Desde que empezaron las noticias de un extraño brote de coronavirus en la ciudad de Wuhan, China, la situación ha empeorado muchísimo. Si en un principio este virus solamente se expandía por territorio asiático, en la actualidad, países de todos los continentes están afectados por la pandemia del COVID-19.
Esta situación de alarma a nivel mundial ha provocado que muchos gobiernos hayan cerrado sus fronteras y tomado una serie de medidas que han cambiado totalmente las rutinas diarias de sus habitantes. A mayores de estas nuevas reglas, cientos de profesionales de todo el mundo han aportado consejos y recomendaciones que la sociedad tiene que llevar a cabo para que evitar que este virus se siga propagando o incluso acabar contagiados.
Una de las recomendaciones más repetidas por sanitarios y expertos de todo el mundo, es la importante tarea de lavarse correctamente las manos, sin embargo, no ha sido la única que han comentado. Aunque lavarse las manos supone la mejor medida para asegurar un menor riesgo de contagio, mantener una distancia prudente, utilizar guantes o desinfectar nuestros zapatos antes de entrar en casa, también son aspectos importantes.
Desinfectar los zapatos cuando volvemos de la calle
Aunque en algunos países ya es una costumbre, como por ejemplo en Japón, en esta situación de crisis lo más recomendable es que la sociedad en general se descalce justo antes de entrar en su casa. Esta simple acción evita que las posibles bacterias que puedan haber en la suela o en la superficie de nuestro zapato, entren en nuestra casa y puedan infectarnos. Para prevenir este problema, existen en el mercado una serie de máquinas específicas. Pero para cambiar los zapatos por nuestras zapatillas de ir por casa antes de entrar, puede ser igual de útil.
El otro punto que hay que realizar tras cambiarnos los zapatos con los que hemos salido a la calle, es el de desinfección. El COVID-19 se transmite mediante micropartículas que si están en el suelo pueden pegarse a cualquier zona de nuestro zapato. No meter el calzado que utilizamos para la calle dentro de casa, no es suficiente para alejar el virus. Solo después de limpiar nuestros zapatos, incluyendo las suelas, con lejía y alcohol o algún otro desinfectante, podemos estar convencidos de que son seguros y pueden entrar en casa.