La Comisión Europea inició, en junio de 2021, un proceso de revisión del Reglamento eIDAS, por el cual se rige la identificación electrónica y los servicios de confianza. Esta revisión tiene por objetivo ampliar la protección de los usuarios de servicios en línea y asegurar la fiabilidad de las partes que se relacionan en una transacción digital en todo el territorio europeo, corrigiendo los errores anteriores que han llevado a una fragmentación entre países, gracias a la implementación de soluciones comunes realmente interoperables. Objetivo 2030: ciudadanos con identidad digital.
Las estimaciones de los expertos nacionales señalan desde hace tiempo que, para el año 2030, casi 3 de cada 10 españoles superará la barrera de los 65 años. Esto, teniendo en cuenta que las mismas previsiones establecen en aproximadamente un 27% el porcentaje de población menor de 30 años, significa que habrá prácticamente la misma proporción de personas mayores que de jóvenes. Ante esta situación, se hace imprescindible que gobiernos, instituciones, sociedades y, desde luego, también el tejido empresarial, estén preparados para dejar a un lado el contexto coyuntural de la transición demográfica y afronten una pirámide demográfica invertida real.
La fuerte erosión sufrida por el tejido productivo en España en los dos años ya casi cumplidos desde el estallido de la pandemia deja un horizonte, en plena recuperación, en el que la creación de empleo se podría ver limitada en el medio plazo. Concretamente, a finales del pasado 2021 -últimas cifras oficiales disponibles-, nuestro país registraba 77.831 empresas menos de alta en la Seguridad Social. Pero es más, si observamos la sangría de cierres que se experimentó en los peores meses de la pandemia, los del confinamiento en los meses de marzo y abril de 2020, solo se han podido recuperar el 40% de todas esas empresas que cesaron su actividad.
La empresa de recursos humanos enfocada en la digitalización y gestión de nóminas, PayFit, ha firmado un acuerdo con Signaturit, -legaltech española especializada en servicios de confianza y gestión de transacciones digitales-, por el cual se producirá en España un acuerdo de integración para que los clientes de la compañía puedan adquirir este nuevo servicio.
Un año y medio después del estallido de la pandemia, el tejido productivo aún no ha logrado engrasar la maquinaria para recuperar los niveles precrisis tanto de actividad como de tamaño en términos de número de compañías de alta en el sistema. Concretamente, la medida la ofrece el dato arrojado recientemente por la Seguridad Social que registró a finales del mes de junio casi 63.000 empresas de con menos de 50 trabajadores menos que antes de la crisis.
Incertidumbre. Este el término que mejor define la situación que vivimos desde hace ya más de un año y medio, cuando la crisis provocada por la pandemia puso entre la espada y la pared al tejido empresarial. La difícil tesitura en la que se encuentran tanto grandes como pequeñas y medianas compañías es síntoma inequívoco de una ralentización económica que previsiblemente experimentará un aumento de la morosidad empresarial cuando finalicen las ayudas gubernamentales.
Tras más de 35 años de pertenencia a la UE, España cuenta con el dudoso honor de contarse entre los Estados miembros cuya gestión de las transferencias de recursos provenientes de Bruselas más dejan que desear.
Desde hace algunos años, especialmente desde la crisis de 2008, el concepto de empresas 'zombis' resulta familiar. Sin embargo, la crisis económica derivada de la pandemia ha extendido aún más su uso. Definidas como empresas que no pueden cubrir sus gastos financieros con sus resultados, España registra ahora mismo en torno a 40.000.
Marzo de 2021. Hoy, último día. Doce meses después, España anda sumida en horas muy bajas. La batalla sanitaria prosigue. En el frente económico las pérdidas se cuentan por cientos de miles y las víctimas en curso son y serán copiosas. En lo social, el país empieza a estar desmontado. La pobreza y las desigualdades se agudizan y recientes altercados como los de Barcelona transmiten una infausta imagen de España en el mundo. Y políticamente estamos en las manos menos idóneas tanto por los unos como por los otros y por los terceros. España, con ese paisaje, no saldrá de la hecatombe hasta dentro de mucho tiempo.
Echar la vista atrás y recordar el momento en el que se inició el Gran Confinamiento hace justo un año produce cierto vértigo. En cuestión de una semana, nuestra forma de vida y de hacer negocios cambió radicalmente. Para todas las empresas, sin excepción. Atenazados por el miedo a contagiarnos por un virus desconocido y paralizados por una incertidumbre jamás antes experimentada, nos vimos obligados a encerrarnos en casa para proteger nuestra salud y la de nuestros empleados. Y, desde allí, tuvimos que desplegar la que, sin duda, ha sido la mayor estrategia empresarial de contingencias antes diseñada.
España será uno de los países de la Unión Europea peor parados en la crisis del Covid, no solo por las previsiones de caída del PIB, también por el impacto que la pandemia tendrá en el tejido empresarial y que se estima en unos 155.000 millones de euros, según las previsiones del informe elaborado por la Asociación de Mercados Financieros de Europa (AFME) junto a PWC.
30/12 | El Economista
elEconomistaAmerica Colombia
Acompañar al sector empresarial del país en el camino de la recuperación es una de las apuestas del Gobierno Nacional en medio de la coyuntura generada por el Covid-19.