El Banco Central Europeo (BCE) ha actualizado este jueves sus previsiones macroeconómicas para la eurozona (área compuesta por los 20 de la Unión Europea que usan el euro) y, al igual que en las ocasiones anteriores, ha recortado sus cálculos sobre el crecimiento al mismo tiempo que contempla una mayor subida de los precios, dando forma así a un escenario de estanflación (estancamiento de la economía y alta inflación).
El compás de espera en el que se mueven las bolsas de Europa en las últimas semanas a la espera de conocer las medidas que tomará Christine Lagarde hoy en la reunión de política monetaria del BCE, ha favorecido que algunos selectivos, como es el caso del EuroStoxx 50, hayan ido en las últimas horas a martillear de nuevo la zona de mínimos que alcanzaron el pasado 18 de agosto.
El Banco Central Europeo (BCE) ha advertido este miércoles de que el impuesto del Gobierno italiano a la banca afectará sobre todo a los bancos menos significativos. Según el ente monetario, el tributo podría llegar a poner en peligro una transmisión fluida de las medidas de política monetaria y afirma que el importe del mismo podría no ser proporcional a la rentabilidad de las entidades ni afectar a todas por igual.
Las bolsas de Europa han cotizado durante buena parte de este jueves con cautela y muchas dudas, y han acabado el día con pérdidas mesuradas. El EuroStoxx 50, índice de referencia en el continente, ha terminado bajo los 4.300 puntos. Por su parte, el Ibex 35 ha retrocedido a los 9.500 tras haber tanteado otra vez los 9.600 enteros. Las fuertes caídas de la banca, el sector que tiene más peso sobre el selectivo español, han impedido que este derribara dicha barrera y han provocado una caída final del 0,47%, dejando al índice en los 9.505,9 puntos. No obstante, el Ibex es el índice bursátil menos bajista del Viejo Continente en el balance de agosto, pues sus pérdidas desde el cierre de julio son del 1,4%, mientras el EuroStoxx ha corregido un 3,9% desde los máximos anuales que marcó hace 31 días.
Las bolsas de Europa han comenzado este lunes con descensos contenidos, pero pasados los primeros compases varios índices se han cambiado a las alzas, aunque moderadas, y los números verdes han terminado predominando al final del día. De esta forma, el EuroStoxx 50, referencia del continente, ha marcado nuevos máximos desde octubre de 2007 sobre los 4.470 puntos (y cerca de los 4.500 intradía). El Ibex 35 español, en cambio, ha flaqueado bajo los 9.700 enteros, una cota que se le resistió al cierre de las dos pasadas jornadas.
El sector servicios trae malas noticias para la eurozona. Tras meses siendo el puntal que sujetaba la actividad en la región ante la debilidad de las manufacturas, su debilidad empieza a manifestarse mientras que los precios en el mismo evidencian la persistencia de la inflación. La peor combinación posible para la economía del bloque y para el rumbo de un Banco Central Europeo (BCE) -se vuelve a pronunciar el temido término estanflación- al que se le complica aún más determinar el ritmo de los tipos de interés ante el incipiente deterioro económico y unas presiones inflacionarias a las que les cuesta aflojar.
El sector inmobiliario chino ha vuelto a dejar en las últimas semanas titulares preocupantes que se suman a las dudas sobre las perspectivas económicas del país, con un crecimiento menor de lo esperado y con la amenaza de la deflación plenamente candente. En este contexto, se espera de las autoridades un mayor estímulo y una de las vías en las que se confía es en la senda a la baja de los tipos de interés. Volviendo a abaratar el precio del dinero se espera que la actividad gane tracción poco a poco. El consumo, por ejemplo, es uno de los flancos débiles. Pero el equilibrio no es tan fácil y Pekín sigue dudando.
El Tesoro Público español ha colocado este miércoles un total de 2.048 millones de euros en letras a tres y nueve meses, por encima del rango medio previsto. El organismo ha remunerado menos la última referencia que, no obstante, ha recibido una mayor demanda por parte de los inversores que las letras a tres meses, cuyo interés ha marcado un nuevo máximo desde hace 12 años.
La divisa de Rusia, el rublo, marcó ayer mínimos desde marzo de 2022 en su cruce con el dólar estadounidense. Ello hizo que el Kremlin presionara al banco central del país para que pasara a la acción, criticando su política monetaria "blanda" (en palabras de Maksim Oreshkin, asesor económico de Vladímir Putin, presidente del país). El Banco de Rusia (BCR) se reunió de emergencia el mismo lunes, pero no ha sido hasta este martes cuando ha anunciado su decisión: una contundente alza de tipos.
La desinflación se frenó el mes pasado en Estados Unidos. El índice de precios al consumo (IPC) ascendió del 3% de junio al 3,2% interanual en julio, según los datos publicados este jueves por la Oficina de Estadísticas Laborales del país (BLS, por sus siglas en inglés). Se trata del primer incremento en 13 meses. En cambio, al IPC subyacente, que excluye los precios de la energía y los alimentos (por ser más volátiles), se ha moderado por cuarto mes consecutivo y se ha situado en el 4,7% interanual, su tasa más baja en 21 meses (desde octubre de 2021).
El Banco Central Europeo (BCE) ha valorado que la inflación en la eurozona esté disminuyendo, aunque augura que seguirá siendo "demasiado alta durante demasiado tiempo", por lo que el garantizará que los tipos de interés oficiales se fijen en "niveles suficientemente restrictivos durante el tiempo necesario para lograr que la inflación vuelva a situarse pronto en el objetivo del 2% a medio plazo".
Menos de 24 horas ha tardado el Gobierno de Italia en matizar el impuesto sobre los beneficios extraordinarios de la banca que, por sorpresa, anunció a última hora de la tarde del lunes. Una noticia que provocó fuertes pérdidas ayer en el sector en bolsa no solo en el país mediterráneo, sino en toda Europa, que borró casi 10.000 millones de euros de capitalización de un plumazo.
El Tesoro Público de España ha celebrado este martes la primera emisión de letras de este mes de agosto. Ha sido también la primera subasta después de las elecciones generales, que ha dejado un parlamento muy dividido. Asimismo, ha sido la primera tras la última subida de los tipos de interés del Banco Central Europeo (BCE), que hace menos de dos semanas llevó el precio del dinero a su nivel máximo en 22 años (tasa de depósito: 3,75%). En este contexto, el rendimiento de las letras a seis meses ha subidomientras el de las letras a 12 meses ha caído por primera vez en lo que va de año aunque, no obstante, estas últimas han sido las que han recibido una mayor demanda por parte del mercado.
El Banco de Inglaterra (BoE) sigue avanzando en el endurecimiento de su política monetaria, aunque en esta ocasión ha optado por reducir la velocidad. El banco central de Reino Unido ha decidido este jueves subir los tipos de interés por décimo cuarta vez consecutiva, colocando el precio del dinero en el 5,25%, un nivel que no se veía desde hace más de 15 años (marzo de 2008). Este último incremento ha sido de 25 puntos básicos, es decir, de menor magnitud que el decretado en junio, tal y como esperaban la mayoría de los expertos. La desinflaciónbritánica, que ha tardado más en materializarse que en las demás grandes economías occidentales, ha permitido al BoE ser menos 'agresivo' (o hawkish) en esta ocasión, moviéndose así al mismo ritmo que la Reserva Federal estadounidense (Fed) y el Banco Central Europeo (BCE) la semana pasada. Pero, a diferencia de estos, el organismo inglés no ha dejado la puerta abierta de forma tan clara a hacer una pausa en las alzas de los tipos a final del verano.
El Banco Central Europeo (BCE) ha cumplido con su palabra y ha vuelto a subir los tipos de interés. El incremento que su Consejo de Gobierno ha decretado este jueves ha sido de 25 puntos básicos, al igual que las dos ocasiones anteriores (en mayo y junio pasados). La institución monetaria sitúa de esta forma el precio del dinero en la eurozona en el nivel más alto desde 2001 en el caso de la tasa de depósito y, por tanto, la coloca en el máximo histórico (en el 3,75%). No obstante, el tipo de referencia principal pasa a su nivel más elevado desde 2008 al situarse en el 4,25%. De cara a su próxima cita, el BCE deja todas las puertas abiertas, excepto la de un recorte de los tipos.
El Banco de Japón (BoJ) ha dado la sorpresa este viernes. La entidad central nipona ha anunciado las decisiones tomadas en su reunión de estos dos últimos días y, si bien ha mantenido los tipos de interés en mínimos (y en negativo), ha flexibilizado la rentabilidad máxima de los bonos como hizo en diciembre. Un paso que, según los expertos, implica cierto endurecimiento monetario por parte del BoJ, algo especialmente llamativo dado que el organismo se caracteriza por llevar a cabo una política ultraflexible y acomodaticia (al contrario que los demás grandes bancos centrales).
Como se esperaba, la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, ha dejado este jueves todas las opciones abiertas -excepto bajar los tipos de interés- de cara a la próxima reunión que el Eurobanco mantendrá el 14 de septiembre. "Podemos subirlos o podemos mantenerlos", ha dicho Lagarde después de confirmar la subida de 25 puntos básicos en julio, la novena consecutiva de este ciclo.
El 21 de julio de 2022 es una de las fechas más significativas en la historia del Banco Central Europeo (BCE). Fue el día en el que la institución subió los tipos de interés en la eurozona por primera vez en más de una década. Era un incremento más que esperado por los mercados ante la creciente inflación a la que, además, la Reserva Federal estadounidense (Fed) y el Banco de Inglaterra (BoE) habían comenzado a hacer frente hacía meses. El BCE tardó más en dejar atrás la línea de salida, pero desde entonces ha elevado el precio del dinero en ocho ocasiones seguidas y en 400 puntos básicos, pisando el acelerador como nunca antes lo había hecho. Todo ello con el objetivo de domeñar la subida de los precios en el Viejo Continente, una meta que todavía no ha conseguido y que no espera alcanzar hasta 2025. Además, el endurecimiento de la política monetaria se ha notado (y se seguirá notando) en los bolsillos de los europeos.
El Banco Central Europeo (BCE) cumple años, aunque la realidad es que tiene poco que celebrar. Los precios en la eurozona suben a un ritmo que más que triplica el objetivo de inflación de la institución y algunos componentes como los alimentos no muestran signos claros de moderación. No es de extrañar que el BCE se encuentre en su vigésimo quinto aniversario en medio de una crisis. En su corta vida, los diferentes presidentes de la institución y sus Consejos de Gobierno se han enfrentado a cinco crisis de naturaleza muy diferente: el estadillo de una burbuja tecnológica en Estados Unidos; una crisis financiera aliñada con una burbuja inmobiliaria en varios países del euro; una crisis de deuda soberana que casi acaba con la moneda única; una pandemia mundial... y cuando ya parecía imposible que la situación empeorase, llega la mayor subida de la inflación en décadas, junto a una guerra en territorio europeo.
El Tesoro Público español ha captado este martes 1.980,39 millones de euros en letras a tres y nueve meses, en el rango medio previsto, y ha elevado la remuneración de ambas referencias a niveles máximos desde 2011 y de toda la serie histórica, respectivamente. Los rendimientos de ambas referencias no solo baten la tasa de inflación en España, sino que también se mantienen por encima del nivel en el que se encuentra la tasa de depósito marcada por el Banco Central Europeo (BCE). En concreto, esta se sitúa actualmente en el 3,5% y suele tomarse como referencia en los mercados por ser la rentabilidad que obtienen los bancos de la eurozona cuando aparcan su liquidez.
Las bolsas de Europa cierran la semana, el mes y la primera mitad de 2023 con alegría. Este viernes han cotizado con ganancias desde primera hora que han terminado rondando el 1% en todos los mercados. En España, el Ibex 35 ha superado durante la sesión la barrera de los 9.600 puntos, aunque después ha cerrado en los 9.593 enteros, alcanzando así niveles que no visitaba desde febrero de 2020. En general, la renta variable no se ha achantado en las últimas semanas a pesar del tono combativo que la banca central ha mostrado contra la inflación, lo que implica más subidas de los tipos de interés en el más corto plazo y, en última instancia, una probabilidad más alta de que se produzca una recesión económica.
Los bancos centrales mantendrán los tipos elevados debido a que la inflación no bajará a corto plazo por el mayor gasto público que tendrán que afrontar las administraciones en materia de defensa y transición ecológica, tal y como explicó el expresidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) pidió este lunes a los bancos centrales que sigan subiendo los tipos de interés y mantengan una política monetaria restrictiva hasta que la inflación subyacente baje, a pesar de los efectos negativos que pueda tener sobre el mercado de trabajo.
Tras una semana marcada por el perfil bajo de la agenda macroeconómica, tanto en Europa como en EEUU, la última semana del semestre promete un mayor dinamismo. Sobre todo, a sabiendas de que se conocerá el Índice de Precios al Consumidor de países de calado de la eurozona, como Alemania, Francia, Italia, España o el conjunto de la eurozona.
Las ventas y, por tanto, los números rojos han sido generalizados este jueves en los parqués europeos desde primera hora. Las bolsas del Viejo Continente han afrontado la cuarta sesión de la semana con caídas que han llegado a superar el 1%, aunque en las últimas horas se ha moderado. Aun así, ha imperado el tono negativo ante la mayor dureza mostrada por la banca central alrededor del planeta.
La inflación sigue haciendo la vida imposible a los británicos. El IPC de marzo conocido este miércoles volvía a marcar una tasa de dos dígitos por séptimo mes consecutivo cuando la lectura para la Eurozona en el mismo mes fue del 6,9% y en EEUU del 5%. El 10,1% publicado por la Oficina de Estadísticas Nacionales (ONS por sus siglas en inglés) constata una realidad palmaria: Reino Unido tiene una inflación, a priori, más enquistada que sus socios entre las economías desarrolladas. ¿Por qué?
Las perspectivas de un nuevo incremento en los tipos de interés por parte de la Reserva Federal de EEUU después de que Jerome Powell, subrayara ayer durante su informe semestral al Congreso la necesidad de controlar la inflación, han enfriado los ánimos alcistas en los mercados occidentales. Y es que, el mandatario norteamericano expuso en su discurso a la Cámara Baja del país que se necesitaban dos aumentos más este año, algo que era "una suposición bastante buena".
La vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Asuntos Económicos y para la Transformación Digital, Nadia Calviño, ha asegurado este miércoles que España recuperará el PIB prepandemia en el segundo trimestre de este año, que ya está a punto de finalizar y cuyos datos se conocerán a finales del próximo mes de julio. Con los datos macro en la mano, incluido un IPC que ronda el 3%, la titular económica sugiere que España ya no necesita más subidas de los tipos de interés, si bien el BCE piensa en el conjunto del euro y respeta sus decisiones.
Un comunicado y una rueda de prensa después han sido suficiente para revolucionar la previsión del mercado sobre el futuro de los tipos de interés en la Eurozona. Hasta este jueves, los mercados situaban el tipo terminal –el punto mal alto del precio del dinero en este ciclo de subidas- en la zona del 3,5-3,6%, mientras que los analistas especulaban con la llegada de una pronta pausa en el alza de tipos, ante la notable desinflación en la Eurozona – el IPC ha pasado del 10,6% al 6,1% en cosa de meses-. Sin embargo, el BCE y su presidenta, Christine Lagarde, han dejado entrever que irán un paso más allá justo cuando el banco central estaba a punto de llegar a la meta. ¿Por qué? El mercado laboral fuerza al BCE a ir más lejos, por más tiempo.
El Banco Central Europeo (BCE) va a poner a prueba la resiliencia de la industria bancaria en el continente con la retirada masiva de alrededor de medio billón de euros, el equivalente a dos economías de Portugal (PIB) juntas. Se espera que los bancos se vean forzados a devolver unos 500.000 millones de euros en préstamos baratos de la era de la pandemia, todo de una tacada. A su vez, los bancos tendrán que buscar otras fuentes de financiación -a priori más caras- para mantener en equilibrio su balance.