En esta época del año cada vez proliferan más los aforismos de mercado en los que los inversores buscan pistas para descifrar el comportamiento de los mercados de cara a los próximos meses. Uno de los más famosos es el de la Super Bowl, que predice con un 70% de fiabilidad lo que ocurrirá en el mercado bursátil estadounidense en el año según pertenezca el ganador a una de las dos conferencias en las que se divide la liga norteamericana.
La crisis energética ha fraguado un récord en el mercado del crudo. Gracias a las tensiones derivadas de la invasión rusa de Ucrania, Exxon Mobil está reviviendo los mejores momentos de su historia. La petrolera estadounidense se benefició de un shock de los precios del barril allá por 2008. Ahora, la historia se repite. La firma ha obtenido un beneficio histórico de 55.700 millones de dólares en el ejercicio cerrado. Este hito supera lo que fue el mejor resultado de la historia corporativa de Estados Unidos, protagonizado por la petrolera cuando obtuvo 42.500 millones de beneficio hace 15 años. Entonces, ninguna otra empresa había logrado algo similar y, ahora, Exxon Mobil bate su propia marca.
Universa Investments, el fondo de cobertura asesorado por Nassim Taleb, autor de El Cisne Negro, ha alertado a sus clientes de que la deuda creciente en toda la economía mundial está a punto de causar unos estragos en los mercados que rivalizarán con la Gran Depresión de los años 30 del siglo XX, cuyo aldabonazo fue el célebre crash bursátil de 1929.
Las bolsas de Europa y EEUU dejan atrás hoy un mes de enero que tiene visos de ser histórico. La complacencia reina de manera palmaria entre inversores y analistas y el comportamiento del conocido como el índice del miedo, el Vix, es el mejor ejemplo para ratificar esa tendencia.
Si bien es cierto que las bolsas de Europa necesitan de manera imperiosa del apoyo de Wall Street para conseguir sus objetivos alcistas, también lo es que en las últimas sesiones los principales parqués continentales han logrado dar señales de fortaleza que indican que la igualada batalla que mantienen alcistas y bajistas en las últimas semanas parece que comienza a decantarse a favor de los toros.
El presidente de la CNMV, Rodrigo Buenaventura, estimó la semana pasada que en España había pocas compañías cotizadas para el tamaño que tiene el Producto Interior Bruto del país porque las salidas a bolsa brillaron por su ausencia en los últimos años. No le falta razón si se compara el peso de las economías vecinas respecto a la capitalización total de las empresas cotizadas en cada uno de esos países (término conocido como bursatilización).
Los tímidos descensos de las últimas horas en las principales bolsas de Europa no han servido para variar un ápice la situación técnica alcista en la que están desenvolviéndose los selectivos continentales.
La bolsa europea ha vuelto a situarse en el radar de los inversores, al menos temporalmente. Según datos de Citi, los fondos que invierten en este mercado recibieron entradas netas por primera vez en casi un año en la semana que acabó el pasado miércoles, por valor de 200 millones de dólares. Por el contrario, los fondos de bolsa americana sufrieron reembolsos netos de 5.800 millones de dólares en el mismo periodo.
Las bolsas de Europa no solo no han mostrado ningún signo de agotamiento comprador en las últimas horas que ponga en jaque la posibilidad de ver una continuidad alcista, sino que han dado persistencia a la renovada tendencia alcista que han protagonizado desde que empezó el nuevo año.
Ya se conoce el calendario laboral de la bolsa española para 2023. Lo ha anunciado, como es habitual, Bolsa y Mercados Españoles (BME), la compañía operadora de los mercados nacionales de renta variable, renta fija y derivados. El año que viene contará con cinco jornadas festivas para los inversores, dos más que en 2022.
Las bolsas de Europa deben mirar lo que ocurre en Wall Street. Si bien es cierto que este axioma nunca ha dejado de cumplirse, también lo es que en el momento de mercado en el que se encuentran los principales selectivos mundiales debería ser más necesario que nunca que los índices europeos echen un ojo a lo que ocurre al otro lado del Atlántico para tener más pistas sobre su posible comportamiento en el mercado.
Las últimas subidas han llevado al EuroStoxx 50 a superar los máximos que estableció a mediados de diciembre en los 4.035 puntos y, en lo que es más importante, a superar la resistencia clave que durante los últimos meses les he venido insistiendo de los 4.050 puntos.
Los futuros de Wall Street se ponían sombríos este mediodía cuando la gran banca estadounidense descubría sus resultados trimestrales. La tendencia se ha confirmado tras la apertura. Los meses de subidas de tipos por parte de la Reserva Federal (Fed) se han notado positivamente en los números de los bancos. Han sido 425 puntos básicos de subida desde la primavera, y las entidades han visto un flujo mayor al de la época de los tipos al mínimo. Sin embargo, no es oro todo lo que reluce.
La Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) encontró este jueves otro motivo para rebajar su tono restrictivo en 2023. El Índice de Precios al Consumidor (IPC) de diciembre en Estados Unidos cayó al 6,5% frente al 7,1% del mes anterior. Un dato que concordó con las proyecciones que hacía el mercado y que también coincidió con la evolución del IPC subyacente (en el 5,7%) que descarta la energía y alimentos básicos y que se sitúa en niveles no vistos en casi un año.
Una de cal y otra de arena, como viene pasando en los últimos meses con los datos de empleo de EEUU desde la óptica de los mercados. En diciembre, según las cifras publicadas este viernes por la Oficina de Estadística Laborales (BLS) de Departamento de Trabajo, se crearon 223.000 nóminas no agrícolas frente a las algo menos de 200.000 esperadas, el paro bajó al mínimo reciente del 3,5% y los ingresos de los asalariados se desaceleraron de un 4,8% a un 4,6% interanual.
Precios altos y poco crecimiento económico. Ese va a ser el principal escenario este 2023 según baraja la mayor parte de expertos y proyectan los bancos centrales en sus últimos cuadros macroeconómicos. La volatilidad en el mercado se mantiene mientras los márgenes de las compañías se estrechan.
¿Será el 2023 el año de la recuperación en bolsa de las compañías tecnológicas? Sin duda, las tech tienen por delante una tarea titánica para recuperar el desplome del año pasado y retomar los máximos que tocaron los principales índices de Wall Street hace doce meses exactos como fue el caso del S&P 500, el Dow Jones y el Nasdaq 100.
En una época de crisis, los inversores han encontrado un refugio en la renta variable: el crimen. Algunos de los mayores expertos de Wall Street se han fijado en que mientras los sectores basados en el buen rumbo de la actividad económica se desmoronan, el negocio de las prisiones privadas ha emergido como un gran oasis en un Wall Street caótico. Mientras el S&P 500 se anota un descenso del 18,45% en lo que va de año, las principales cotizadas de este sector viven alzas superiores al 30%.
El famoso aviso mind the gapdel Metro de Londres (cuidado con el hueco, lo que en España viene a ser no introduzca el pie entre coche y andén) tiene su sentido en los mercados. El creciente hueco, brecha, escalón entre dos variables puede traer dolores de cabeza. Es lo que puede pasar con la energía y su representación en bolsa a través de las acciones.
En el período de calma de la Reserva Federal antes de que sus funcionarios se reúnan para decidir sus acciones finales este año, los observadores de Wall Street están llenando el vacío, advirtiendo en voz alta que las perspectivas del próximo año para la economía y las acciones de EEUU son sombrías.
La renta variable ha tomado impulso en la recta final del año y a la espera de ver si el rally se prolongará hasta Navidad, los grandes índices occidentales se apuntan un rebote que cancela el territorio bajista en la mayor parte de ellos. Sin embargo, el S&P 500 todavía tiene que extender su impulso otro 6,2% para salir del mismo, que supondría ver a la principal referencia de Wall Street cotizando en la zona de los 4.300 puntos.
Los expertos no compran la euforia tras las palabras de Powell y ven una caída del 12% en Wall Street para 2023. Este miércoles, los principales índices de Estados Unidos vivieron un auténtico día de optimismo tras las palabras del presidente de la Reserva Federal, que admitió la posibilidad de empezar a rebajar las alzas de tipos este mismo diciembre a los 50 puntos básicos.
Si hay un índice que se ha nutrido de la hora feliz que se vivió en ambos lados del Atlántico tras conocerse el dato de inflación de octubre de Estados Unidos al ser inferior que el esperado, ese ha sido el europeo, que a tan solo tres sesiones de cerrar el mes avanza más que el doble que el S&P 500, con un 9,5% frente a un 3,9% del americano. Además, de mantenerse esta subida, sería también el mes más alcista para la referencia del Viejo Continente desde noviembre de 2020, cuando la plaza cerró con una apoteósica alza del 18% tras conocerse el éxito de la vacuna contra el coronavirus de Pfizer.
El optimismo que generó en los mercados el dato de inflación estadounidense del mes de octubre -7,7%, tres décimas por debajo de las estimaciones- siguió difundiéndose a comienzos de esta semana. El S&P 500 llegó incluso a tocar los 4.000 puntos durante la sesión del martes.
Los gigantes tecnológicos eran los dueños y señores de una renta variable europea durante las subidas récord de Wall Street. Su poder ahora retrocede mientras las pérdidas se acumulan este 2022. Incluso después del repunte de la semana pasada, Apple, Microsoft, Amazon., Alphabet (Google) y Meta (Facebook) han perdido más de 3 billones de dólares en valor de mercado este año debido a un fuerte golpe en los ingresos y el aumento de los tipos de interés lastrando sus valoraciones. Estos problemas redujeron su ponderación en el S&P 500 cerca de un 19% desde un récord de más del 24% en septiembre de 2020.