Que Sánchez es un hombre sin escrúpulos es algo conocido por todos. Antes de marcharse de vacaciones realizó una purga profunda en su Gobierno, en la que echó por la ventana a todo sospechoso de meter la pata, excepto al ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, porque no le encontró sustituto.
Parece inconcebible que, transcurridos 20 años desde los ataques terroristas del 11-S y dos décadas de guerra en Afganistán, decenas de miles de muertes y los miles de millones gastados no hayan bastado para reconstruir el país asiático.
Hace veinte años desde que contemplamos horrorizados y en directo el choque de tres aviones contra el World Trade Center y el Pentágono, mientras el cuarto no alcanzaba su objetivo. Todos recordamos dónde estábamos en aquellos momentos y es lógico que lo recordemos porque aquel día cambió el mundo y comenzó el siglo XXI.
Cuando Donald Trump decidió que American First resultó que con ello liquidaba una tradición secular de la política americana, la de considerar a EEUU como la nación indispensable para garantizar la paz en el mundo. Y cuando Biden ganó las elecciones pareció que retornaba la cordura, pero la precipitada y vergonzosa retirada de Afganistán provocó tal sorpresa que al principio costaba creerlo.
La construcción de nación ha fracasado manifiestamente en Afganistán. Daron Acemoglu del MIT ha dilucidado una importante razón para ello: Occidente adoptó un enfoque de arriba hacia abajo para establecer instituciones estatales, a pesar de que Afganistán es una sociedad profundamente heterogénea organizada en torno a las costumbres y normas locales. No obstante, los factores económicos también desempeñaron un papel fundamental.
Estados Unidos ha atacado con un dron al presunto planificador del atentado que mató al menos a 170 personas, ente ellas 13 soldados norteamericanos, el jueves en el aeropuerto de Kabul, informaron portavoces militares de EEUU.
Durante casi una década, el Inspector General Especial para la Reconstrucción de Afganistán (SIGAR, por sus siglas en inglés) alertó en sucesivos informes que el fraude, el despilfarro y el abuso se habían enquistado en los 145.000 millones de dólares que los contribuyentes estadounidenses han gastado para reconstruir el país. Tanto es así que estimaba que la mala gestión de los fondos resultó en una pérdida de casi 20.000 millones de dólares desde 2002.
El elevado número de asesores con los que cuenta Irene Montero siempre ha sido objeto de polémica. Algo lógico si se tiene en cuenta que la ministra de Igualdad está rodeada de 17 altos cargos, una cifra que supera la de otros quince Ministerios, incluyendo algunos de la importancia de Defensa o Interior. Se comenta, además, que en la oposición no sólo siguen sorprendidos por el gran número de colaboradores que Igualdad acumula. Aseguran que no consiguen datos actualizados y completos sobre las labores de cada uno de ellos. Muchas veces se le ha preguntado a Montero sobre las funciones de su personal de confianza y siempre ha eludido contestar, dicen en varios partidos. El último ejemplo de ello estuvo en una respuesta por escrito en el Congreso ante preguntas de Vox. En el texto se leía simplemente: Las funciones no pueden ser especificadas, al ser tareas de asesoramiento en diversas materias propias del departamento. Como es previsible las respuestas evasivas no satisfacen a la oposición que, dicen, seguirá intentando que Montero ofrezca datos sobre su ejército de asesores. Con todo, las mismas fuentes indican que no confían en recibir unas aclaraciones reales por parte de Igualdad.23/08 | El Economista
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Hace ahora casi un siglo, en 1923, Oswald Spengler exponía por primera vez, en el segundo volumen de su Decadencia de Occidente, la reflexión sobre el ocaso al que se encaminaba nuestra encumbrada civilización occidental. Un planteamiento que hoy se manifiesta en toda su crudeza en la vergonzante retirada de las tropas norteamericanas y del resto de aliados ante el avance de los talibanes y con la pasividad de los gobiernos y de las sociedades occidentales ante el genocidio afgano.
La celebración del XX Aniversario de los atentados de las Torres Gemelas, el próximo 11 de septiembre, se verá ensombrecida por la caótica retirada de Afganistán, con un grave problema de logística para poder retirar a los ciudadanos americanos y a su colaboradores y familiares a través del aeropuerto de Kabul, la capital afgana, conquistada por los talibán.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, han agradecido este sábado la labor de España en la redistribución de refugiados provenientes de Afganistán. El Gobierno español ha creado unas instalaciones temporales de acogida en el aeródromo de Torrejón de Ardoz, desde donde son trasladados a otros países europeos para ser acogidos.
Mientras los militares disparaban gases lacrimógenos para controlar la multitud de afganos que intentaban acceder al aeropuerto de Kabul y el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, actualizó a la nación sobre los esfuerzos de evacuación, los talibán respondían a las protestas en varias ciudades con disparos y palizas.
Hay un proverbio japonés que afirma que una reputación de mil años puede depender de la conducta de una hora y tiene razón. La caótica retirada americana de Afganistán ("messy" ha dicho Biden) ante el meteórico avance talibán ha dado un duro golpe no solo a la imagen del actual presidente, que heredó el problema pero es el único responsable del caos de estos últimos días, sino también a su reputación internacional de los atestados Unidos. Y eso es una pésima noticia.
En sus reflexiones sobre la caída de Kabul en manos de los talibanes resaltaba un compañero en este oficio de la comunicación que lo peor que te puede pasar hoy en el mundo es ser mujer en Afganistán. Las crónicas de quienes pueden contarlo son aterradoras. Éxodos masivos, torturas, mutilaciones, asesinatos y represión especialmente sobre las mujeres a las que se somete a la invisibilidad, a la voluntad de los varones y se les prohíbe cualquier vida pública.
En las últimas semanas, los talibanes han realizado una rápida ofensiva a lo largo y ancho de Afganistán para recuperar el país que ya dominaban a inicios de siglo. Los compromisos de paz firmados en 2019 y 2020 han quedado en papel mojado una vez que EEUU anunció la retirada definitiva de sus tropas. El grupo terrorista tomó este domingo Kabul, lo que afectará de forma decisiva a la economía del estado fallido.
Los talibanes iniciaron este domingo el asedio a Kabul y sus combatientes han tomado posiciones en varias entradas de la capital, a la espera de que se alcance un acuerdo para una transición pacífica de poder con el Gobierno afgano.