Un reciente estudio en el que participó el neurocientífico Michael Cohen, ha demostrado que el ser humano no puede percibir correctamente los colores. Esto no quiere decir que no veamos bien los colores a cada momento, sino que los ignoramos cuando no los estamos mirando directamente. Esta afirmación surge de un experimento que llevaron a cabo con 160 estudiantes universitarios y para el cual utilizaron la realidad virtual.
Para el experimento llevado a cabo en este estudio, los científicos les pidieron a los estudiantes que vieran unos vídeos con gafas de realidad virtual. A través de ellas podrían ver un conjunto de vídeos manipulados por ellos mismos para conocer si realmente, perciben bien o no los colores. Al comienzo, los vídeos se mostrarían a todo color, sin embargo estos se iría perdiendo a medida que pasaba el tiempo.
¿Percibimos bien los colores?
Al ponerse las gafas, un sistema reconocía el movimiento de los ojos del estudiante para que siempre tuviera un punto central donde el color todavía estaría presente y así analizar si se daba cuenta de que el resto lo había perdido. Para hacerlo de manera correcta, primero fueron cambiando a blanco y negro los laterales de la imagen hasta completar toda la escena, manteniendo el punto central que se mantendría a color.
Como resultado de este experimento, los científicos descubrieron que solamente 17 de cada 100 participantes se dieron cuenta de la pérdida de color cuando se eliminaron las tres cuartas partes de color dentro de la imagen. Además, para sorpresa de todos, unos 30 de cada 100 no se dieron cuenta de que la imagen se había quedado prácticamente sin color, una vez habían convertido un 95% en blanco y negro.
Para dar respuesta a esta falta de percepción, los científicos hablaron sobre que esto ocurre por lo llamado sesgo de atención, el cual dice que la mayoría de personas ignoran las cosas en las que no están enfocando su atención. A esto hay que añadirle que las células con las que percibimos el color están situadas en la fóvea, que es la parte del ojo que usamos para centrarnos o enfocarnos a la hora de mirar algo.