que sean los más rentables, ni tampoco los únicos que ofrecen rentas. La mayoría de bonos aporta ahora rentabilidades atractivas, que en muchos casos compiten con los dividendos que reparten las cotizadas.
El ajuste monetario del Banco Central Europeo (BCE) ha devuelto el atractivo a las letras del Tesoro, hasta el punto colapsar la web del organismo.Este escenario dista mucho de lo que ocurría hace unos meses, cuando la deuda española a más corto plazo era ignorada por los inversores. Entonces, estos tenían que pagar por prestar con los tipos de interés en negativo. Pero ahora la fotografía financiera ha cambiado mucho y el retorno de las letras, también.
Hace apenas tres meses, los inversores exigían un plus de casi dos puntos más de rentabilidad por comprar un bono estadounidense a 10 años (T-Note) frente a la que pedían a la deuda homóloga alemana (Bund). Esta diferencia ocurría mientras los tipos de interés oficiales en EEUU se situaban en la horquilla del 3,75-4% y en la eurozona, en el 1,50%, es decir, a 2,25 puntos porcentuales de distancia. La brecha en la deuda de ambos países se ha reducido, sobre todo en los últimos días. Ahora es de 1,2 puntos porcentuales, la menor vista en los últimos 27 meses, adelantando que el precio del dinero se acercará en ambas regiones.
Nunca un enero ha sido tan positivo para la renta fija global en los últimos treintaitrés años (los índices de bonos de Bloomberg y Barclays ofrecen datos desde 1990). El precio de una cesta representativa de deuda a nivel mundial ha subido un 3,3% este mes, tras desplomarse más de un 16% en 2022 ante el cambio de rumbo de los bancos centrales.
El equipo gestor de Dunas Capital considera que esperar un comienzo de bajadas de tipos de interés para la segunda parte del año por parte de los bancos centrales, una vez que la inflación alcance su pico, no casa con los mensajes que están lanzando estas instituciones y por la propia dinámica del ciclo. Razón por la que estiman que más bien vendrá una etapa de meseta donde las presiones de los efectos de segunda ronda de las subidas salariales, sobre todo, podrían terminar por decepcionar.
Si la política monetaria de los bancos centrales y la inflación fueron los dos grandes vectores de los mercados el año pasado, en 2023 lo continúan siendo, a la espera del ansiado pico que el consenso de analistas espera que se produzca a no más tardar en el primer semestre de este año. Los datos macro de Estados Unidos apuntalan la idea de que la Reserva Federal deberá realizar el esperado pivot en el primer trimestre, ante el enfriamiento que empieza a mostrar la economía norteamericana, como subraya el mercado hipotecario, la caída del ahorro de los hogares, una menor inversión en capex de las compañías o un mercado laboral donde se están frenando las contrataciones. Indicios de que las medidas de la Fed están calando, a juicio de JP Morgan AM.
Las gestoras no están dispuestas a desaprovechar la oportunidad que representa ahora una renta fija que vuelve a estar en disposición de cumplir con su papel tradicional en las carteras, el de diversificar y ofrecer rentas, tras años en los que apenas ha ofrecido rentabilidad. La prueba es que solo el año pasado lanzaron más de una veintena de estos productos, que invierten en deuda a largo plazo. En concreto se registraron 23, según los últimos datos publicados por Inverco, a cierre de año. Ninguna otra categoría, entre las principales de los fondos nacionales que invierten en activos españoles, experimentó un crecimiento tan fuerte. Tras ellos se situaron los fondos con un objetivo concreto de rentabilidad no garantizado, que se construyen, también, con una parte importante de renta fija. En su caso se lanzaron 17 nuevos.
Cada vez hay más evidencias del apetito hacia la renta fija. Con el reclamo de unas rentabilidades más altas, no vistas en años, los fondos que invierten en deuda corporativa acumulan ya doce semanas consecutivas de entradas de dinero en Europa, según los datos de Bank of America, que reflejan que la semana terminada el pasado 11 de enero captaron alrededor de 4.600 millones de dólares (unos 4.200 millones de euros al cambio), que es la cifra más elevada en 78 semanas, es decir, desde el verano de 2021.
Dejar el dinero aparcado para no tener exposición al mercado ha perdido atractivo frente a una renta fija de corto plazo y otros activos, como los depósitos, que ya ofrecen retornos interesantes para los inversores.
Desde hace ya varios meses gestores y analistas se han cansado de repetir el atractivo que presenta la renta fija, especialmente la corporativa, en el contexto económico actual. Con la inflación retrocediendo desde los máximos que se vieron el año pasado y los bancos centrales acercándose al final del proceso de subidas de tipos, las rentabilidades a vencimiento de los bonos han alcanzado ya niveles suficientemente atractivos para volver a incluirlos en cartera.
Los bonos europeos llevan de fiesta desde Año Nuevo. Una serie de atenuantes ha permitido esta semana una relajación en los rendimientos que no se corresponde con los riesgos que se atisban en el horizonte. Varias lecturas de inflación positivas y la reciente caída en los precios de la energía han hecho subir los precios de los bonos soberanos de la eurozona esta semana. Pero las todavía elevadas tasas de inflación no hacen prever una moderación del Banco Central Europeo (BCE) en breve y los datos de estas jornadas ocultan matices.
Tras varias semanas de sequía, las dos grandes entidades financieras del país por capitalización, Banco Santander y BBVA, fueron las encargadas de retomar este martes las emisiones de deuda en España. Es habitual que la ventana de financiación se reabra en los primeros días de enero y esta vez no se ha hecho esperar, aprovechando la liquidez propia de estas fechas y la tranquilidad con la que ha iniciado el año el mercado de deuda. Entre ambas captaron 4.500 millones de euros a través de bonos y cédulas.