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¿Por qué muchos japoneses no van a la playa cuando llega septiembre?

  • Llega el verano y pensamos en buscar un día para escaparnos a la playa
  • En España es muy fácil ver a personas disfrutando del sol y el buen tiempo
  • Esto es mucho más difícil de ver en Japón pese a que las temperaturas son abrasadoras
Imagen: iStock

Llega el verano y lo primero que pensamos es en buscar algún día para escaparnos a la playa. Ya sea para relajarse debajo del sol, o simplemente te guste disfrutar del buen ambiente y las actividades al aire libre, hay muchas playas impresionantes que están a la espera de ser descubiertas.

En España es muy fácil ver a familias pasando sus vacaciones en fantásticas playas debido a la gran cantidad y calidad de éstas. En esta época del año en que suben las temperaturas, se ven a muchas personas paseando por la orilla del mar, tomando el sol acompañados de un buen refresco o, inclusive, atreviéndose a sumergirse en el agua para nadar.

No obstante, esto es mucho más difícil de ver en Japón pese a que las temperaturas en verano son abrasadoras y aunque el número de playas superan a España por goleada. Si visitaras el país nipón a partir del mes de septiembre, te darías cuenta de que apenas pueden verse ciudadanos disfrutando de la arena y el agua. Pero... ¿por qué no?

Más allá de que los japoneses rara vez van a las playas y que en realidad no las disfrutan como lo podrían hacer otros países, existen dos motivos para que esto suceda, y probablemente ambos están mucho más relacionados de lo que podría parecer. Pero antes de nada, es necesario recordar que Japón es una metrópolis que vive muy arraigada a su cultura.

La tradición se ha convertido en un "kata" japonés

Imagen: iStock

El primer motivo pertenece a una vieja tradición, una leyenda que cuenta que a partir del 1 de septiembre, los antepasados de las personas pueden atacar a sus descendientes si se bañan en la playa. En caso de hacerlo, los espíritus tratarán de ahogarlos desde dentro del agua para llevarlos al otro mundo.

En segundo y último lugar, se cree que el mito tiene un propósito: es una 'excusa' para atemorizar así a los ciudadanos, especialmente a los niños. El objetivo de esta leyenda sería intimidar al público para que no se bañen cuando no hay socorristas en las playas japonesas.

La tradición, con el tiempo, se ha convertido en un "kata" japonés: normas de actitud no escritas pero que todo el mundo cumple a rajatabla para no romper el status quo del comportamiento que se considera normal en la cultura del país del sol naciente.

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