Uno de los indicadores de inflación que más utiliza el Banco Central Europeo (BCE) para orientar el rumbo de su política monetaria está dando malas señales en 2023, al persistir una fortaleza que puede obligar al organismo a subir los tipos de interés más de lo previsto.
El mercado laboral de EEUU está decidido a no dar tregua. En mayo se crearon 339.000 puestos de trabajo frente a los 195.000 que se esperaban, según ha publicado este viernes la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS) del Departamento de Trabajo de EEUU. Además, el dato de nóminas no agrícolas de abril, que ya fue fuerte, se ha revisado al alza: de 253.000 a 294.000. El número de marzo también se ha corregido al alza: el añadido en los dos meses previos es de 93 empleos. La contratación sigue enseñando músculo y desafiando las esperanzas de la Reserva Federal de un enfriamiento en el mercado de trabajo que aplaque los riesgos de mayores presiones inflacionarias.
El Banco Central Europeo (BCE) cumple años, aunque la realidad es que tiene poco que celebrar. Los precios en la eurozona suben a un ritmo que más que triplica el objetivo de inflación de la institución y algunos componentes como los alimentos no muestran signos claros de moderación. No es de extrañar que el BCE se encuentre en su vigésimo quinto aniversario en medio de una crisis. En su corta vida, los diferentes presidentes de la institución y sus Consejos de Gobierno se han enfrentado a cinco crisis de naturaleza muy diferente: el estadillo de una burbuja tecnológica en Estados Unidos; una crisis financiera aliñada con una burbuja inmobiliaria en varios países del euro; una crisis de deuda soberana que casi acaba con la moneda única; una pandemia mundial... y cuando ya parecía imposible que la situación empeorase, llega la mayor subida de la inflación en décadas, junto a una guerra en territorio europeo.
El Banco Central Europeo (BCE) ha emitido una advertencia sobre los peligros a los que se enfrenta la banca europea convencional debido al crecimiento de las Instituciones Financieras No Bancarias (NBFI, por sus siglas en inglés), también conocida como 'banca en la sombra'. Según este informe, las NBFI, que incluyen fondos de inversión, aseguradoras y otros vehículos/entidades especializadas en nichos del mercado financiero, están planteando una amenaza cada vez mayor para la estabilidad financiera en Europa. Los crecientes vínculos entre la 'banca en la sombra' y las entidades convencionales puede provocar una suerte de 'efecto dominó' en el sector financiero si la primera ficha (la 'banca en la sombra') cae.
La baja rentabilidad de los depósitos se ha convertido en una de las cuestiones que más controversia genera entre los ahorradores. Aunque el interés que ofrecen ha subido en el último año, aún se encuentra muy por debajo del de otros activos como las letras del Tesoro o los fondos monetarios. Los expertos creen que esta 'anomalía' que se produce de forma generalizada en la Eurozona, pero especialmente en España, está relacionada con el exceso de liquidez del que todavía goza la banca. Sin embargo, las políticas de drenaje de liquidez puestas en marcha por el Banco Central Europeo (BCE) podrían estar cerca de hacer efecto y forzar a los bancos a luchar por el ahorro. Los depositantes serán los grandes beneficiados, mientras que la banca se enfrentará a una situación de creciente fragilidad.
A falta de un día para finiquitar el mes, el euro acumula una pérdida próxima al 3% frente al dólar estadounidense. Y en esta jornada la divisa comunitaria ve cómo su precio llega a ser inferior a 1,07 billetes verdes. "Continúa de capa caída tras marcar máximos anuales a finales del mes de abril, cuando un euro se intercambiaba a 1,11 dólares", recuerda en un comentario Diego Morín, analista de IG España.
El Banco Central Europeo, con 25 años, ha alcanzado mayoría de edad. Pero es, con mucho, es el más joven de los principales bancos centrales y el único sin un gobierno federal a sus espaldas.
"Este va a ser un verano muy interesante". Así se podría resumir la percepción del panorama en los mercados que tiene Orla Garvey, gestora sénior de carteras en el equipo de Crédito en Federated Hermes. Esta experta admitió en una entrevista con elEconomista.es la semana pasada que "la incertidumbre es elevada" ante el menor crecimiento económico a corto plazo, que se da por hecho en prácticamente todos los rincones del planeta.
El riesgo de una nueva crisis en Reino Unido no es inminente, pero no puede descartarse ante el endurecimiento de la política monetaria que el Banco de Inglaterra (BoE) está llevando a cabo, cuyo final no está claro. El banco central británico ha elevado los tipos de interés en 440 puntos básicos desde finales de 2021 con el objetivo de controlar una inflación que, aun a día de hoy, sobrepasa con creces su objetivo. Es por ello que el riesgo de recesión económica no incomoda al Gobierno. "Al final el único camino hacia el crecimiento sostenible es bajar la inflación", ha argumentado el máximo responsable de las Finanzas británicas.
El parte médico no es el mejor: la economía de EEUU se dirige poco a poco a la recesión y su mercado inmobiliario a una considerable corrección. Si el precio de la vivienda sirve como termómetro, la realidad es que ha caído un 6,53% en el primer trimestre de 2023 respecto a los tres meses anteriores. Este es el mayor descenso trimestral desde 2010, cuando el sector inmobiliario todavía se encontraba KO, digiriendo la crisis financiera que hundió la economía de EEUU. Sin embargo, aunque son muchas las previsiones y los análisis que apuntan a una caída importante la vivienda en el país, en ningún caso se vaticina un descenso como el de entonces. En esta ocasión, los desequilibrios no son tan agudos y las familias, además, gozan de unos balances más saneados.
Los halcones de la Reserva Federal (Fed) han convencido al mercado: la subida de tipos no ha terminado, y habrá un nuevo incremento en el precio del dinero de 25 puntos básicos antes del mes de agosto. Si se cumplen las expectativas de los inversores, la Fed hará una pausa en junio, pero retomará las subidas el mes siguiente, llevando los tipos hasta la horquilla del 5,25% - 5,5%, con la intención de dar la estocada definitiva y conseguir que la inflación regrese al objetivo del 2%.
El precio de la vivienda ha sufrido ya importantes caídas en los mercados inmobiliarios más calientes del mundo durante 2022. La fuerte subida de los tipos de interés ha provocado descensos en los precios nominales desde Nueva Zelanda hasta Alemania. No obstante, en las últimas semanas se ha comenzado a producir una suerte de ilusión o espejismo: el mercado inmobiliario global se está estabilizando. El fin de las subidas de tipos parece haber relajado los intereses hipotecarios en economías como EEUU, lo que a su vez ha mejorado el sentimiento del mercado. Sin embargo, varios expertos creen que esta estabilización solo es un 'descanso' (el sosiego que reina en el ojo de un huracán) antes de que se produzca una caída mayor en los precios de la vivienda. Los tipos de interés (tardan tiempo en llegar por completo a la economía real) solo han inoculado la mitad del 'antídoto', todavía queda sufrimiento por delante.
El Banco Central Europeo (BCE) analiza en su último boletín económico el efecto sobre la economía de la subida histórica de los tipos de interés y su relación con las expectativas de los mercados. Entre julio de 2022 y marzo de 2023, la entidad bancaria central acometió subidas por valor de 350 puntos básicos, y a comienzos de mayo levantó el pie del acelerador con una nueva subida de 25 puntos. Cómo absorberá la economía este impacto se observará de forma desfasada, explican los economistas, pero el impacto sobre el crecimiento interanual del PIB real de este mismo año está cuantificado en dos puntos.
La lucha dentro del Banco Central Europeo (BCE) entre 'halcones' (defienden unos tipos más altos) y 'palomas' (prefieren una política monetaria más laxa) es una de las partes más atractivas para la prensa económica. Los propios miembros del Eurosistema contribuyen a la creación de estas 'novelas monetarias' con filtraciones intencionadas e interesadas a los medios. Esta es una tendencia que ha ganado tracción en los últimos años, algo que preocupa al BCE por su impacto en los mercados y en la credibilidad del banco central.
Los inversores más pesimistas advierten sobre el aumento de los rendimientos de la renta fija. Para ellos, la racha alcista de la renta variable de los últimos diez años se debe únicamente a que los tipos de interés han estado por los suelos, lo que no les dejaba otra alternativa rentable. Esta era habría finalizado con las subidas de tipos de los bancos centrales en todo el mundo. Entretanto, en España, la inflación sigue al alza, el FMI pide subidas de tipos adicionales al Banco Central Europeo y la reciente convulsión en el sector bancario reaviva el miedo. Pero no hay nada que temer, porque los rendimientos de la renta fija no influyen en la renta variable. Veamos por qué.
El envejecimiento de la población está afectando las finanzas públicas en todo el mundo. Este desequilibrio en la pirámide de población (generaciones con mayor edad son más vastas que las generaciones más jóvenes) parece condenar a los países avanzados a sufrir, y mucho, para sufragar unos gastos crecientes. Esta situación está llevando a las agencias de rating a lanzar una advertencia clara: el reciente aumento de los tipos de interés está incrementando el impacto del envejecimiento, generando unos costes de atención más altos y poniendo en riesgo de rating de varios países.
La subida de los tipos de interés que comenzó hace poco más de un año en Estados Unidos y se contagió el pasado verano a Europa no está cerca de terminar. "Los bancos deben prepararse para tipos de interés del 6%", apuntó Jamie Dimon, presidente y CEO de JP Morgan Chase, durante una entrevista con motivo del congreso de Banca que organiza IESE.
Las empresas no financieras del Ibex 35 han reducido su endeudamiento neto un 1,6% en el primer trimestre de 2023. Así, las 22 firmas que han revelado sus cuentas financieras correspondientes a los primeros tres meses del año -los bancos no tienen deuda, otras no han presentado aún y otras sólo ofrecen datos operativos- situaron su deuda neta conjunta en 163.562 millones de euros, frente a los 166.173 millones del mismo periodo de 2022. Esta contención se produce en un contexto de subidas continuadas de los tipos de interés por parte del Banco Central Europeo (BCE) y la Reserva Federal.
Los últimos datos de inflación de EEUU han resucitado la esperanza de los mercados en un recorte de los tipos de la Fed para este mismo año. Tras la última reunión de la institución monetaria y las palabras de su presidente, Jerome Powell, quedó claro que esta posibilidad era realmente complicada. Sin embargo, los buenos datos han provocado un crecimiento en el optimismo de los inversores, que ya lo vuelven a ver como el escenario más probable para este mismo mes de septiembre.
El endurecimiento de la política monetaria y la decisión que tomó el Banco Central Europeo (BCE) de dejar de comprar deuda a los países miembros de la eurozona dibuja un nuevo escenario en el que los países asumirán mayores cargas en intereses por su deuda. En el caso español, el Gobierno envió a Bruselas el Plan de Estabilidad, un documento que recoge las principales proyecciones macroeconómicas. En ese informe, la factura que espera pagar en 2026 es del 2,9% del Producto Interior Bruto (PIB) nominal. Aplicando las subidas previstas de este indicador macroeconómico, el coste total subirá en 14.900 millones, hasta alcanzar los 46.500 millones. Una subida moderada y asumible, recalca el Gobierno, por la gestión del Tesoro.
Sostenella y no enmendalla. Esta expresión popular que se dice en castellano antiguo para señalar la cabezonería de alguien que, por orgullo, no quiere rectificar a pesar de saber que se ha equivocado, cuadra hoy para definir la obstinación de los rectores del Banco Central Europeo (BCE) con su presidenta Christine Lagarde a la cabeza en mantener las continuas subidas de los tipos de interés para reducir las tasas de inflación, sin conseguir el objetivo, o al menos en los niveles deseados.
El Gobierno ha trasladado recientemente a la Comisión Europea sus proyecciones macroeconómicas para los próximos ejercicios. El Plan de Estabilidad recoge la evolución prevista de la coyuntura a medio plazo según el análisis del equipo de la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, con un crecimiento del PIB 2,1% este mismo año. Aunque prevé una moderación de los precios, la inflación repuntará en la segunda mitad de año. Esta previsión se realiza en un escenario central, ya con el endurecimiento de la política monetaria, y los expertos consultados explican que la restricción de crédito y el repunte de la inflación podría rebajar el optimismo del crecimiento 0,5 puntos del PIB, es decir, hasta el 1,6%.
Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo (BCE), ha admitido este jueves que los tipos de interés seguirán subiendo en la eurozona ante la fortaleza de la inflación en el sector servicios y el notable incremento de los salarios. "La inflación de los servicios sigue al alza por la reapertura y el avance de los salarios (...) Nuestra política monetaria asegurará que los tipos lleguen a niveles lo suficientemente restrictivos para devolver la inflación al objetivo" del 2%, ha asegurado tras la reunión en la que el banco central ha vuelto a subir los tipos.
La decisión de la Reserva Federal este miércoles de subir los tipos en 25 puntos básicos estaba bastante descontada, así como la idea de que esta sería la última alza del agresivo ciclo emprendido el año pasado (500 puntos básicos en 15 meses). El lenguaje del comunicado y las palabras del presidente, Jerome Powell, en rueda de prensa, apuntalaron esta idea. Aunque desde el banco central no se cierra definitivamente la puerta a otra subida más en junio, parece claro que el tipo terminal se va a quedar en el rango 5%-5,25%. La gran pregunta que se hace hoy todo el mundo es cuándo empezará la Fed a recortar los tipos ante el horizonte de deterioro para la economía, así como la temida contracción del crédito, acelerada por las últimas turbulencias bancarias.
El Banco Central Europeo se reúne mañana y contra todo pronóstico anunciará un alza de 25 puntos básicos que llevarán el tipo de operaciones de refinanciación al 3,75%. El movimiento dejaría la tasa de facilidad de depósito, de referencia para el mercado y para el propio BCE, en el 3,25%. Este es el vaticinio que proyecta la última encuesta a economistas que recopila Bloomberg y que dejaría la tasa de facilidad de depósito al mismo nivel que estuvo antes de desencadenarse la crisis de Lehman Brothers, en 2007.
Con la temporada de resultados en pleno apogeo en EEUU y en Europa, esta semana que viene, el Banco Central Europeo y la Reserva Federal estadounidense reclamarán su dosis de protagonismo con una reunión de política monetaria en la que ambos deben decidir si mantienen el pie en el acelerador de las subidas de tipos o no.
Desde septiembre, el número de hipotecas firmadas experimenta una desaceleración que se confirmó en diciembre, al romperse con 21 meses de ascensos interanuales consecutivos, con una caída del 8,8%. Tras el repunte de enero por los contratos que no pudieron ser registrados en el final de 2022, febrero ha vuelto a evidenciar que las subidas de tipos aplicadas en la eurozona desde el pasado verano ya se reflejan en el inmobiliario.
Los principales bancos centrales ya han realizado la mayor parte de las subidas de tipos de interés, si se hace caso al consenso de mercado, pero eso no quiere decir que las políticas monetarias vayan a relajarse a partir de ahora. Y es que desde JP Morgan consideran que instituciones como la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) o el Banco Central Europeo pueden realizar sus últimos ajustes al alza en las próximas reuniones pero que tendrán que pasar unos meses antes de que se vean los primeros recortes de tipos en ambas geografías.
Dentro del universo de las hipotecas en Reino Unido, hay una fórmula creativa que está volviendo a triunfar: las hipotecas compensadas (offset en inglés). Se trata de un producto que llegó en oleada en los 2000, cuando los bancos británicos competían por mantener a sus clientes, y que ahora está viviendo una segunda juventud, especialmente entre los clientes más adinerados en un contexto de subidas de tipos de interés que están encareciendo las letras.
La expansión de la eurozona continúa en abril, pero lo hace a diferentes marchas. O al menos eso es lo que reflejan los datos adelantados este viernes por S&P Global y Hamburg Commercial Bank. Los servicios tiran de la economía del Viejo Continente mientras las manufacturas viven una situación, cuando menos, complicada. Un panorama que ensombrece el mayor repunte en general desde hace casi un año y que no ayuda a despejar las incógnitas sobre qué hará el Banco Central Europeo (BCE) con su política monetaria y, más en concreto, con los tipos de interés dentro de dos semanas.